ESPECTáCULOS › LITO VITALE REGRESA HOY CON “ESE AMIGO DEL ALMA”
Una fiesta a la medianoche
Después de tres años de silencio, el músico vuelve a comandar sus reuniones de amigos, ahora desde el Ateneo y con un clima bien diferente, que aprovecha toda la emoción de tocar en vivo.
Por Emanuel Respighi
A Lito Vitale se lo percibe sereno, trabajando en su pequeño gran estudio musical que posee en pleno corazón de San Telmo. La casita de mis viejos, tal como llamó al lugar, no es más que un viejo caserón en el que el músico tiene todo lo que necesita para eternizar su inventiva: en una sala llena de equipos y cables descansan un piano de cola, una batería, guitarras y varios órganos electrónicos. Además, conocedor del arduo trabajo que requiere la composición musical, un metegol y un viejo juego de sapo decoran el patio de invierno, listos para desahogar tensiones. En el ambiente se respira música. Pese a su andar cansino, a Lito se lo ve contento: esta noche vuelve a la TV Ese amigo del alma, el ciclo musical que durante buena parte de la década del ‘90 cerró la programación del 13. Tres años después de su última emisión, el ciclo cerrará ahora la programación diaria de América, de lunes a viernes a la 0.30. “Si bien nunca tuvo mucho público, siento que era un espacio que se extrañaba”, apunta el músico en la entrevista con Página/12.
La versión 2004 de Ese amigo del alma –la octava, contando la etapa anterior– vendrá renovada. Realizado por El Oso Producciones, el ciclo trae como principal novedad que los números artísticos ya no se grabarán en un estudio de TV, sino que se realizarán en el teatro ND Ateneo y con público en las plateas. “El nuevo Ese amigo del alma –cuenta Vitale– es más tirando a fiesta de fin de día con artistas y público, una cosa más festiva. Es un final menos intimista y más compartido. No va a ser un momento de relax. Va a ser una fiesta musical todas las noches.”
–¿Qué le aporta la presencia del público al ciclo?
–Hay una verdad: los músicos tocamos diferente cuando hay público. Antes grabábamos en el estudio y siempre estaba la posibilidad de rehacer la toma. Se hacía interminable. En cambio, ahora es en vivo: un festival con invitados. Tiene la adrenalina de que el músico toca por única vez, como si fuese un show: si hay una pifiada hay que seguir tocando. Todo es más real.
–El nuevo formato aleja al ciclo de la atmósfera intimista que lo caracterizaba...
–Sí, pero eso es bueno porque es una diferencia: ahora va a ser un programa con más energía. Si bien en años anteriores había una banda fuerte, el ciclo tenía una cosa medio cool. Ahora va a ser un miniconcierto televisivo, con un tono más festivo. de hecho, antes de cada presentación, hay como una pequeña reseña realizada por los mismos artistas, que se presentan a través de la cámara con algún video.
–¿Por qué la gente mira Ese amigo del alma?
–Si el ciclo tiene algo de importante, es la calidad de los invitados. Yo soy simplemente una anécdota. Tiene una apertura musical interesante y, además, es igualitario: todos los músicos tienen el mismo espacio. Aunque, obviamente, el ciclo está hecho sobre mi gusto personal.
–Pasaron todos los géneros con excepción de la cumbia...
–Yo hice una especie de trabajo para tratar de encontrarme un punto en común con la mayoría de los artistas. Por el momento, con la gente de la bailanta no lo encontré ese puente. No por considerar a la bailanta música menor, porque es un género que hace feliz a mucha gente. Hay un par de músicos de bailanta que me parecen genuinos y tal vez los invite. Los únicos que no vienen son los músicos a los que no les creo lo que hacen.
–¿Qué es lo más complicado de hacer un programa musical, de diez minutos y en un horario casi marginal?
–En primer lugar, que lo acepte un canal. Y en segundo, armar la agenda con los músicos. Los músicos son bárbaros, pero tienen sus caprichos: como los artistas en general, son rompebolas. De todas formas, conmigo se portan bastante bien, porque saben que soy un igual. Hasta me perdonan algunas cosas que a un sonidista no le perdonarían.
–¿Por qué había dejado de hacer el ciclo?
–Hacer el ciclo es un placer personal y no deja mucha guita. En su momento, el 13 dejó de bancar los costos del ciclo y se hizo imposible bancarlo. Los últimos años había conseguido el auspicio de Telecom, pero la crisis nos mató. Yo no tengo un feeling muy bueno con Suar. No se puede ganar mucha plata con un programa musical a la medianoche de diez minutos.
–¿Es decir que en la lógica televisiva actual el programa necesita de la buena voluntad de los programadores para salir al aire?
–Sí, porque el concepto de televisión puro entretenimiento y facturación que se instauró en el país no da lugar a la cultura. El concepto se transformó en los ‘90, cuando la cultura pasó a tener un papel mucho más secundario. La obsesión por el dinero hizo que se perdiera un poco el foco. Este programa existe en la TV porque al director de programación le interesa que esté, porque si bien deja algún mango, para la TV no es guita interesante.
–¿Por qué no tiene un buen feeling con Adrián Suar?
–Porque es una persona que tiene un ego enfermizo. Si bien es alguien al que admiro y respeto, creo que tiene el problema de que está tan enamorado de sí mismo que es muy complicado que alguien trabajando para él se sienta importante. Cuando no le servís más te patea como un perro. Suar no valora el trabajo de la gente que hace sus programas: actores, guionistas, músicos... Creo que en su mente tiene la certeza de que él es todo. Y eso es una desgracia: no se puede vivir así.
–¿Volvería a trabajar con él?
–No, todavía me queda un poco de amor propio. Hubo un par de diferencias importantes y me sentí maltratado. Yo lo respeto porque es un tipo muy talentoso. Pero esa manera de ser como persona me parece muy jodida.