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Documentalista excepcional, padre del cine africano y una figura fundante del cine moderno, el realizador francés Jean Rouch –injustamente olvidado en la Argentina– falleció en febrero pasado, a los 86 años, en un accidente automovilístico en las rutas de Níger que tanto amaba. Para recordarlo, el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Cinemateca Argentina, con el auspicio y la colaboración del Servicio de Acción Cultural de la Embajada de Francia, han organizado un Homenaje a Jean Rouch, que se llevará a cabo a partir de hoy y hasta el martes 30, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530), con cinco títulos esenciales de su extraordinaria filmografía, algunos inéditos en la Argentina.
Autor de una obra atípica e inmensa, que ronda los 120 títulos, Rouch (1917-2004) descubrió su pasión por el cine gracias a los films pioneros de Robert Flaherty y Dziga Vertov, que le enseñaron a utilizar la cámara como instrumento para descubrir el mundo. Libre de ataduras y prejuicios, Rouch abordó el documental desde distintos ángulos –etnográficos, sociológicos– y fue uno de los fundadores de cinéma-verité y del cinéma direct, que con sus técnicas ligeras y no invasivas propuso un contacto directo con el hombre, un cine que luego encontraría sus mejores discípulos no sólo en el documental (como Raymond Depardon) sino que también dejaría su huella indeleble en el campo de la ficción, para borrar las fronteras entre ambos. La obra de Rouch abarcó infinidad de temas y territorios, pero su pasión por Africa lo llevó a convertirse en el primer cineasta que le dio voz e imagen al continente y que lo impulsó a desarrollar un cine propio. Entre 1987 y 1991, Rouch presidió la Cinémathèque Française, desde donde impulsó la difusión de cines periféricos.
El ciclo comienza hoy con el corto Los maestros locos (1955). Rodada en un solo día, la película muestra las prácticas rituales de una secta religiosa, los practicantes del culto Hauka, trabajadores de las regiones de Níger llegados a Accra, que se reúnen con ocasión de su ceremonia anual. En el mismo programa se verá Yo, un negro (1959), el film que se considera como la piedra basal del cine africano. Unos jóvenes nigerianos dejan el interior de sus tierras para ir a buscar trabajo en Costa de Marfil. Desarraigados en medio de la civilización moderna, llegan a Treichville, barrio popular de Abidján. El héroe que relata su historia se hace llamar Edward G. Robinson, en honor al actor estadounidense. Sus amigos también han tomado seudónimos para forjarse simbólicamente una personalidad ideal.
Mañana se verá Crónica de un verano (1960), codirigida por Rouch y el sociólogo Edgar Morin. Durante el verano de 1960, Rouch y Morin investigaron la vida cotidiana de jóvenes parisinos para intentar comprender su concepto de la felicidad. Este film-ensayo (“Una experiencia límite”, en palabras del historiador Román Gubern) sigue durante unos meses la investigación en sí y la evolución de los principales protagonistas. En torno a la pregunta inicial: “¿Cómo vivís? ¿Sos feliz?”, pronto surgen cuestiones esenciales como la política, la desesperación, el aburrimiento, la soledad... El grupo interrogado durante la investigación se reúne finalmente alrededor de la primera proyección de la película, discute sobre ella y los dos autores se enfrentan a esta cruel pero apasionante experiencia de lo que entonces aún se llamaba cinéma vérité y luego pasaría a denominarse cinéma direct.
El domingo va La caza del león con arcos y flechas (1965). Entre 1957 y 1964, Rouch siguió a los cazadores Gaos de la región de Yatakala. La película relata los episodios de esta caza en la que técnica y magia están íntimamente relacionadas: fabricación de arcos y flechas, preparación del veneno, rastreo, ritual de matanza. Pero el viejo león asesino conseguirá evitar todas las trampas y los Gaos sólo alcanzarán a dos de sus hembras.Tras la caza, los hombres cuentan a sus hijos la historia de “gaway gawey”, la maravillosa caza de los leones. Film inédito en la Argentina. El lunes 29 se proyectará Poco a poco (1972), otro título inédito en el país. En Africa, Damouré dirige junto con sus amigos una sociedad de importación y exportación. Decide construir un edificio de departamentos y viaja a París para ver “cómo se puede vivir en una casa de pisos”. En la ciudad descubre las curiosas formas de vivir y pensar de la tribu de los parisinos. La muestra finaliza el martes 30 con Mosso Mosso (1998), un filoso retrato de Rouch realizado por el crítico y cineasta Jean-André Fieschi (de los Cahiers du Cinéma) para la legendaria colección Cinéma de nôtre temps. Todas las funciones a las 14.30, 17, 19.30 y 22 horas, a 4 pesos la platea.