ESPECTáCULOS › ENTREVISTA A LA BANDA MEXICANA CAFE TACUBA, DE PASO POR BUENOS AIRES
“Este es un grupo de rock, no más”
Llegaron para presentar “Cuatro caminos”, el nuevo disco que marca su regreso tras cuatro años de pausa, con varios cambios: incluyeron un baterista, trabajaron con productores del primer mundo del rock y llegaron a un sonido más crudo.
Por Esteban Pintos
Ahí está la tercera cuarta parte de Café Tacuba –el grupo de rock latino más importante del mundo–, esperando que el tiempo pase en el pasillo de un estudio de televisión, una tarde porteña de calor y humedad. Emmanuel Del Real y los hermanos Quique y Joselo Rangel saludan, sonríen e informan que Elfego Buendía, tal el nuevo alias que adoptó el carismático cantante Rubén Albarrán, fue al kiosco en compañía de su pareja embarazada. “Ahorita regresa”, informa uno de los Rangel. Al rato vuelve Rubén, con cara de inminente padre. Es un instante de cotidianeidad pura en una de las bandas destinadas a quedar en la historia del rock y pop en español, tanto sea por su versatilidad y calidad musical, por discos soberbios como Re y el doble cuasi conceptual Revés/Yosoy, y por un acto en vivo único y excitante. Café Tacuba pasó por Buenos Aires para tocar en el Festival Quilmes Rock (el viernes, ver aparte), anoche en El Teatro y hoy en Córdoba, dentro de la primera parte de su gira de presentación de Cuatro caminos, que los volvió a reunir y poner en marcha luego de un buen tiempo de descanso. Editado recientemente, el nuevo disco muestra un saludable pulso rockero en las canciones, la inclusión de una batería a la formación estable y la participación de dos productores de la primera línea del neo-rock psicodélico de esta primera década del siglo XXI: Dave Fridman (responsable de los mejores discos de Mercury Rev y Flaming Lips) y Andrew Weiss (productor de Ween y Babasónicos).
Por todo eso, esta reanudación de acciones encuentra al grupo de Ciudad Satélite, México, en un momento muy importante para su carrera: un nuevo contrato discográfico global con la compañía Geffen (parte del conglomerado Universal) les permite llegar con su música a todo el mundo y con carácter prioritario. Por afuera del dominante mercado anglosajón, a la par de las bandas que aparecen desde países antes remotos para el rock como Suecia, Islandia o Japón, Café Tacuba se ganó un lugar desde América latina. Esa es su posición actual en la escena del pop global, nada menos. “Igualmente seguimos siendo un artículo exótico en Estados Unidos. Pero tampoco queremos dedicarnos por completo a intentar entrar en ese mercado y desde ahí con mayor facilidad de acceso al resto del mundo. Sería muy desgastante. Con lo que tenemos, ya es suficiente”, le dice a Página/12 Emmanuel “Meme” Del Real, tecladista y hombre orquesta del cuarteto, con una sencillez que impresiona viniendo de quien viene.
–Una de las canciones de Cuatro caminos dice “si no regreso, no pasa nada”. Parece una alusión irónica a la pausa que se tomaron luego de Revés/Yosoy y las especulaciones sobre una posible disolución de la banda ¿Ese fue el sentido?
Joselo Rangel: –Aunque algo te guste mucho, en una pareja o una banda de rock, puede que necesites tomarte un tiempo. Todo va creciendo y después de un tiempo se empieza a convertir en algo pesado. Por eso fue como decir “descansemos, paremos un rato, tomemos aire y regresemos”. Durante este año sabático que nos tomamos, en el que yo hice un disco solista, había gente que se me acercaba y me decía “¿ya se están separando?” Yo les contestaba que lo había hablado con Rubén, que no había por qué preocuparse. Eso me llevó a reflexionar “¿y si nos separamos, qué?” Esto es un grupo de rock, no es tan importante.
–Ese período de pausa, ¿de qué manera influyó en la composición de las nuevas canciones?
Elfego Buendía: –Más que en la composición, este tiempo trajo un tipo de diferente estado de ánimo al disco. Algunos de nosotros ya teníamos compuesto nuevo material, otras cosas fueron compuestas en el momento. Lo bueno es que tomamos un tiempo para que cada uno pueda hacer sus cosas, y eso alimentó de una forma –creo– muy alegre a las nuevas canciones. Cada uno de nosotros tuvo tiempo de ver otras cosas, viajar, trabajar de diferente forma, hacer lo que se diera en gana.
–¿Por qué decidieron incluir otros productores además de Gustavo Santaolalla y Aníbal Kerpel, con quienes ya habían trabajado en anteriores discos?
