ESPECTáCULOS
Una película sobre Hitler divide a los alemanes
El film El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel, genera revuelo en Alemania, donde 100 mil personas asistieron a su estreno y la crítica se reparte a favor y en contra. Relata los últimos días del régimen nazi y ofrece una mirada “humanizada” del genocida. El ex canciller alemán Helmut Kohl tomó partido: “Espero que la vea mucha gente”.
Der Untergang (El hundimiento), la película que relata los últimos doce días del régimen nazi y que ofrece una “visión humanizada” de Adolf Hitler, fue vista por 100 mil personas el día de su estreno en Alemania. El film dirigido por Oliver Hirschbiegel y producido por Bernd Eichinger llenó todas las salas en las que fue exhibido, aunque las críticas que recibió son casi unánimemente negativas, al punto de que se lo calificó de “gran farsa”. El que se salvó del escarnio es el actor suizo Bruno Ganz, que interpretó a un Hitler que acariciaba a su perra Blondi y a los hijos de Joseph Goebbels, que no podía controlar sus temblores mientras el ejército soviético ingresaba a Berlín y que trataba a su secretaria como un patrón atento y diligente. De hecho, el guión está basado en Hasta la última hora, el libro de memorias de Traudl Junge, quien a los 22 años comenzó a trabajar como secretaria del Führer, y que permaneció en el bunker nazi casi hasta el momento en que éste se voló la cabeza. La otra referencia es el libro que le dio nombre a la película, del historiador alemán Joachim Fest.
“Mi desafío era hacer algo que hasta ahora nadie se había animado a hacer, que es darle una personalidad de tres dimensiones a la gente que era protagonista central del régimen nazi”, aseguró el productor de la película, que tiene una carrera de treinta años en la que se incluyen El nombre de la rosa y La casa de los espíritus. La idea de Eichinger era “romper los tabúes y la demonización” que rodeaban a Hitler mostrando su lado humano. El director del film viene del ámbito de la televisión, donde dirigió series de mucho éxito, y reconoce que la película no es una respuesta definitiva a los interrogantes sobre el genocida y dictador alemán: “Hay 35 mil libros sobre Hitler y ninguno da, ni de forma aproximada, una explicación. Sólo puede haber explicaciones parciales. Primero tiene que haber preguntas. Los alemanes, y probablemente no sólo los alemanes, tienen una propensión a guardar ese capítulo de la historia en un cajón. Y ahí está el error”, aseguró Hirschbiegel.
El reparto de El hundimiento incluye a Alexandra Maria Lara (Traudl Jung) y a Juliane Koehler (Eva Braun), así como a Ulrich Harfouch y Corinna Harfouch (el ministro de Propaganda Joseph Goebbels y su esposa). La acción arranca el 20 de abril, día en que el Führer cumplió 56 años, y culmina el 2 de mayo de 1945, dos días después de su suicidio en el bunker situado en los fondos de la Cancillería del Tercer Reich. El final es un añadido de un documental con Junge, en el que la secretaria realiza una especie de autocrítica sobre su pasado al relatar cómo un día en Munich, donde falleció hace dos años, se encontró con una placa conmemorativa de dos chicos héroes de la resistencia, los hermanos Scholl, ejecutados en 1942 por repartir en la universidad panfletos contra el nazismo. Junge se dio cuenta de que los ejecutados tenían la misma edad que ella cuando comenzó su trabajo con Hitler. “En ese momento sentí que no es ninguna disculpa haber sido joven entonces”, aseguró.
El ex canciller alemán Helmut Kohl elogió El hundimiento, porque “permite a las nuevas generaciones hacerse una idea de cómo se vieron seducidos los alemanes por el nazismo”. “Era una película que había que filmar y espero que la vea mucha gente.” En cambio, varios historiadores alemanes criticaron la obra por considerarla “demasiado centrada en la responsabilidad de la persona de Hitler, cuando en realidad fue la sociedad entera la responsable del hundimiento de Alemania”.
Las críticas de los principales medios alemanes están divididas. El Frankfurter Allgemeine Zeitung alabó la película bajo el título de “El segundo descubrimiento de Adolf Hitler”. “Por primera vez es posible situar a Hitler en un contexto que no nos han prescrito de forma póstuma”, escribió el director de la sección cultural de ese diario. En cambio, el semanario Der Spiegel llega a una conclusión diferente: “Su necesaria renuncia ante toda calidez, épica e interpretación hace de El hundimiento una película en definitiva superflua. Para la banal comprensión de que el ser humano puede ser malvado no era necesaria una película de 13 millones de euros, que es casi tan inofensiva y superficial como una telenovela”. El diario Der Tagesspiegel también le dio palos: “El público alemán verá una película que es demasiado larga, ridícula y completamente banal. Eichinger y su director la han convertido involuntariamente en la peor comedia del año”. Y el semanario Die Zeit apunta que ver a Hitler en situaciones íntimas no hará que el público pueda entenderlo mejor. “Sigue siendo monstruoso e incomprensible. Este film es una suerte de experimento, pero, ¿para qué fin?”
El Holocausto apenas es mencionado a la pasada durante la película, que apenas sale del bunker para mostrar las calles de Berlín, donde los miembros más fanáticos de las Juventudes Hitlerianas intentaban parar el avance soviético con granadas caseras. Según el diario inglés The Independent, tiene elementos farsescos que llegan a un clímax cuando la perra Blondi es despachada con una cápsula de cianuro, sacada del bunker envuelta en una servilleta e incinerada.
La película se estrenó con 400 copias en medio de una Alemania en crisis, con elementos inquietantes como un incremento de la protesta social y el desencanto de amplios sectores de la población, sobre todo en el Este. Se ponen en tela de juicio principios básicos del sistema democrático y casi el 50 por ciento de la población se refugia en la abstención electoral. El Este alemán, que tras el nazismo quedó bajo la órbita soviética durante 40 años, expresa su protesta y desencanto por el partido heredero de los comunistas, y hasta se advierte un auge de la ultraderecha con cierto tufo neonazi.