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Son dos, sólo dos de su especie. Uno es un feliz recién casado en los Estados Unidos, viajando en luna de miel. Ella es una mujer que se pierde en los descampados que rodean las rutas francesas, sólo para volver a aparecer cubierta de sangre. El es Vincent Gallo, director y protagonista de Buffallo 66. Y ella es Beatrice Dalle, la de Betty Blue. Juntos regalan los ojos y la boca más sugerentes y al mismo tiempo atemorizantes del cine de alcantarilla contemporáneo. Y aunque reunirlos en el mismo film pueda parecer un exceso y hasta de una obviedad capaz de devorarse la película que se atreva a hacerlo, la oscuridad con la que Claire Denis construye su film Trouble Every Day los enmarca en una increíble relectura de lo que debe ser un film clase B, eso sí: realizado con mucha clase.
“Si Olivier Assayas filmó Irma Vep para demostrar que era imposible volver a rodar el cine de Feuillade, Trouble Every Day es una película sobre la imposibilidad de rodar una película de género”, afirmó Denis cuando su film se estrenó el año pasado en Francia. Durante el pasado Festival de Cannes, generó una gran controversia en su presentación, con variadas críticas adversas; pero la nueva película de la directora de Beau Travail es, antes que nada, una verdadera sorpresa. Tenebrosa y estilizada relectura del mito del vampiro en un contexto científico y contemporáneo, poco se puede adelantar de su trama. La excusa de este enigma no sólo es para no arruinar el disfrute del ocasional espectador, en el armado de las piezas del rompecabezas narrativo. Sucede, también, que se habla muy poco en el film de Denis, y lo que se dice no explica realmente nada, por tanto muchos de los huecos de la trama deben ser rellenados por la imaginación del público. Porque, como en los viejos films de terror, lo que aquí importa es lo que se muestra. Y cómo es que se lo muestra, claro está.
“La verdadera historia de este film comenzó una década atrás, cuando conocí a Gallo mientras trabajaba en un proyecto de películas de terror de media hora y bajo presupuesto, para una compañía norteamericana”, reveló su directora. “Mi guión nunca se llegó a rodar, pero su sinopsis terminó siendo la base de Trouble...: era la historia de una pareja de recién casados en su noche de bodas, cuando la novia de golpe descubre que algo le está pasando a su esposo.” Con esa idea como punto de partida, Denis construyó un guión sugerente y desarmado, a la medida de sus dos protagonistas. “Aquella idea original regresó a mi cabeza luego de ver The Addiction, el film de Abel Ferrara. Me gustó la forma en la que Ferrara revisitó el género de vampiros, sin rendirse a la ironía”, confesó Denis, que agregó que inmediatamente pensó en Dalle para protagonizar la historia. “Me di cuenta de que ella iba a ser capaz de entenderme cuando le explicase que su papel iba a ser el de una mujer que no es una bestia salvaje, pero que por momentos sufre una transformación en gato, al estilo del film de Torneur. Sólo ella tenía el poder y la libertad de interpretar ese papel.”
Asistente de Costa Gavras, Jim Jarmusch y especialmente de Wim Wenders en Las alas del deseo antes de lanzarse a dirigir sus films, Claire Denis es uno de los principales nombres de la nueva generación de mujeres cineastas francesas. Con más de una década de trabajo como directora y una docena de films en su haber, Denis ganó el Leopardo de Oro por su film Nennette et Boni (1996, el primero en ser estrenado localmente) y su último trabajo fue Beau Travail (1999), una curiosa relectura de Billy Budd, de Melville. Su “Problemas todos los días” –traducción literal del original en inglés– cuenta la historia de una pareja de recién casados en luna de miel en París, de la cual el novio es un científico en busca de otros científicos, porque algo parece haber salido mal en algún atrevido experimento.

Trouble Every Day se exhibe hoy a las 22 en la sala 10 del Abasto. Repite el martes a las 17.15 en la sala 11.19.