ESPECTáCULOS
Dos opiniones autorizadas
José María Muscari, director teatral
EL MORBO DE LA ÚLTIMA NOCHE
Nuclear, en Shangay, a numerosos grupos de despedidas de solteros gays es un fenómeno atípico para el público que sigue mi producción (salvo el honroso ejemplo de Catch, que durante toda su temporada arrastraba a grupos de hombres en celo, participantes de despedidas de solteros heterosexuales o amigos hot con la fantasía erótica de ver a las chicas luchando en el barro). Por eso es muy particular para mí que lleguen en grupo al teatro; me pregunto por qué el espectáculo se volvió un centro de atención de particularidades tan comunes y a la vez especiales como las despedidas de solteros gays. ¿Los nuevos códigos? ¿Qué los entusiasma? Cuando reestrene en el verano, en Mar del Plata, ¿seré carne de cañón de los últimos casamientos en la Rambla?
Marcelo Polino, chimentero
ELLAS PREFIEREN ALGO MÁS LIGHT
Las solteras están estresadas, exigidas, y recurren a las terapias alternativas o salen en grupo: gritan pero no se zarpan. Vienen a un lugar en el que ven a un tipo conocido (yo, Polino), que es muy familiar y que les cuenta monólogos de las famosas, les dice cómo nacieron las vedettes, les cuenta que hizo un estudio y que la mayoría de las chicas salieron de los saunas, y que en vez de prepararse para el show se pelean unas con otras, que son clonadas. Y a las solteras les encanta escuchar esas cosas y ser objeto de minirreportajes que las hacen sentir famosas. Y después miran a los desnudistas: pero no les gusta la cosa agresiva, ni que las agarren ni que las toquen por sorpresa. A ellas les gusta la cosa light, porque el estilo que prefiere la mujer ya no es el patovica. Lo quieren más chiquito, más lánguido...