Emmanuel Del Real: –Primero tomamos la decisión de abrir el juego, invitar a otros productores a colaborar en nuestra música. Se produjo esa sensación frente a lo nuevo, algo así como lanzarse hacia algún lugar pero sin saber qué va a pasar. Teníamos cierta incertidumbre sobre cuál iba a ser el resultado. Creo que eso mantiene vivo al grupo, buscar algo arriesgado. Trabajar con Andrew Weiss y Dave Fridman fue como vivir el comienzo de algo nuevamente. El reto era integrar y hacer algo homogéneo. También hubo tres ingenieros de sonido que participaron de ese proceso, y eso le da una diversidad a Cuatro caminos que no tuvieron nuestros discos anteriores. Tal vez este nuevo disco es homogéneo como disco de rock, pero en la construcción resultó más disperso.
–Después de casi quince años de carrera, ¿cómo perciben vuestra relación con el público?
E. B.: –Cuando se está tocando, siempre es una relación diferente. Siempre cambia, siempre es nuevo. Cada vez es bien excitante presentar nuevas canciones. Nos gusta el hecho de pensar que violentamos de alguna forma al público, que no le estamos dando algo que fácilmente estarían esperando. Es adrenalínico salir con un disco nuevo y ver qué sucede. Hay nervios pero es muy interesante... Una vez que la canción es conocida, viene otro tipo de placer: perderse en la melodía, irse en ella y vivir el gozo de ese momento. Cuando es un disco o una canción nueva, no sabes cómo va a reaccionar la gente. Terminaste el disco y ya no en vivo, estás esperando que salga, qué te va a decir la gente. Es muy divertido porque tu vida cambia dependiendo de cómo lo reciba la gente. Si es más pop, te das cuenta inmediatamente porque la gente en la calle te lo hace notar. Con Reves en cambio, pasó algo distinto: empezamos a pasar más inadvertidos, y de alguna forma eso también es muy agradable... (Risas) Es bueno ser anónimo y sentirte libre, no sentirse observado.
–¿Cómo ven a la distancia cierta frialdad de recepción y difusión que tuvo Revés/Yosoy? En su momento, se habló de un disco “difícil” o “complejo”, casi como un gesto snob de vuestra parte...
Quique Rangel: –Quedamos muy satisfechos, y yo particularmente me siento muy orgulloso de esos discos, probablamente más que en el momento en que lo grabamos y salió a la venta. En ese momento sí se notaba una aprehensión de parte de la compañía con la que teníamos contrato. Si de por sí nuestra música ha desconcertado a la gente de la industria, este era el caso extremo. Y en ese nerviosismo estábamos diciendo “esto es lo que somos, esto es lo que queremos ser”. Ahora existe una historia, y se puede disfrutar fácilmente. El problema es cuando la gente que nos sigue, o los que no necesariamente nos escucha (para muchos, también, esa fue su primera referencia de nuestra música), tomaron ese discurso de la compañía. “Es muy difícil”, decían. “Es un disco instrumental, pero también hay canciones cantadas”, pero dicho sin convicción. Curiosamente la crítica, incluso en los Grammy latinos, nos trató bien, ¿por qué? No hay explicación para eso...
–Desde la aparición de Re se los ha considerado representantes y/o abanderados del rock latino hacia el resto del mundo. ¿Cómo conviven con esa “responsabilidad”?
E. D. R.: –Primero, nos representamos a nosotros cuatro... La gente opina eso y nos parece muy bueno, pero lo que hacemos es música, nada más. Es cierto que hemos logrado cosas que ni nosotros esperábamos que iban a ocurrir. Pero hay cadenas que atan al público masivo que está convencionalizado en sus gustos, por el rock anglo, por el pop, etc. Eso limita el acceso a todo lo que sea diferente. Ojalá cambiara. Pero nos hemos dado cuenta de que las barreras del mercado en inglés son muy altas y rígidas. Algo ha cambiado, sin embargo: que aparezcan artículos sobre nosotros en revistas en inglés como Spin o Rolling Stone, reseñas denuestros shows en el New York Times, también hemos tocado en festivales como Coachella o en Seattle. Eso no ocurría cuando llegamos a tocar por primera vez en Estados Unidos. Es cierto que la compañía nos ha sugerido que si tuviéramos algún tema para adaptar en inglés... Pero hasta la fecha, no tenemos nada para decir o hacer al respecto.
E. B.: –No tenemos interés en hacerlo. Pienso en alguna música brasileña que nos gusta y que ha sido traducida al inglés, y perdió musicalidad. Es triste... Para mí es ceder esa musicalidad por buscar un mercado. Me parece muy barato.