ESPECTáCULOS › PERUJAZZ, UN CRUCE DE LENGUAJES MUSICALES EN BUENOS AIRES
“El mar fue una especie de maestro”
El cuarteto peruano fusiona el jazz y las músicas de su país y va mucho más allá del híbrido. Mañana se presenta en el Ateneo.
Por Cristian Vitale
El día que Perujazz se aprestaba a grabar su disco en vivo para reinsertarse en la música popular peruana luego de diez años sabáticos, alguien les avisó que acababa de morir George Harrison. La noticia fue tan conmovedora que ameritó un homenaje espontáneo... una mínima y sentida pieza del ex beatle –“Here comes the sun”– que resultó una de las mejores del trabajo que presentarán mañana en el ND Ateneo. “El homenaje a Harrison se dio de una manera natural, justo nos avisaron que acababa de morir y sentimos que teníamos que tocar algo para él, para acompañarlo en su partida”, cuenta Manongo Mujica, el percusionista. La anécdota refleja el signo universal que conlleva el sonido de la banda. No sólo tocan jazz –y muy bien–, sino que mezclan el género con sonidos propios de su país, sin esquivar la importancia que tuvieron Los Beatles para la música popular. “John Lennon fue un visionario, un poeta musical cuya muerte la sentimos como la partida de un hermano mayor”, completa Manongo para reafirmar la idea.
El origen de Perujazz se remonta a 1984. Por entonces, cuatro músicos de trayectoria limeña (Julio Algedones, Jean Pierre Magnet, David Pinto además de Manengo) determinaron que la música tradicional del Perú se podía mixturar con el jazz. “Lo universal del idioma jazzístico –opina el baterista– implica la posibilidad de incluir elementos nuevos o ancestrales. Fue y es un proceso creativo que se dio y se da de manera espontánea.” A dos años del nacimiento realizaron su primera gira por Europa entregando una formidable fusión de jazz, landó, marinera, huayno y toques de funk que les abrió las puertas del Viejo Mundo para repetir la experiencia. “Las dos giras europeas fueron algo inolvidable. Les llamó la atención la conformación del cuarteto, en el que en vez de piano teníamos cajón. Nuestro énfasis está puesto en la estructura rítmica y esto generó la respuesta inmediata del público europeo. Además, el hecho de asociar el nombre del Perú con el jazz significaba una novedad”, admite Mujica. Otra novedad, o tal vez una rareza, es que Manongo ubica como su principal inspiración –por sobre cualquier compositor o género– al mar. “A los siete años tuve una experiencia que me marcó la vida. Estaba solo en una playa de piedras cuando el sonido de una ola me sobrecogió. La respiración del mar sobre las piedras, arrastrándolas rítmicamente... La percusión es de alguna manera un homenaje a los sonidos de la naturaleza. A través de ella me vuelvo a acercar al canto del mar, mi primer maestro”, sostiene.
–¿Por qué se dice de ustedes que son “pioneros y creadores”?
–Porque fuimos el primer grupo que buscó un sonido que reflejara el vasto paisaje sonoro de nuestro país, incluyendo la tradición del cajón peruano, dentro de un contexto musical abierto a la experimentación. La vitalidad, la intensidad, el espacio, la magia de la naturaleza siempre nos conmovieron y de alguna manera nuestra música es una metáfora sonora de la experiencia de ser tocados... Creo que aquí está la verdad.
El grupo estuvo diez años separado. Dejaron de tocar en 1990, luego de participar del New Music America Festival de Miami y grabar un disco aún inédito en Las Vegas. Y se unieron nuevamente en noviembre de 2000, con disco en vivo bajo el brazo –del que se destacan “Chincha Saudita”, “El Huayno” y “Paisaje costeño”– y la esperanza de seguir exportando sus exóticos sonidos. “Tenemos una experiencia fascinante para el público argentino. Algo que aún está por ser experimentado”, arriesgan.
–¿Cuál es la fórmula para lograr ensamblar sonidos autóctonos y jazz, sin caer en la hibridez?
–Los sonidos autóctonos representan lo esencial del folklore. Nos interesa explorar y plasmar las atmósferas. Es nuestra manera de homenajear el paisaje peruano, su riqueza, su soledad, su majestuosidad. No sé si existe una fórmula, pero apostamos por la riqueza de los ritmos afroperuanos fusionados con otros lenguajes rítmicos.
–¿Y cuál es la respuesta de la fusión en el mercado?
–Hay un resurgimiento de la música andina con elementos electrónicos que le restan pureza, pero que la hacen más accesible a las masas. La música chicha tiene un fuerte posicionamiento. Se puede ver un interés en la fusión de la música criolla con nuevos formatos. Nuevas propuestas aparecen cada día. Para nosotros y para muchos, el hecho de sobrevivir de la música es un acto heroico.
–¿Sienten que, desde el arte y la música, se puede colaborar con el proyecto de unión latinoamericana?
–Sí. La música y el arte generan un sentimiento de unión y apertura que permite reconocer los lazos comunes, las raíces que compartimos.
–¿En qué sentido podría afirmarse que la música del Perú y la de la Argentina tienen elementos en común?
–La influencia de la música andina y africana está presente en ambos países, genera un puente. Los ritmos del bombo legüero los reconocemos en huaynos. Y Rosendo Mendizábal, un mulato argentino pionero del tango, lo impregnó de las raíces africanas. Lo mismo sucede con la marinera y el tondero, música y danzas tradicionales de la costa peruana. Nosotros admiramos además músicos argentinos como Piazzolla, Yupanqui y Mercedes Sosa. Y por algo los admiramos.