ESPECTáCULOS › VIRUS Y UNA DOBLE VELADA EN EL ND/ATENEO
Wadu Wadu del nuevo siglo
El grupo de los hermanos Moura trata de escapar a la simple nostalgia: al viejo material agregará un disco nuevo en breve.
Por Santiago Rial Ungaro
Todavía no hay manera de saber a ciencia cierta qué es un virus. Ahora que el invierno se instala en todos los rincones y que los médicos disimulan su perplejidad repitiendo “es un virus” ante cada síntoma indescifrable, los virus vuelven, una vez más, a estar de moda. Con Virus, el grupo de música, pasa algo parecido: son muchas las bandas que cuando no saben qué decir o hacer se suman a algún homenaje, hacen algún cover o simplemente repiten “a nosotros nos gusta Virus”. Lo cierto es que la obra de los Moura y compañía lo justifica. Pero si Virus se ha expandido hasta lograr la unanimidad sobre su calidad artística entre tantos homenajes, sorprende la vigencia de la banda. Virus sigue tocando, y el grupo de Julio y Marcelo Moura se presenta hoy en doble turno (el ND Ateneo, Paraguay 968, a las 21 y a las 23). Aun así, muchos se siguen sorprendiendo: ¿Virus sigue tocando?
“Creo que esa pregunta tiene que ver con el hecho de no sacar discos nuevos”, dice Marcelo. “Tocamos poco en Capital, pero tocamos muchísimo en el interior, tenemos un circuito muy grande. No es que vamos a Córdoba, Rosario y Mendoza: vamos a todos lados.” La decisión de no editar por editar no fue por falta de propuestas: “Durante muchos años estuvimos con contratos que nos obligaban a sacar un disco por año y en un momento dado decidimos parar con esa bola”. Con las expectativas lógicas tras tantos años de silencio (el anterior disco fue 9, de 1998), este año Virus vuelve con nuevo material: “Estamos con muchas ganas de hacer un disco nuevo, que la gente conozca lo nuevo que estamos haciendo. La idea es hacer cinco o seis temas nuevos y cinco o seis clásicos del grupo actualizados. Son temas que tienen 20 años: el audio tiene mucho tiempo y los canta Federico, así que la idea es sacar un CD y un DVD con un material de archivo que tenemos que es increíble. El que quiera compra las dos cosas, o compra uno... o no compra nada”.
A Marcelo se lo nota de buen humor, medio de vuelta de todo. No es para menos. En sus inicios, la originalidad de su propuesta glamorosa y teatral hizo que Virus fuera una banda muy resistida. “Siempre digo lo mismo: hasta los sectores de la prensa que más nos odiaron nunca pudieron decir que nos parecíamos a otra banda. A los Ratones les podían decir que se parecían a los Stones, a Soda que se parecían a The Police o a Virus mismo, pero nosotros éramos un grupo de gente en el que cada uno escuchaba cosas muy variadas: escuchábamos Lou Reed, Alice Cooper, Devo, B-52’s, Bowie, Madness, pero también Ney Matogrosso y Caetano Veloso. Siempre sentimos nuestra sangre portuguesa. Los primeros cuatro años nos resultó muy difícil imponer lo nuestro, que no tenía nada que ver con nada. Y el público eran cuatro personas. Pero todo eso te curte, te fortalece, te afirma las convicciones y después eso te da una personalidad que a la vez siempre sigue creciendo.”
Salvo alguna que otra excepción, los músicos siempre aceptaron a los Moura como músicos de raza: desde García hasta Spinetta, de Calamaro a Cerati pasando por el mismísimo Pappo, que llegó a tocar con ellos aunque cueste encontrar bandas más disímiles que Riff y Virus. “Ellos tenían un respeto muy grande por la banda, incluso Michel Peyronel produjo uno de nuestros discos. Quizá suene un poco pedante, pero nosotros sentimos mucho respeto, y eso es algo que tiene un valor gigante. Nosotros nunca recibimos ningún Martín Fierro ni ningún premio así, pero el año pasado hubo un recital de bandas de pop nuevas en Obras y todas dijeron que Virus era su principal influencia.” De la escena actual, Marcelo encuentra cierta influencia de Virus en Babasónicos, una de las bandas que mejor supo incorporar la idea de cambiar de disco a disco: “Ellos hablan de nosotros como de sus padres, y aunque sean bandas muy diferentes yo encuentro en su manejo del escenario y en el glamour de la banda nuestra influencia. Miranda! es otro grupo que siempre nos nombra como referencia. A ellos musicalmente no les veo un parentesco, quizá porque trabajan mucho con máquinas y nosotros, aunque hayamos usados máquinas, éramos músicos muy viscerales. Por ahí sí la veo más desde el lado escénico, esa onda Devo de armar shows, con vestuarios y toda esa cuestión teatral”.
Para Marcelo, la vigencia de Virus tiene sus bases en algo perenne y escaso: las buenas canciones. “Recién estábamos acá esperando para la nota y en la radio pasaron tres temas de Virus seguidos. Y son todos temas de los ’80, pero los escucho y suenan bárbaro. A nosotros nos tocó vivir cosas muy fuertes en la vida y creo que nuestras canciones tienen un poco de todo eso: hay ironía, humor, alegría, tristeza. Todo eso forma parte de nosotros, son lugares que nos interesa recorrer y asumir. En el show conviven temas como Despedida nocturna, un tema que hicimos para despedir a Federico y que para mí es desgarrador cantarlo. Y después de eso viene Wadu Wadu, que algunos consideran frívolo”, dice, para luego abordar una analogía deportiva: “Esa versatilidad para llevar al corazón de un nivel de pulsaciones al otro es un ejercicio que nos interesa abrir. Así como un tenista tiene desarrollado el brazo de darle todo el día a la raqueta, un artista desarrolla el sentimiento. A nosotros nos han ofrecido millones de veces cambiar una letra o una música para ganar más plata o vender más discos, y jamás lo hicimos. Es algo que va más allá de los gustos: yo tengo amigos míos a los que no les gusta Virus. Yo creo que traicionarse como músico es algo que no tiene retorno, así que habernos mantenido durante 26 años haciendo música con una ética y una estética es algo que te hace muy fuerte. Es como guardarte el as de espadas”.