ESPECTáCULOS › ESTRENO DE LA OPERA “DON QUICHOTTE”,
DE JULES MASSENET, EN EL TEATRO COLON
La despedida de un gran maestro
Basada en una pieza de Le Lorrain, esta obra final de Massenet se destaca por el poco usual protagonismo del bajo.
Por Diego Fischerman
Al principio de su carrera anticipó algunos rasgos estilísticos que, unos años más tarde, revolucionarían para siempre la música de tradición escrita. Al final, fue injustamente anatemizado como reaccionario. Y es que Jules Massenet estuvo situado exactamente a mitad de camino entre dos siglos pero, sobre todo, entre dos maneras de entender el arte. Cuando en 1877 estrenó Le roi de Lahore, ponderada entre otros por Gustave Flaubert, Richard Wagner estaba recién comenzando la escritura de Parsifal. En 1910, cuando subió a escena Don Quichotte, dedicada al bajo ruso Fedor Chaliapin, ya hacía bastante que Claude Debussy, en algún aspecto heredero de Massenet, había dado a conocer la genial Pelleas et Mélisande.
Más allá de un concepto indudablemente romántico y decimonónico, hay aspectos de la música de Massenet que lo distinguen del conjunto de operistas de éxito de la época. En un momento en que las óperas eran el gran entretenimiento burgués, y se producían a destajo, a veces cambiando apenas los argumentos o las músicas de obras ya estrenadas con anterioridad, este autor nacido en 1842 se preocupó siempre porque las orquestaciones no fueran una suma de lugares comunes y, con su detallado trabajo en relación con las acentuaciones de la prosodia francesa, abrió el camino para una concepción melódica mucho más flexible que las habituales en Alemania o Italia. Ni Fauré, ni Debussy ni Ravel serían imaginables sin esa apertura rítmica. Maestro en el Conservatorio de París de autores como Charles Koechlin y Reynaldo Hahn –un venezolano que se convirtió en el compositor preferido de poetas como Verlaine y Mallarmé y que fue el gran amor de Marcel Proust–, Jules Massenet, a pesar de haber escrito un concierto para piano y orquesta, cantatas y piezas sinfónicas, se destacó como autor de óperas, con éxitos como Manon y Werther, y títulos de gran nivel musical, que incluyen arias bellísimas, como Herodiade, Cid o Esclarmonde.
Don Quichotte, que se estrena hoy en el Teatro Colón, no está basada en la célebre novela de Cervantes sino en una adaptación de escenas de la misma, la obra teatral Le chevalier de la longue figure, de Jacques Le Lorrain, y fue subtitulada por su autor como comedia heroica. Más allá del anuncio realizado en su momento por el teatro, tanto la dirección orquestal como la régie y escenografía fueron finalmente encargadas a otras personas. En el caso del conductor, que iba a ser David Agler, las razones del cambio fueron, según la dirección del Colón, su reciente designación como director artístico de un festival musical en Irlanda. En el del equipo que tendría a cargo la puesta en escena, el director atribuyó la modificación a la “imposibilidad de adaptación del equipo seleccionado inicialmente y de las características de su proyecto a las imposiciones de tiempo y modalidades de producción de la presente temporada del Teatro Colón”. Finalmente, el director musical será Alain Altinoglu y la régie le fue encomendada al director teatral y dramaturgo Alberto Félix Alberto.
Altinoglu, formado en el Conservatorio Nacional de París y colaborador de Pierre Boulez, Esa-Pekka Salonen y James Conlon, contó con la preparación del Coro Estable a cargo de Salvatore Caputo. Alberto, por su parte, trabajó con el escenógrafo Marcelo Salvioli, la vestuarista Cynthia Sassoon, el coreógrafo Oscar Araiz y el iluminador Rubén Conde. El elenco estará encabezado por el bajo estadounidense David Pittsinger –quien se presentó en el Colón en 1999 protagonizando Il turco in Italia–, el bajo-barítono argentino radicado en Estados Unidos Eduardo Chama como Sancho Panza y la mezzosoprano estadounidense Kate Aldrich. Además de la de esta noche, habrá funciones el domingo 15, martes 17, viernes 20 y martes 24.