ESPECTáCULOS › LA ACTRIZ ESPAÑOLA ANTONIA SAN JUAN PRESENTA SU ESPECTACULO “OTRAS MUJERES”
“Soy como una lectora de la realidad”
Su figura cobró notoriedad por su papel de travesti en la película Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar. Pasado mañana, en ND Ateneo, representará en escena doce monólogos atravesados por el humor y el absurdo.
Por Hilda Cabrera
Como si se tratara de cuentos “portátiles”, mínimos, la actriz canaria Antonia San Juan despliega en una hora y media doce historias en un espectáculo que denominó Otras mujeres, y que presentará pasado mañana en el ND Ateneo, de Paraguay 918, en dos únicas funciones: a las 20 y 23. Se supone que en este montaje, conformado por monólogos, influyó su brillante aporte a la película Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar. Este fue su primer show tras el éxito de aquel film rodado en 1998, donde compuso a “la Agrado”, un travesti que conquistó a todo tipo de público. Agrado es quien ayuda a buscar en los sectores marginales de Barcelona al padre (también travesti) del hijo de Manuela, muerto al ser atropellado por un automóvil.
Pocas horas después de su desembarco en Buenos Aires, instalada ya en una antigua mansión de San Telmo, restaurada y convertida en hotel, Antonia comenta, en la entrevista con Página/12, haber recibido numerosas propuestas para el cine desde aquel desempeño. Y fue así. Filmó cortos y largometrajes, como El pan de cada día (2000) y Asfalto, de Daniel Calparsoro, una controvertida película calificada por algunos críticos de “cine chungo”. La actriz compuso allí el papel de madre de una jovencísima y rebelde Lucía que vagabundea junto a dos amigos. Otros títulos fueron Ataque verbal, de Miguel Albaladejo; Piedras, exhibida en 2001, donde se caracteriza a cinco mujeres de diferente condición a partir de los zapatos que usan. En esta película de Ramón Salazar, Antonia interpreta a la dueña de un puticlub. Octavia, una reflexión sobre las ideologías, del experimentado Basilio Martín Patiño (realizador de la conmovedora Canciones para después de una guerra), es otro de los films en que participó, como así también en Amnesia (2002), de Gabriele Salvatore, retrato de un grupo de individuos que vive al margen de los códigos socialmente aceptados. Entre sus últimas interpretaciones se encuentra El veneno del teatro, “la historia de un marqués que le pide a una actriz que actúe un texto suyo y que a través de escenas de gran realismo acaba envenenándola”. Según la actriz, “una muerte en directo”. La acción de este espectáculo, invitado al Festival de Teatro Milano Oltre, transcurre en el siglo XVIII. Su escritura es contemporánea, pero con “formas clásicas” y referencias a escritores de aquel tiempo. “Cuando se trabaja con buenos directores, una pretende que haya continuidad en el nivel artístico. Por eso, si lo que me ofrecen no es suficiente, prefiero desecharlo”, puntualiza la actriz.
–¿Cuáles serían esas condiciones “suficientes”?
–Que los directores elijan guiones donde los personajes tengan psiquismo y las historias no sean huecas. Que lo escrito sea lo adecuado a las expectativas que una se va armando con lo que más desea.
–¿Cómo era su trabajo antes de Todo sobre mi madre?
–Había hecho tres películas, pero en general no estaba conforme y decidí que lo mejor era dedicarme al teatro. Llevaba diez años en eso antes de que me conocieran por Todo sobre mi madre: primero, en un grupo de teatro universitario, y luego en cafés-teatro.
–¿Dejó definitivamente su lugar en Las Palmas para probar suerte en Madrid?
–¿Y qué iba a hacer? Como actriz, mi única salida era Madrid. Salí huyendo hacia la capital.
–Y no le fue mal: varios films en los que actuó fueron exhibidos en festivales internacionales...
–Piedras viajó a Berlín (en el 2002), y también lo pusieron en Buenos Aires. En Italia trabajé con Gabriele Salvatore, director de Mediterráneo (Oscar 1992 a la mejor película extranjera). En Octavia, de Patiño, compartí el elenco con Miguel Angel Solá y Blanca Oteyza
–¿Siente mayor afinidad por el cine que por el teatro?
–Me gusta y me siento bien en los dos siempre que puedo “armar” personajes como éstos de los monólogos que estreno ahora en Argentina. Había estado en Buenos Aires, pero sólo para acompañar la presentación de Todo sobre mi madre, con Cecilia Roth en el papel de Manuela.
–¿Le molesta que se publicite Otras mujeres asociándola a aquel film?
–No me importa que me clasifiquen. Es un disparate enfadarse por algo así. Que los demás piensen lo que les dé la gana. Una pone lo mejor de su parte en cualquier papel. Esta es mi profesión. Hago teatro, escribo, estudio textos y tengo mi propia empresa productora de teatro.
–¿Los textos de sus monólogos son todos suyos?
–Algunos han sido escritos por mí y otros en colaboración con Félix Sabroso, que es director de cine, Enrique Gallego y Miguel Albaladejo. Ellos me entregan una primera escritura que relleno con cosas mías, con los hechos que se publican en los diarios y aparecen en la TV. Me gusta informarme sobre lo que ocurre en mi país y en el mundo, y utilizo todos los elementos que sirven a la “ideología” de cada uno de los personajes que vamos creando. Incluimos hasta los vomitivos problemas en los que nos ha metido el gobierno anterior con su apoyo a la guerra en Irak y los dolorosos conflictos que surgen de las inmigraciones a España. Me considero “una lectora de la realidad”, y eso se nota en mis espectáculos, que modifico en cada función.
–¿Propone algún punto en común entre los personajes de sus monólogos?
–No. En este espectáculo que presento ahora cada mujer cuenta una historia distinta y de manera diferente. Todos los monólogos comienzan en clave de comedia y terminan en otra cosa. Puede que aparezca algo que relacione a estas mujeres, pero no es ésa la intención. Ellas profundizan en sus incapacidades, en las situaciones de soledad y en las “miserias” más íntimas. En general parecen mujeres fuertes en lo exterior y vulnerables por dentro.
–¿Por qué las llama “otras”?
–Si hubiera puesto como título Mujeres, solamente, se hubiese pensado que estaba copiando el nombre de otra película de Almodóvar: Mujeres al borde de.... Y lo que pretendemos es algo diferente. Estas son, sencillamente, “otras”.
–¿Se incluye como actriz en esas otras?
–No creo ser esas otras, aunque ellas tengan algo mío.