ESPECTáCULOS › LOS EXHIBIDORES RECHAZAN LA REGULACION DEL MERCADO DEL CINE
Una polémica que recién comienza
Los representantes de las multisalas salieron a quejarse de la resolución que fija cuotas de pantalla para los films nacionales, pero el Instituto Nacional de Cine dice que “no peligra el negocio”.
Por Mariano Blejman
Como era previsible, Goliat se quejó por las reglas que propuso David para regular la exhibición de cine nacional. El conjunto de los exhibidores manifestó ayer preocupación por la resolución 2016-04 que emitió el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) regulando la presencia de cine argentino a través de la cuota de pantalla y la media de continuidad. El presidente del Incaa, Jorge Coscia, respondió con virulencia las declaraciones de los exhibidores. “Esperemos que no den una lección de mezquindad. Son medidas criteriosas, que no ponen en peligro el negocio del cine”, respondió ayer Coscia a Página/12. La polémica estalló el mes pasado, cuando un conjunto de películas argentinas (Luna de Avellaneda, Los guantes mágicos, El abrazo partido, La niña santa, Ay Juancito) fueron desplazadas de las pantallas por los tanques hollywoodenses como Troya, Harry Potter y Shrek 2, entre otras. Leonardo Racauchi, representante de la Cámara Argentina de Empresarios Multipantallas (CAEM), contó ayer a este diario: “Estamos analizando la resolución. Después de sacar números veremos cómo seguir”.
Por lo pronto, Coscia adelantó a este diario que, en el caso de ver señales de rebeldía, lanzará “una segunda batería de medidas que incluya la posibilidad de gravar considerablemente la calificación de películas extranjeras que estrenen con más de 20 copias en Argentina. Además, podríamos establecer patrones más severos sobre medias de continuidad. No queremos, pero si es necesario lo haremos”, dijo. Desde el 1º de julio, los exhibidores deberán ajustarse a una cuota de pantalla de una película argentina por sala por trimestre y una media de continuidad que ronda entre un 25 por ciento a un 8 por ciento, según el tipo de película, tipo de sala y la temporada. La resolución se basó en la Ley de Cine 17.741 del ’94 y en el decreto 1405 del ’73. Ayer por la mañana, un cable de noticias decía que la Caem no descartaba acciones legales. Por la tarde, consultado por Página/12, Racauchi prefirió poner paños fríos: “Sólo digo que estamos analizando los pasos a seguir”. Y Coscia respondió: “Si los exhibidores están dispuestos a tomar medidas legales, van a dar una clara lección de mezquindad. La Argentina atravesó una enorme crisis. Ellos han ganado dinero. Sólo pedimos que no jueguen con el trabajo argentino”.
Racauchi dice que la medida traerá perjuicios sobre los exhibidores. “No se puede establecer una media del 20%, cuando el nivel de ocupación de los multicines es de un 40%. Eso nos causa perjuicios. Además, la cuota exige estrenos que la producción nacional no tiene para dar.” Racauchi argumentó que las multipantallas manejan 300 salas y la mayoría de las películas estrenan con 10 copias. “No sabemos cómo se implementará. Siempre les dimos salida a las películas nacionales, pero ahora tendremos la obligación de estrenar.” Coscia se preguntó ¿por qué las mismas empresas que aquí se quejan toleran la cuota de pantalla en Brasil? ¿Por qué los empresarios de Corea del Sur toleran una cuota cinco veces más grande que la Argentina? A su vez, Racauchi puso el ejemplo del Village Recoleta, de 16 pantallas, que debería estrenar 16 películas por trimestre, 64 films por año, de una producción argentina de 50 estrenos. “Si se decide estrenar en Recoleta, ¿el resto de las salas no tendrá que exhibir films argentinos?”, se quejó Racauchi.
Elena Suñé, de la Asociación de Exhibidores de la Provincia de Buenos Aires, perteneciente a la Federación de Exhibidores que preside Ricardo Martínez Tanoira, explicó: “No estamos contra el cine argentino. Todo lo contrario, pero sí estamos en contra de la regulación. Somos exhibidores argentinos, apoyamos el cine argentino. No nos parece acertado no participar en la resolución. Lo que más nos preocupa es la media de continuidad, que hace que una sala con una afluencia de público baja tenga que continuar con la exhibición de una película que no se ve. Es una forma de cercenar la posibilidad de que el público elija”. Coscia respondió: “No queremos expulsar el cine de Hollywood, sino que ese cine no nos expulse a nosotros del país. Que los exhibidores no den una imagen patética”.Los exhibidores han convocado a una pronta reunión para evaluar pasos a seguir. Suñé, en tanto, descartó cualquier acción legal: “Siempre tuvimos buen diálogo con el Incaa. Vamos a acercar nuestra preocupación y nuestras inquietudes. Creemos que el tema se va a ir resolviendo, pero la regulación no funciona, la comercialización tiene que ser de acuerdo a lo que exige el mercado”, dijo Suñé. Para Coscia, los exhibidores no deben apresurarse en sus decisiones: “También protegeremos las cadenas más débiles. Cuando el mercado quiere dominar, los países quedan exprimidos. Tenemos que terminar con la dictadura de mercado que vivimos en los últimos doce años”.