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A partir de que River parece estar alejado de la lucha por este torneo Apertura, las incógnitas que atravesaban al equipo estaban relacionadas con la reacción que podrían tener los hinchas, teniendo en cuenta que Central afrontaba este compromiso como único escolta del líder Boca. Pero rápidamente las poco más de 13 mil personas que se presentaron en el estadio Monumental se volcaron no sólo por encadenar una nueva victoria ante Central, quedando a nueve puntos del líder, sino que despidieron al equipo “exigiéndole” que logre los tres puntos en el próximo compromiso que asumirá en esa cancha. Boca arribará dentro de diez días para una nueva edición de un superclásico que ya se empezó a jugar.
En esta oportunidad, River volvió a presentar ayer desde el inicio a siete jugadores formados en la institución, luego de la buena experiencia vivida en La Plata el último domingo. A esta altura, y tal como lo aclaró luego del triunfo ante los platenses, ésa será la mayor apuesta del director técnico Manuel Pellegrini de aquí a fin de año. Los jóvenes tendrán su lugar luego de las bajas producciones, también acompañadas de las lesiones, que tuvieron las nuevas figuras. De todas maneras, el desafío más grande del ingeniero será conservar su puesto para intentar obtener la esquiva Copa Libertadores de 2004, teniendo en cuenta que el nombre de Daniel Passarella ya circula por los pasillos del club...
Central llegó a este encuentro con el envión anímico que le daban sus triunfos, encadenados con un nivel muy alto de sus individualidades. Sin embargo, los rosarinos no evidenciaron esa cuota que un equipo debe tener para lograr algo importante. Central tenía la chance de lograr un golpe resonante para postularse –más allá de la derrota de Boca– definitivamente a luchar por el título, pero la falta de decisión hizo que el juego vistoso que mostró en varios pasajes del campeonato se transformara en algo esporádico e intrascendente.
Los problemas para Central comenzaron antes de salir a la cancha, debido a los inconvenientes estomacales que le impidieron jugar a Horacio Carbonari, uno de los hombres más influyentes en la estructura del conjunto de Miguel Russo. El juvenil Leonforte tuvo la responsabilidad de reemplazarlo y quedó demostrado que este equipo no consigue hacer olvidar a otro jugador, algo que Boca realiza casi a la perfección. Igualmente, River también sufrió la pérdida de Crosa (ver aparte) apenas iniciado el partido, pero el que ingresó, Ricardo Rojas, terminó siendo nada menos que la figura del encuentro.
Sin ser superior, Central controló más la pelota en el primer tiempo, pero no tuvo claridad para complicar a Lux. Inclusive, la primera aproximación de riesgo fue para River: Domínguez probó con un tiro desde lejos que se fue alto. Central contestó con un remate de Herrera y luego Herrón no tuvo suerte cuando probó de derecha dentro del área. Para colmo, como River cuenta con un goleador implacable, se puso en ventaja a través de Cavenaghi –alcanzó a Tevez en la cima de la tabla de goleadores–, quien tocó suave debajo del arco, luego de un centro de Ludueña desde la derecha.
En la segunda parte Central se adelantó en el campo y, después de empatar con un gol en contra de Ameli, tuvo chances para revertir el resultado. La falta de puntería de Messera –se lo perdió solo ante Lux–, Papa y Herrera, quien no la pudo empujar casi en la línea, fueron determinantes, y hasta se pudo ir con una derrota más abultada si Darío Husain hubiera estado más preciso. Al parecer, el espíritu también juega.