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El barco “Ushuaia”, que llevó a la comitiva fundadora de la primera sala de cine antártica, situada en la base científica argentina Jubany, llegó finalmente a la rada del puerto de Buenos Aires después de un regreso dificultoso a través del mar (o estrecho) de Drake, a raíz de las severas condiciones climáticas que incluyeron vientos de 130 kilómetros por hora y olas de nueve metros de altura. La travesía de regreso superó en ansiedades, angustias y malos presentimientos a los 60 y pico de viajeros, que sin embargo tuvieron la contención de la tripulación internacional, aunque el capitán argentino Jorge Ardigieri terminó confesando que raramente se topó antes “con una tormenta como la que soportamos”, que arrasó algunos botes y un sector de barandas de cubierta. La inauguración fue comandada por el presidente del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, Jorge Coscia, y su vicepresidente, Jorge Alvarez, así como por el secretario de Medios de la Nación, Enrique Albistur, y consistió en el estreno polar de Luna de Avellaneda, de Juan José Campanella, el lunes.