“Desde luego no es un buen momento para un recorte de ese tamaño”, reaccionó el vicepresidente español, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando le preguntaron por el plan de ajuste que anunció Telefónica. “No estoy de acuerdo, más claro no se puede ser”, dijo el dirigente del gobernante PSOE. El anuncio de la empresa sorprendió por su dureza: incluye el despido del 20 por ciento de sus empleados en España, unos 5600 trabajadores. También porque, en seguida, reveló que planea incentivos por 450 millones de euros para sus ejecutivos y repartir ganancias entre sus accionistas por 6900 millones.