EL PAíS › EL CASO BLUMBERG DESDE ESTADOS UNIDOS
Solá y el Sheriff
Felipe Solá anunció que viajará a Estados Unidos para observar el funcionamiento policial. En esta nota, un jefe policial de ese país analiza las lecciones del caso Blumberg y las propuestas del gobernador.
Por Horacio Verbitsky
Atrincherado en una comisaría para mostrar en qué temible hombre de acción se ha convertido, el gobernador de Buenos Aires explicó a algunos diarios nacionales cómo piensa enfrentar el problema de la inseguridad. Felipe Solá cree que la solución pasa por sumar patrulleros y efectivos en las calles y niega que el problema tenga que ver con la corrupción policial. Incluso negó la probada participación de la maldita policía en los más graves secuestros extorsivos de los últimos tiempos, lo cual ratifica que no hay delito policial sin protección política. Además anunció que viajará a Estados Unidos para ver cómo funciona allí la policía. Como el problema parece urgente, podría adelantar algo conociendo las reflexiones que el caso de Axel Blumberg le han merecido al capitán Emilio Moreno, asistente del Sheriff del Condado de Broward, uno de los más populosos del estado de Florida.
Moreno tiene a su cargo los programas de contacto con la comunidad. Es argentino y dejó el país hace quince años. Vivió primero en Nueva York y desde hace ocho años en Broward. Tiene tres hijos, uno de ellos en la Marina estadounidense. Su función es mantener el programa de voluntarios activo y bajo control. Unas 360 personas a su cargo patrullan todos los días el Distrito VIII del Condado. No es un activista por los derechos humanos, sino un policía que reflexiona sobre la técnica de su oficio. Las que siguen son palabras del Captain Moreno:
“El caso Axel es un buen ejemplo de cómo la Policía de la provincia de Buenos Aires está estructurada para mantener su statu quo corrupto. Por ello, no importa si le agregan 5000 hombres y miles de patrulleros y disminuyen las cuadrículas. Esto podrá servir para prevenir los delitos menores o para desalentar a delincuentes sin experiencia u oportunistas. No creo que con ello logren resolver ninguno de los delitos graves. ¿Por qué? Porque la estructura está armada para apañar a todo aquel que delinca y esté dispuesto a compartir sus ganancias con la policía. Han aparecido en los últimos días personas que dicen haber llamado a la policía para denunciar que este chico se había fugado y era perseguido por los delincuentes, que lo volvieron a atrapar hasta que lo mataron. Según estos testigos la policía nunca respondió a esos llamados. Por lo cual es posible prever que la misma le proveía a esta banda un paraguas de protección. Si en vez de gastar dinero en la compra de más móviles, reclutar más personal, solicitar al gobierno nacional apoyo de las fuerzas federales y cuánta otra medida más se les está ocurriendo, invirtieran en lo que se debe invertir, rápidamente la situación empezaría a revertirse.”
“Si se hiciese una inversión genuina y real sobre las comunicaciones, creando centros de comunicación al estilo 911, el paraguas de protección policial, tendería a desaparecer. Supongamos que en el Gran Buenos Aires se crean varios de estos centros 911, uno de ellos en Tigre, que cubre Tigre, Don Torcuato y Pacheco. La gente no llama a la comisaría sino a esa central, donde es atendida por operador. Todas las llamadas son grabadas y guardadas por años. El operador recibe la llamada, toma la información y queda registrado el día y la hora del llamado. Enseguida este operador decide qué móviles deberán responder al llamado. También queda registrada el día y la hora de esa decisión, el móvil que recibe la orden de movilizarse a un determinado lugar y su respuesta. Cuando el móvil llega al lugar de los hechos debe informarlo y comunicar qué se dispone a hacer. Las decisiones no las toma el comisario de la zona sino el operador. El dispone qué móviles usar y de qué zonas. Este operador a su vez, es controlado por un supervisor, y éste a su vez por el Jefe de Turno. Como todas las comunicaciones quedan grabadas, con fecha y horario, es muy difícil inventar una versión autoindulgente de lo sucedido. Estos centros se establecen haciendo acuerdos con las compañías de telefonía celular yterrestre. El costo es compartido por toda la población, la cual en su factura de teléfono abona una cantidad mínima mensual por el sistema 911. El servicio responde también a llamadas de emergencias médicas y de bomberos. Todas las llamadas se mantienen en la más estricta confidencialidad y si el denunciante desea mantener su identidad en el anonimato se respeta. Estos centros son operados por personal civil, dependiente de la fuerza policial. En este caso dependen todos los centros 911 de la oficina del Sheriff del Condado de Broward. Este sistema desalienta la corrupción, pues se hace inmanejable para los comisarios. Al mismo tiempo fomenta que la gente efectúe más denuncias, y se comunique mejor con su policía, sin temor a posibles represalias. También mejora la respuesta policial ante un determinado hecho, ya que es más organizada , mejor dirigida y fundamentalmente más rápida y eficiente. La estructura corruptaquiere que la gente crea que esto sólo se soluciona poniendo más gente en la calle y más patrulleros. Esto será un negocio más para alguien, las cosas dentro de un tiempo saldrán mal nuevamente y entonces volverán a pedir más fondos para ser gastados donde no se deben gastar y así seguirá este círculo vicioso de nunca acabar. Mientras, la estructura que tanto daño está haciendo permanecerá intacta. Tal vez menos visible, pero intacta. Y mientras ello siga sucediendo, difícilmente las cosas mejoren.”
Moreno no es un súper cana ni lo que acaba de leerse constituye un plan de seguridad. Apenas algunas observaciones de sentido común, elaboradas a partir de la práctica profesional, por alguien cuya experiencia es al menos superior a la de los grandes especialistas en otras cosas a quienes recurre Solá, como su ex ministro Raúl Rivara o la actual Graciela Giannettasio.