ESPECTáCULOS › ENTREVISTA AL PERIODISTA ADRIAN PAENZA

La ciencia, orgullo nacional

Su ciclo Científicos: industria argentina acaba de ganar el Martín Fierro como mejor programa cultural-educativo. Pero el periodista piensa en el mañana: “Invertir en ciencia es mirar el futuro”, dice.

 Por Emanuel Respighi

En los últimos diez años, Adrián Paenza supo saciar con rigurosidad y credibilidad su vocación periodística en tres géneros bien distintos: el periodismo deportivo (condujo La magia de la NBA y formó parte del equipo de Víctor Hugo Morales), el político (encabezó junto a Marcelo Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum el ciclo Periodistas) y ahora desanda los avances de la ciencia a través de Científicos: industria argentina, el ciclo de Canal 7 (lunes a las 20) que acaba de ganar el Martín Fierro como mejor programa cultural-educativo. Sin embargo, Paenza no se considera un periodista “todo terreno”. Más bien cree que sus heterogéneas propuestas periodísticas responden a una necesidad personal, más que profesional, que no tiene intenciones de eludir. “Yo me siento periodista, a secas”, señala en la entrevista con Página/12. “Tengo muchas áreas de interés y me siento cómodo comunicándolas. Ahora, me apasiona hacer lo que hago en Científicos..., porque es un camino nuevo, inexplorado y muy vital: estar en contacto con los científicos argentinos y con los estudiantes evita que me embrutezca y me ayuda a colocar la tabla de valores en el lugar adecuado”, subraya quien además posee un doctorado en Matemáticas.
–Al agradecer el Martín Fierro, usted defendió la educación pública, advirtiendo que “nada será posible sin científicos y estudiantes”. El razonamiento parece obvio en la teoría, pero no en la práctica...
–Porque si bien es obvio para un grupo de personas, no lo es tanto para otros que suelen tomar decisiones que nos afectan. Creo, además, que es bueno “bajar a tierra” lo que se hace en la Argentina todos los días. Si mañana cerraran todos las escuelas primarias en el país, la sociedad entera saldría a la calle, porque todos entienden lo que significaría dejar a nuestros chicos analfabetos. Sin embargo, si se cerraran todas las universidades, habría una reacción sólo de parte de los estudiantes, docentes e investigadores. La sociedad todavía no comprende la importancia y la hondura de lo que allí se genera, por eso sospecho que no lo defendería como propio. Es tarea de los comunicadores generar los vasos comunicantes que expliquen qué se hace, por qué se hace, a quién le sirve que se haga y por qué necesitamos que se avance científicamente a nivel local. Los que gobiernan, en general, lo hacen con una visión de corto plazo y el país necesita planificaciones que no pueden estar supeditadas a la duración de un presidente ni de un legislador.
–Usted está en contacto directo con las nuevas generaciones.
–Nunca perdí el contacto con la gente joven porque estoy en la facultad desde hace exactamente cuarenta años. De manera que lo único que hice en el ciclo fue aprovechar mi relación con ellos para encontrar ideas e impulsar proyectos. Cada camada es mejor que la anterior, aunque haya gente que quiera verlo al revés. No es cierto que todo tiempo pasado haya sido mejor. Por supuesto que hay ejemplos en contrario, pero en promedio, no tengo dudas de que cada generación es mejor que la anterior. Aunque más no sea porque tiene incorporados más datos que su predecesora.
–¿La clave de Científicos... es que se acerca a la cotidianidad?
–Una clave del programa es el formato. Y en eso es fundamental la producción de Claudio Martínez y de su mujer Edy Gerber. Los contenidos son obviamente primordiales, pero la presentación televisiva con esa dinámica y agilidad le quita el acartonamiento que es tan tentador cuando se habla de ciencia. Ser riguroso no significa ser solemne. Y esa idea se plasma en el ciclo. Muchas veces uno no entiende por qué le gusta algo: le gusta y listo. Y en este caso creo que el formato tuvo mucho que ver.
–Es paradójico que el programa que ganó un Martín Fierro y tiene el reconocimiento de la prensa y el público haya estado a punto de ser levantado por las autoridades del 7...
–No puedo hacer comentarios sobre eso porque yo nunca sentí que estuvieran por levantarlo. No se me escapa la locura que hubierasignificado que sacaran del aire a Osvaldo (Quiroga) y Cristina (Mucci), pero no escuché que la misma suerte íbamos a correr nosotros. Claro que podía estar cocinándose por detrás de nosotros y que no lo supiéramos.
–¿Cómo ve el rol de Canal 7 en cuanto a la formación cultural-educativa? ¿Cree que la nueva programación marcha por buen camino?
–No quiero opinar sobre la nueva programación porque no la conozco, pero todavía nos debemos una discusión intensa y profunda sobre la función del canal estatal. Debemos debatir previamente con los distintos estamentos que cubran todas las áreas de interés, formular un proyecto, elegir los ejecutantes, ponerlo en marcha y auditar su cumplimiento.
—¿Cree que el gobierno de Kirchner avanzó un poco en política científica o no percibe que se hayan dado pasos visibles en ese sentido?
–Aquí estoy convencido: el gobierno de Kirchner hizo en un año y un mes mucho más que todo lo producido por los gobiernos después del golpe de 1976. Kirchner eligió al mejor ministro de Educación que tuvo la Argentina en años (Daniel Filmus) y se rodeó de colaboradores honestos, capaces e idóneos. Tuvo y tiene un oído sensible para atender las necesidades del área, comprende la profundidad de lo que significa planificar el país futuro y, por sobre todas las cosas, escucha. Y en este país, eso no es poco viniendo de quienes suelen vivir aturdidos por el poder. Yo no lo voté, pero mientras la política sea esta, estoy dispuesto a colaborar. Es un momento particular para el despegue de la ciencia en la Argentina y es nuestra obligación aprovechar el impulso y la sensibilidad que hay en el Gobierno hoy para motorizar esta posibilidad. No ignoro las dificultades presupuestarias; ni siquiera creo que sea aceptable el dinero que se dedica hoy a la ciencia. Pero tampoco ignoro que hay sensibilidad. Y eso me parece muy valioso. Por otro lado, siempre hay un grupo de personas atentas a corregir cualquier desvío: los estudiantes. Ellos son el presente y el futuro.
–¿Por qué los gobiernos no ven la ciencia como motor de cambio?
–Sólo miran el período en el que tienen un contrato con la sociedad. Invertir en ciencia es mirar el futuro: es como llenar las heladeras de otros. Hay que tener muy claro cuál es el objetivo y tener cualidades de generosidad y grandeza. Hacen falta estadistas. ¿Alguien puede nombrar cuántos estadistas hubo y hay en el país, gente que pueda elevarse del nivel del piso y pensar el futuro de frente a la sociedad que lo elige? Creo que la respuesta a esa pregunta habría que buscarla por allí.

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Paenza explica por qué su ciclo fue bien recibido: “Ser riguroso no significa ser solemne”.
 
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