EL PAíS
Coincidencia en el reclamo contra la judicialización de la protesta
Hubo tres actos en repudio al golpe militar del 24 de marzo de 1976. La izquierda opositora criticó duramente al Gobierno. En el Obelisco se reivindicó a Chávez, Fidel Castro, Tabaré, Lula y Kirchner. Los organismos centraron su convocatoria en los reclamos por los derechos humanos.
Por Luis Bruschtein
“La mayoría de los dirigentes que participamos en los tres actos y que ahora se los ve pasar en distintas direcciones coincidimos en Uruguay cuando asumió el gobierno del Frente Amplio”, recordaba el sindicalista Fabio Basteiro, de la CTA. “Pero cuando estábamos allá, nos abrazábamos y decíamos que aquí en la Argentina teníamos que hacer algo parecido. Ahora que estamos aquí, no nos podemos poner de acuerdo ni para caminar cuatrocientos metros en repudio al golpe del ’76.” En la CTA hay gremios y corrientes sindicales afines al kirchnerismo, al ARI, a los socialistas, a los comunistas y de izquierda independiente. Hubo dirigentes de la CTA en los tres actos. Varias agrupaciones barriales de la central (FTV, Frente Transversal, Los pibes de La Boca, MOS de La Matanza y grupos del Movimiento de Chicos del Pueblo) estuvieron en el Obelisco. Sectores del PC participaron en el acto de Plaza de Mayo, referenciado por la participación mayoritaria de los partidos de izquierda. Y otros, encabezados por el secretario general de la CTA, Víctor De Gennaro, entraron al final a la plaza para escuchar la lectura del documento de Madres de Plaza de Mayo –Línea Fundadora–, Abuelas de Plaza de Mayo, Serpaj, HIJOS, Familiares y otros organismos que históricamente convocaron a esta marcha.
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El reclamo por la libertad de los presos por su participación en las luchas sociales y el desprocesamiento de los militantes fue común a los tres actos. Podría decirse que prácticamente fue la única coincidencia. En el acto del Obelisco, convocado por la consigna “Por la Unidad latinoamericana contra el imperialismo y la impunidad”, la presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, subrayó este reclamo en las primeras frases de su discurso. En el acto posterior en Plaza de Mayo, esta exigencia formó parte de una larga lista de consignas acordadas por el Encuentro Memoria, Verdad, Justicia. En el último acto, realizado también en la Plaza de Mayo, luego de que se retiraron los manifestantes del acto anterior, el pedido formaba parte de la consigna convocante.
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El acto del Obelisco, en el que se concentraron las organizaciones sociales más afines con el Gobierno, además del Frente Transversal, la FTV, MP-20, Martín Fierro, CNP-25 de Mayo, PRD, MTD Evita y Resistir y Vencer, con una fuerte presencia de Barrios de Pie, el acento principal estuvo puesto en el contexto latinoamericano. Estaba presente el embajador de Venezuela, Fredy Balzán, y se leyó una adhesión del Movimiento al Socialismo, de Bolivia, en la que se denunciaba la preparación de un intento de asesinato de su líder, Evo Morales. En otro sector se juntaban firmas contra la extradición a Chile del dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Salvador Apablaza; algunas de las columnas llevaban banderas de Venezuela, Bolivia, Cuba y Uruguay y en el acto cantaron dos grupos venezolanos. Jorge Ceballos, que junto a Bonafini fueron los dos únicos oradores, reivindicó a los presidentes Chávez, Lula, Tabaré, Kirchner y Fidel Castro como exponentes de una alianza regional.
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El acto del Encuentro, que fue el más numeroso de los tres, consistió en la lectura de la lista de los 150 agrupamientos convocantes, entre los que se contaban la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la Correpi y Ex Detenidos Desaparecidos, más una miríada de agrupaciones y comisiones de derechos humanos de centros estudiantiles o de barrios, más los partidos de izquierda (PC-MST, PTS, PO, MAS, PCR) y los piqueteros de los CTD Aníbal Verón, el MTR, la CCC y la FUA. Luego se leyó la lista de consignas, que culminaba con el No pago a la deuda, no al acuerdo con el FMI y no al ALCA. Y finalmente se leyó un extenso documento consensuado que desmenuzó en forma pormenorizada medidas del Gobierno para demostrar su carácter regresivo, desde el quite de la deuda hasta la reestructuración de la Corte. “El genocidio de ayer continúa en la actualidad”, denunció el documento.
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“El acto por el 24 de marzo no puede ser solamente oficialista u opositor, que cada quien haga otro día el acto con el contenido partidario que quiera, pero el 24 de marzo tiene que ser un día que convoque a todos los argentinos antigolpistas y por los derechos humanos”, protestaba un manifestante en la Plaza de Mayo. “No soy oficialista y no fui al Obelisco –agregaba–, pero acá me leyeron un documento que parece el editorial de un partido de izquierda, deja fuera a mucha gente.” En realidad, haberse puesto de acuerdo en un documento tan complejo, con posicionamiento común en casi todos los aspectos políticos y económicos, implica un avance para los partidos de izquierda. Puede convertirse en la plataforma de una futura unidad de este sector político, pero no refleja el espíritu histórico de los actos del 24 de marzo, que es mucho más amplio. Y se puede acordar con una u otra posición, pero el acto tampoco tiene que ser oficialista porque el lugar de los derechos humanos es reclamar sobre ese punto más allá de que se esté o no de acuerdo con determinado gobierno.
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En realidad, la expresión más genuina de los actos históricos del 24 de marzo fue el último y el más chiquito, encabezado por los organismos de derechos humanos que convocaron al 20 aniversario del golpe, en 1996, que fue el primero tan masivo. Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, Serpaj, HIJOS, MEDH y Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas hicieron la ronda de los jueves y sólo pudieron regresar a la plaza cuando se habían retirado los manifestantes del Encuentro. Fue alrededor de las 20; algunas luces se apagaron y volvieron a prenderse, pequeños grupos, sobre todo de gente suelta que había participado en el acto anterior, se mantuvieron en el lugar. También entró alguna columna que había participado en el acto del Obelisco y que había hecho todo el maratónico recorrido. Y también ingresaron las columnas que venían con los organismos, sobre todo de Utpba, Ctera y aeronáuticos. En la confusión quedó como el acto más chico, pero de alguna manera fue el que expresó de forma más genuina el espíritu histórico de este acto.
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La columna heroica que participó en el acto del Obelisco y luego, al final en el de los organismos de derechos humanos, partió de Plaza de Mayo, a las 15.30 y fue por Diagonal hasta el Obelisco. Luego por Corrientes y dobló por Callao hasta el Congreso. Y finalmente desde el Congreso hasta la plaza, por Avenida de Mayo. Deberían ser promeseros. Cuando Hebe de Bonafini comenzó su discurso en el Obelisco, en la Plaza de Mayo ya se habían comenzado a leer los puntos de acuerdo del Encuentro. Y en la 9 de Julio y Avenida de Mayo se estaban concentrando las columnas del último acto. En medio del desorden había cierto sincronismo. Porque, finalmente, en esa coreografía del desorden político naturalmente argentino, decenas de miles de personas expresaron, con diferentes ópticas, su repudio a la dictadura más sangrienta que sufrió este país.