ESPECTáCULOS › BALANCE DEL JAZZ
Local y universal
Por D. F.
¿Jazz argentino o jazz hecho por argentinos? La pregunta, tal vez por primera vez en la historia, haya dejado de tener sentido. En Europa y Estados Unidos se empieza a hablar, simplemente, de “jazz argentino”. Algunos juegan más con lo local, como Adrián Iaies, y otros circulan por modelos más abstractos, como el notable pianista Ernesto Jodos. Tal vez allí se recree la vieja polaridad que alguna vez encarnaron Juan Carlos Paz y Alberto Ginastera. O quizá no. Sencillamente, uno y otro encarnan dos maneras distintas pero no excluyentes de hacer música en un país de tradiciones entremezcladas y donde hasta lo más propio –el tango, los folklores rurales– proviene de migraciones y malentendidos. Si el desarrollo del jazz está ligado, desde sus comienzos, a la industria discográfica, el hecho de que a la aventura del sello independiente BAU –que empieza a circular en otras partes del mundo– se le agregue el subsello creado por EMI, marca un salto cualitativo. Tanto, por lo menos, como la gira que este año realizaron por Estados Unidos varios de los músicos más importantes del género comandados por el guitarrista –y director de BAU– Fernando Tarrés. Jodos este año editó un disco fantástico, como solista y registrado en vivo, y varios de sus compañeros de ruta habituales, como el contrabajista Mariano Otero, también publicaron trabajos destacables. Entre las nuevas figuras a tener en cuenta, el también pianista Francisco Lovuolo sigue afianzándose en la escena.