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Del robo de vehículos al secuestro extorsivo, con conexión policial

La banda que secuestró y asesinó a Axel no es una organización de envergadura, pero cuenta con protección policial. La Justicia busca al cabecilla, un ex convicto conocido como “El Oso Omar”.

 Por Raúl Kollmann

La Justicia y la policía seguían buscando ayer intensamente a un hombre conocido como “El Oso Omar”, a quien se considera el cabecilla de la banda de ladrones y secuestradores que mataron a Axel Blumberg. El Oso tiene domicilio en La Paternal pero en su casa, obviamente, su esposa dice que él está de viaje. La banda se dedicaba esencialmente al robo de autos, el desarme y la venta de repuestos, pero en los últimos tiempos incursionó en el rubro secuestros y tuvo cautivos al menos a tres personas, entre ellas a Axel.
Según los investigadores, no se trata de una organización de envergadura ni de gran sofisticación. “Es gente que se especializaba en ‘levantar’ autos, y en el submundo Omar tiene fama de ser un buen marcador, lo que significa que es habilidoso para falsificar el número de chasis y de motor. Los autos doblados los solían vender en Córdoba y los que no doblaban los convertían en repuestos y abastecían a algunos comercios de la avenida Warnes. La detención de Jorge Sagorsky es una prueba de lo que es esa banda. Sagorsky es hombre del mundo de los autos truchos, con relaciones con el superagenciero Alejandro Monjo y con integrantes de la Policía Federal. A raíz del control que ahora existe sobre los desarmaderos, el negocio sucio se les complicó y por eso empezaron a dedicarse a los secuestros”, le contó a Página/12 uno de los investigadores.
De acuerdo con la pesquisa, no se trata de una gran organización ni de una banda sofisticada. Hay varias evidencias de ello:
u Las grandes bandas suelen tener alguna quinta alquilada donde esconden a los secuestrados. En algunos casos se trata de lugares de más nivel y en otros de menos nivel, pero tienen la ventaja que de afuera no se ve nada y no llama la atención el ingreso de vehículos. La banda del caso Axel no utilizó una quinta, sino unas viviendas humildes en un barrio igualmente humilde. Todo indica que allí habrían convivido dos de los secuestrados, un ejecutivo de Arcor y Axel, quienes mantuvieron diálogos entre sí.
u El lugar tenía lo que se llama un abono, o sea un arreglo con policías de la seccional para que los dejaran hacer sin entrometerse. El abono no era para secuestros, algo que no se puede arreglar con una comisaría pequeña como la de Cruce de Castelar, sino para la venta de drogas. El mecanismo es que una banda de secuestradores toma contacto con quien ya tiene un kiosco de ese estilo y arreglan darle un porcentaje de lo que recauden en cada secuestro. En general, le dan el diez por ciento a quien tiene el lugar donde se esconde al secuestrado. Como se ve, en el caso Axel, la banda era poco profesional y terminó arreglando con quienes tenían el kiosco en un lugar marginal.
u Otra evidencia es que los secuestros en los que participaron no fueron planeados ni requirieron de inteligencia previa. Todos fueron al voleo, guiándose por el auto o por la casa a la que se acercaba la víctima. En el caso Axel empezaron pidiendo 50.000 pesos y terminaron arreglando por 18.000. También es prueba de una banda poco sofisticada el hecho de que hayan conservado y usado el Volkswagen Passat que le robaron al ejecutivo de Arcor.
u Estas bandas son más peligrosas. Se trata en general de individuos que pasaron por la cárcel: el Oso Omar, por ejemplo, tiene tatuajes carcelarios, y cayó más de una vez en sociedad con un hombre, un tal Chiquito Rodríguez, fallecido hace poco. El asesinato de Axel pudo ser el resultado de una reacción violenta de un integrante de la banda.
Por ahora hay tres elementos en los que aparece la vinculación policial:
u Tal como adelantó Página/12 en exclusiva, está comprobado que hubo cuatro llamados a la comisaría de Cruce de Castelar avisando que hubo tiros en las casillas de Santa Paula. Demuestra que el lugar contaba con cobertura policial.
u El detenido Sagorsky hizo una llamada a un policía federal a la hora en que se produjo el secuestro de Axel.
u El Oso Omar también tenía lazos con policías federales en el negocio del robo y doblado de autos.
El objetivo de los investigadores es capturar al Oso Omar y a un cómplice que se llamaría Martín. Ellos encabezan la banda y serían los que ejecutaron a Axel de un tiro en la sien.

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Por el control de desarmaderos, la banda incursionó en los secuestros.
Alquilaron una casa precaria en Moreno, donde tenían a las víctimas.
 
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