ESPECTáCULOS › SE INAUGURO AYER OFICIALMENTE LA FERIA DEL LIBRO
El ritual de leer y escribir
El autor Abelardo Castillo abrió formalmente la 30ª edición, que se desarrollará en el predio de La Rural hasta el 9 de mayo próximo.
Por Silvina Friera
La feria siempre ha sido fiel a sí misma, quizá por eso festeja los 30 años de realización ininterrumpida. Empezó en 1975, cuando la Triple A mataba e instalaba el terror en todo el país. Incluso se hizo aquel “lejano” y fatídico 2002, cuando muchos pronosticaban la partida de defunción de la fiesta del libro. El acto de apertura aflojó las tensiones previas y entonó los ánimos de quienes se encargan de poner en escena un mundo abierto para que los lectores se lancen a recorrerlo con fruición. El escritor Abelardo Castillo recordó el primer libro que cayó en sus manos, un relato que se refería a un hombre candoroso o loco que se propuso encontrar el primer libro escrito por un hombre. “Ese día me enteré, estupefacto y como atravesado por la magia, de que la literatura es anterior a la escritura, y que los libros, lo que hoy llamamos libros, se inventaban y luego se recordaban y se cantaban y se transmitían a través de generaciones.” El autor de El que tiene sed y Cuentos crueles fue haciendo reflexionar a quienes lo escuchaban y no se privó de criticar, con elegancia e ironía, a los funcionarios que estaban sentados a metros del escritor. “¿Qué significa hoy exponer libros nada menos que en la Sociedad Rural, y tan cerca, dicho sea de paso, del Jardín Zoólogico –se preguntó Castillo, que por la chanza del interrogante provocó la risa y los aplausos más sinceros de la concurrencia–. Creo que significa o que debería seguir significando lo mismo que significó siempre. Una búsqueda del lector por parte de un libro, un puente entre un hombre y otro hombre.”
“Leer es descifrar una intrincada escritura que nos circunda y nos rige –advirtió Castillo–. Y no hace falta articular un discurso poético o académico para demostrar que la instrumentación de la ignorancia es el arma más formidable para aniquilar la libertad de un pueblo. Sé perfectamente que ya se han implementado dignísimos planes que intentan encauzar a los chicos y a los jóvenes en el hábito de la lectura. Pero también sé por experiencia que si no se tiene en cuenta dónde nació y cómo vive y qué come –cuando come– la mayoría de esos chicos, ningún plan pasará de ser, en el mejor de los casos, un modo honorable de pagarle a la conciencia y, en el peor de los casos, una manera de justificar el sueldo de unos funcionarios”, advirtió Castillo, vitoreado por el público. Había escritores, editores, periodistas y, fundamentalmente, lectores, ávidos de encontrarse con una nueva edición de la feria. Participaron de la inauguración representantes del gobierno nacional y de la ciudad, entre ellos, el ministro de Educación, Daniel Filmus; el secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, y el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, entre otros. “El analfabetismo, así como el semianalfabetismo, no es un problema cultural, literario, espiritual o ético: es un problema social”, concluyó Castillo.
“El sentido de la literatura, como el sentido del arte, es imaginarle un sentido al mundo. El escritor de ficciones escribe para establecer un sentido nuevo del mundo. Todos sabemos que utopía significa no lugar, ningún lugar. Un escritor no es sólo un señor que publica libros y firma contratos y aparece en televisión. Un escritor es un hombre que establece su lugar en la utopía”, concluyó Castillo. El presidente de la Fundación El libro, en cambio, reguló el tono de los viejos reclamos casi hasta neutralizarlos y optó por subrayar el espíritu de fiesta y celebración que hermana a editores, libreros y escritores. “La industria editorial se está recuperando, pero es una tarea muy difícil –aclaró Pazos–. No sólo debemos luchar contra la piratería y reprografía ilegal, sino que actualmente no tenemos un apoyo financiero como siempre lo hubo.” Finalmente, Pazos dijo que siempre sostuvieron la libre circulación del libro con la menor carga impositiva posible. Y también recordó que la lectura y la educación no son un gasto sino una inversión a futuro.