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Plaza Sintagma

La analogía entre suicidios y pobreza le sirve a Marta Riskin para advertir que el Poder Judicial, en manos del cual están las definiciones sobre el sistema de medios, enfrenta la oportunidad de impedir que la acumulación de falacias continúe atentando contra el sistema democrático.

 Por Marta Riskin *

Desde Rosario

“Todo lo que compone un estado de lengua podría reducirse a una teoría de los sintagmas y a una teoría de las asociaciones.”

Curso de lingüística general, Ferdinand de Saussure.

- Sintagma. Como definiera el propio Saussure, los sintagmas son los elementos de la lengua que, alineados uno tras otro y compuestos por dos o más unidades consecutivas, ya sea en una palabra (re-vivir) o una frase (la vida humana), permiten que cada término adquiera su valor al diferenciarse del que precede, del que sigue o de ambos. En síntesis, un sintagma, ya sea palabra u oración, está constituido por signos lingüísticos agrupados en una unidad secuencial y debida al carácter lineal del habla y de la lengua.

Sin embargo, la mente humana no se limita a asociar dominios gramaticales y “el espíritu capta también la naturaleza de las relaciones que los atan en cada caso y crea con ello tantas series asociativas como relaciones diversas existan”.

La lengua es un sistema de valores y oposiciones y antes de que Saussure definiera sus dualidades y fundara la lingüística moderna, la plaza en el corazón de Atenas ya representaba un constituyente sintáctico dentro del antiguo relato de la historia griega.

- La plaza. Sobre la amplia superficie que se abre frente a la sede del Parlamento, en el cual el pueblo griego espera que sus representantes se reúnan para cumplir con la voluntad popular, también se rinde homenaje al soldado desconocido.

A un costado de la tumba resuenan en piedra las palabras de Pericles: “Porque de los hombres ilustres la tierra toda es tumba... y en los países extraños pervive su recuerdo... grabado en el alma”.

Si las regularidades organizan las asociaciones entre los signos para que se constituyan en paradigmas de la lengua, el discurso de Pericles debería recuperarse para acompañar las palabras con las cuales su compatriota Dimitris Christoulas, hace pocos días, explicó su suicidio: “... No encuentro otra solución para un final digno antes de que esté reducido a buscar en la basura para alimentarme”.

- El mito del suicidio. Los medios de comunicación globalizados insisten en construir al suicidio como un fenómeno excepcional y aislado de los problemas sociales. Asimismo, muchos médicos y terapeutas han sido entrenados para encuadrar los suicidios en el territorio de los traumas exclusivamente individuales y los familiares a ocultarlos o convertirlos en muertes accidentales.

Aunque la OMS señala que, desde comienzos del siglo XXI, hubo alrededor de un millón de muertos anuales por suicidios comprobables en el mundo, se carece de estudios que establezcan las relaciones entre sus muertes y la pobreza, la exclusión, la desesperanza de vida, la mortalidad infantil, entre otras infames indignidades.

La concentración económica mundial requiere que se ignoren sus consecuencias y los medios cumplen la premisa, relegando los suicidios, entre otros los de sobrevivientes de Malvinas, a las últimas páginas; descontextualizan las potenciales asociaciones entre crímenes y miseria o sugieren que las víctimas son delincuentes o psicópatas.

Sin embargo, aquí y allá, es posible atar cabos. Desde el año 2009, según datos del ministro griego de Protección Civil, los suicidios han aumentado un 22,5 por ciento; en tanto, un informe del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires señalaba que los 4446 suicidios del 2002 descendieron a 2584 en 2006.

- Sintagmas y paradigmas. Al igual que las relaciones entre políticas públicas y suicidios, las conexiones entre la opinión pública y la concentración de los medios de comunicación permanece inadvertida para numerosos ciudadanos.

“No se repite porque hay represión, hay represión porque se repite”, afirmaba Gilles Deleuze. Dicho de otro modo, no se trata solo de las sutiles combinaciones de sustantivos y adjetivos diseñados por barbados y lampiños directores de marketing, sino que las inconsistencias argumentales se sostienen sobre las repeticiones que se apropian del sentido común y garantizan la continuidad de consignas dominantes.

Si, como decía el padre de la lingüística moderna, las regularidades organizan las asociaciones entre los signos para que se constituyan en paradigmas y el monopolio de los medios constituye un paradigma del suicidio, Dimitris Christoulas y otros muertos cuyas manos fueron empujadas a empuñar un arma insisten en señalar la urgencia del respeto a la voluntad popular.

Y mientras el mundo espera los datos acerca de las indudables relaciones entre suicidios y pobreza, el Poder Judicial argentino continúa enfrentando la oportunidad histórica de impedir que la acumulación de falacias continúe atentando contra el sistema democrático.

* Antropóloga UNR.

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