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–¿Creen que les juega en contra ser considerados exponentes del cine bizarro argentino?
P.S.: –No nos gusta ser bizarros, pero creo que nos jugó a favor en cuanto a traer gente a que vea la película. No nos gusta el rótulo bizarro por el hecho de que caemos en la misma bolsa que muchas otras cosas con las que no nos interesa figurar. Siempre la idea nuestra fue hacer una película, no llamar la atención por pendejos y por bizarros. Si caímos en la bolsa de los bizarros, bueno, es porque es lo que nos sale. Pero nuestra intención siempre es hacer películas, no estar en una movida reloca haciendo cosas de zombies.
H.S.: –Se usa el término bizarro como sinónimo de lo que es trucho. Y no es así, hay cine bizarro y cine choto. Somos bizarros, no chotos. Si cualquiera de los directores nuevos como Pablo Trapero, por ejemplo, fueran productores, tuvieran dinero, tuvieran los medios para apoyar a otra gente, sería todo distinto.
B.M.: –Es que para gran parte del público y la prensa la ecuación es así: si son amigos, se divierten y hay poca plata, la película es una mierda.
P.S.: –Esto del Malba está bueno porque estamos en un espacio contrario a donde normalmente se da la película, que nos permite llegar a otro público además del bizarro. Pero la idea es mostrarla, por ahí no les gusta, pero de todas formas, que la vea la mayor cantidad de gente posible.