ESPECTáCULOS › LOS ACTORES ARGENTINOS QUE TRABAJAN A ROLETE EN ESPAÑA

De algo podemos estar orgullosos

A la camada histórica de profesionales actuando en España, como Luppi, Soriano u Alterio, se agregan Leonardo Sbaraglia, Ricardo Darín, Miguel Angel Solá, Gastón Pauls, Pablo Echarri y Darío Grandinetti, que, entre otros, encontraron un mundo de posibilidades. “Tienen un talento innato para la ficción”, dice el director Gerardo Vera.

Por Elsa Fernández Santos
Desde Barcelona

El éxito de los actores argentinos en España es un fenómeno que parece imparable. Algunos lo achacarán a inevitables vaivenes del mercado, otros a las efímeras modas mediáticas. Pero, como coinciden en decir muchos profesionales, las razones de ese triunfo indiscutible se deben a tres armas imbatibles: sólida formación teatral, gran capacidad de trabajo (“En la Argentina un actor sabe que su formación acaba a los 70 años, el día en que interpreta al Rey Lear o a Próspero, y no antes”, dice el director y profesor Fernando Piernas) y algo tan intangible como el talento para seducir a la cámara.
Nadie puede discutir que actores como Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Miguel Angel Solá o Darío Grandinetti se han convertido en los últimos meses en los galanes de moda del cine español. Sbaraglia (instalado en Madrid desde hace meses) rueda estos días Utopía, con María Ripoll; en otoño estrena Deseo, de Gerardo Vera, y en setiembre rodará Carmen, de Vicente Aranda. Darín (que vive en Buenos Aires y piensa seguir allí) reina en la cartelera española con El hijo de la novia y El mismo amor, la misma lluvia, ambas de Juan José Campanella; Grandinetti (a caballo entre los dos países) comenzará en Barcelona este mes el rodaje de la película de Laura Mañá Palabras encadenadas, y Solá (Plenilunio, Fausto 5.0, Sé quién eres) presentará en setiembre en el Festival de San Sebastián Octavia, de Basilio Martín Patino.
Pedro Almodóvar habla de la “intensidad” de Grandinetti (“He visto a pocos hombres llorar como él”, dijo el director de Hable con ella). Gerardo Vera, que dirigió a Sbaraglia, Cecilia Roth y Norma Aleandro en Deseo, añade: “Los actores argentinos tienen una ventaja, les pasa como a los anglosajones: poseen un talento innato para la ficción. Es una mezcla de verdad y de una formación teatral brutal. Densidad, poseen densidad. Los actores españoles mayores de 45 años están dentro de otra tradición, la del sainete, en la que son insuperables”. Frente a esos criterios artísticos, un espectador medio simplifica con este argumento: “¿El éxito de los actores argentinos en España? Muy fácil. Al público español, y a las españolas en particular, les encanta lo argentino... El acento, el carácter. Todo. En el cine, en el fútbol... Son tipos duros, seductores natos”.
A sus 45 años, Ricardo Darín (con pasado de galán de telenovela incluido) asegura que no cambia el teatro por el cine. Visitó hace unos meses España y la popularidad lo sorprendió. Entraba a comprar en una tienda y no lo dejaban pagar, lo reconocían por la calle y le pedían autógrafos. Al volver a la Argentina declaró su sorpresa. “Lo de España es increíble”, afirmó entonces el actor. “Me reconfortó sentir que se valora el trabajo no sólo de los actores, sino de los técnicos y cineastas argentinos. Pasé unos días increíbles. No soy amigo de las generalizaciones porque, para bien o para mal, se cometen injusticias. Es cierto que en la Argentina los actores, por necesidad, hacen cine, teatro y TV, y eso genera una metodología de trabajo que da oficio. Pero esto no es una fórmula de nada. Más allá de lo que ocurre en términos individuales, me parece que le debemos una gran porción del éxito a una renovación de la temática del cine argentino.”
Darín, de momento, ha rechazado los proyectos para trabajar en España. “Me interesa muchísimo trabajar allí. Y me dolió, por ejemplo, rechazar el proyecto de la última película de Achero Mañas.” El teatro lo retiene en Buenos Aires. “El teatro es el ejercicio de metodología que más me interesa. Es el mejor taller para un actor”, dice. Darín estudia la posibilidad de estrenar Art en Madrid. “Sería todo un desafío. Nos lo propusieron y lo estamos pensando muy en serio.”
Leonardo Sbaraglia también es poco amigo de las generalizaciones: “No me gusta meterme en bolsas comunes, ni con actores ni con nada. No sé muy bien desde dónde opinar, pero lo cierto es que existe una fuerte tradición de actores argentinos que vinieron a España”, dice. Luis Politi, Pepe Soriano, Walter Vidarte, Federico Luppi, Héctor Alterio, Cecilia Roth, Norma Aleandro, Ulises Dumont... o, más recientes, entre otros, Pablo Echarri, Leticia Brédice y el propio Sbaraglia. “Muchos, y muy buenos. Como aquí también son muchos, y muy buenos”, añade el actor.
Fernando Piernas, director de escena y profesor de teatro de Sbaraglia, trabaja mano a mano con el actor, de 31 años, en cada trabajo que realiza. “No soy su profesor, soy su entrenador”, explica. Piernas señala que, aunque buenos y malos hay en todas partes, la clave está en que muchos actores argentinos tuvieron un lugar donde ejercitar la intuición, el talento: “En España no hay un lugar donde entrenar, donde sistematizar la técnica. El actor debe buscar lugares para su libertad, y su libertad consiste en lograr hacer lo que quiere en el momento que quiera.”
Piernas montó un taller de trabajo en Madrid con jóvenes actores españoles. Viaja cada dos meses a la capital española y permanece unos quince días trabajando con los actores. Una iniciativa de Sbaraglia y Alterio en la que, entre otros, están embarcados Gustavo Salmerón, Elena Anaya, Natalie Poza, Eduardo Noriega, Aitor Merino, Candela Peña y María Esteve. “Para mí fue importante crear este grupo para entender algo de aquí, conocer internamente el pensamiento de aquí”, apunta Sbaraglia. “Yo no sabía actuar, fui aprendiendo”, continúa. “Estudio y sigo estudiando desde hace más de 15 años. Preparo mis papeles como un médico o como un músico, para poder interpretarlo de la mejor manera posible. Mi única arma es el trabajo. Y esa arma la tiene cualquiera. Mi experiencia es que sólo existe un talento: el del trabajo.”
Eduardo Noriega, que rodó con Sbaraglia Plata quemada, la película que introdujo en el mercado español al actor argentino, señala: “En la Argentina la preparación teatral es enorme, el boom de los actores argentinos es real y probablemente tiene que ver con esa ventaja. Leo es incansable. Para mí es un ejemplo”. “Las generaciones jóvenes en España se entrenan sólo en el cine, y eso no les permite tanta elaboración en su trabajo”, continúa Piernas. “El llamado boom de los actores argentinos se debe principalmente a los vaivenes del mercado. El caso de Leonardo es muy particular, él entendió desde muy joven la necesidad de trabajar y que un buen actor hace lo que quiere y no lo que le sale. Es un actor de una inteligencia sofisticadísima y de una sensibilidad enorme.”

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Darío Grandinetti participó en el nuevo film de Almodóvar, y ahora le llueven trabajos.
 
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