ESPECTáCULOS › UN GRUPO QUE EXPLOTO EN EL
EXTERIOR ANTES QUE EN LA ARGENTINA
El misterio de Los Natas se devela
hoy en La Trastienda
Habituada a girar por Europa y EE.UU., la banda consolida su base local de fans.
Por Yumber Vera Rojas
A Los Natas no les hace falta un Gardel de Oro para celebrar su éxito. Outsiders de la industria discográfica, están lejos de ser siquiera nominados. No obstante, el éxito transformado en calificativo perdió en la Argentina su sustancia, especialmente desde la aparición del bodrio reality. El trío de Acassuso sólo se regodea en haber sobrevivido 11 años y alcanzar utopías sencillas. Y eso, para ellos, ya es su mayor conquista. La porfía fue la llave que le abrió puertas en EE.UU. y Europa, donde nació la cotización por su obra. Semejante tasación encontró en su terruño el calificativo de banda de culto. Señala Sergio Chotsurián, vocalista y guitarrista: “Esto no fue de la noche a la mañana. Las giras que hicimos en EE.UU. y Europa y las grabaciones que registramos fueron meses de juntar plata y de dejar cosas importantes de lado. Perdimos equipos y pasaportes, fundimos camionetas. Tocábamos para 50 borrachos y dormíamos ahí en un lugar. Acá fuimos juntando público de uno en uno. Tocamos de soportes en festivales de heavy, y reclutábamos a tres. Después tocábamos en Caix, en el cumpleaños de una amiga de la Clota Lanzetta, y ahí otros más. En un festival alternamos con (Ricardo) Iorio y le preguntamos si le había gustado, y nos dijo: ‘¿Sabés toda la leche que tenés que tragar para tocar con Ricardo?’ Todavía nos falta un montón”.
München Sessions, el nuevo disco que Los Natas presentarán esta noche en La Trastienda, es un testimonio en estudio de su gira europea de 2003. “Teníamos 28 shows en 30 días. Esos temas están arraigados al sentimiento y a los momentos heavy metal que vivimos. Este trabajo apareció en el estudio. No sabíamos si íbamos a hacer un tema o a ensayar. La gente del sello y de la productora estaban muy cebados con que les dejáramos material. Escupimos el repertorio de los vivos. Fuimos grabando bloques de cuatro temas. Terminamos haciendo ruiditos, nos mirábamos y ya sabíamos qué íbamos a tirar. Fueron sesiones planteadas libremente, y salieron los temas que nos dejaban más cómodos.” El sucesor del sideral Toba Trance es una versión adaptada de su par europeo, que salió como doble. Y es que el paralelismo es una constante: “Nuestra discografía europea y americana es prolija. La lucha fue acá, y en la medida que fue creciendo el interés por nosotros empezamos a reeditar lo que había salido fuera. Achicamos la distancia entre la edición extranjera y la local. Ahora estamos muy cerca. El próximo disco lo publicaremos en simultáneo”.
Pese a la lozanía del stoner rock, este grupo es uno de los referentes globales del género y su pionero en la Argentina. Con los californianos Kyuss como fundadores y Black Sabbath como el antecedente más mentado, esta propuesta de ambientes psicodélicos y riffs densos en menos de 15 años llegó a su tercera camada. “En el stoner se fue armando una mística y un referente que se fue desvirtuando. Las primeras bandas que empezaron a tocar esta música, como Fu Manchu o Melvins, no miraban tanto a Black Sabbath, sino a Grateful Dead, Hendrix o Iron Butterfly”, dice Chotsurián. “La segunda camada, donde entramos nosotros y Nebula, surge bajo el nombre de ‘stoner rock’. La tercera, que se inició hace dos o tres años, apareció a partir de los iconos. El estilo ni siquiera estalló y la gente ya reniega de él. En realidad, era un neogrunge y como se debía vender no sé quién le puso stoner.” El meollo del “rock fumón” está en la oda a la marihuana. Señala Walter Broide, baterista: “En realidad, representa en el stoner algo que hace todo el mundo en todo espectro social. Marihuana fuma todo el mundo. Cantidad de jóvenes, ancianos, ejecutivos, trolas y trolos. Lo que pasa es que está asociado con la imagen del rockero”.
Natas trasciende el mero stoner. Sus discos pegan en distintas catervas de la tribu rockera. Explica Sergio: “La banda va soltando diferentes perfiles dentro de todo lo que nos gusta. Toba Trance no tiene un pelo de heavy, y quizá Corsario Negro es más heavy metal, aunque no tiene la velocidad”. Su cualidad moldeable los llevó a ocupar el discurso de Cerati y Pettinato, a causar el interés de La Renga y hasta alternar con artistas pop electrónicos. “La Renga debe ser también muy stoner, con ellos comimos una picada en el estudio. DJ Trincado está laburando con nosotros y vino un guitarrista amigo, hijo de Vitico, para tocar una segunda viola en La Trastienda. Vamos de un lado para otro. Un día tocamos con Motörhead y otro con Adicta.” El ancho de banda de su actitud frente al sonido –que encuentra fragmentos inconscientes de Vox Dei, Color Humano o Pescado Rabioso– es cercano al de Babasónicos. Advierte Walter: “Babasónicos hace lo que se le canta las pelotas. Y en eso nos parecemos”.