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El astillero Astarsa no existe, nunca existió, ni existirá. Desapareció. Como sus operarios “chupados” en la dictadura militar. Esa es la primera sensación que produce el informe televisivo del “noticiero obrero”. Zona Industrial saldrá al aire hoy a las 21 en Canal Publi-5, que llega por cable y aire en zona norte y que se distribuye en DVD y VHS. Hoy se verá un programa especial sobre ese astillero, una de las fábricas de barcos más importantes de los años ’70, donde trabajaron dos mil personas. Además de ese homenaje para recordar el golpe del 24 de marzo de 1976, habrá otras noticias más “urgentes” sobre los conflictos laborales en Southern Winds. La idea de informar sobre cuestiones político-obreras coyunturales surgió el año pasado, cuando el documentalista Carlos Broun y su grupo de gente descubrió que había un terreno “fértil” para encarar trabajos que reflejaran los conflictos obreros y decidió ganar terreno. Empezaron con un trabajo sobre el accidente fatal de los mineros de Río Turbio.
El programa de hoy se centra en una entrevista realizada a Carlos Morelli, directivo de la interna de Astarsa, de donde se llevaron 60 trabajadores el mismo 24 de marzo, muchos de los cuales siguen desaparecidos. La celeridad con la que operaron los militares tiene que ver, entre otras cosas, con el lugar “simbólico” que Astarsa ocupaba en esa época: era una guía para las manifestaciones y reclamos sindicales de la época. Broun tiene 26 años y cree que existe una recuperación de militancia entre ciertos grupos de cine político. El astillero pertenecía a una familia que sigue operando económicamente. “Estaban representadas las principales fuerzas políticas como la JTP o el PST. Lo loco es que actualmente no queda archivo, ni foto, ni nada. Hay un trabajo de desaparición de registros. Es casi imposible encontrar referencias al astillero sin una investigación detectivesca.”
Broun contesta, de paso, declaraciones que Gustavo Postiglione hizo a Página/12 hace dos semanas, donde se refería a la falta de formación política de nuevos realizadores. “Postiglione centra su crítica exclusivamente en las elites del cine industrial. Reproduce el error que critica. Porque con una mirada un poco más amplia, hay un importante reverdecer político en el cine no industrial, pero que existe. Puede faltar ‘formación audiovisual’ en el terreno de la producción con cultura política.”