PSICOLOGíA › UN CASO CLINICO PROPIO DE ESTOS “TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE”
Entre tres generaciones, un secuestro
Por Benzión Winograd *
En una sesión de terapia grupal (psicoanálisis compartido) del año pasado, una integrante relató una experiencia aterradora, que sin embargo no tuvo un final trágico. Pocos días antes, ella y el esposo habían sido asaltados por un grupo que, primero, había secuestrado a una hija de ambos. Esta hija vivía con su propia familia y tenía a su vez un hijo de corta edad. Los asaltantes le exigieron que fuera a su domicilio para obtener dinero, pero ella prefirió elegir la vivienda paterna, para evitar el impacto en el niño. Tanto ella como los padres respondieron con una conducta calma y clara, y la situación traumática terminó sin violencias extremas. La paciente, al narrar la experiencia en el grupo, destacó que tanto ella como el esposo sentían un fuerte respaldo hacia la opción de la hija, y así se lo explicitaron: para ellos, que hubiera elegido su casa significaba confianza en sus posibilidades de contención, respaldo y protección del nietito. Sin embargo, durante la narración, surgió la duda sobre si esa manifestación explícita había alcanzado para mitigar sentimientos de culpabilidad de la hija ante la decisión asumida.
El grupo, en sus expresiones y asociaciones, mostró distintas resonancias: en algunos, fantasías de migrar y temores al futuro; pero también un fuerte respaldo a la decisión de la hija de la integrante y a la respuesta de sus padres.
También el grupo me sugirió que le diera una entrevista a la familia de esa integrante, para que la desculpabilización pudiera procesarse en un ámbito terapéutico. Me pareció convincente la propuesta y pudimos efectivizarla sin postergaciones, comprobando que el registro grupal resultaba sincrónico con el clima que se advertía en la familia; la experiencia fue así muy oportuna.
Ante situaciones extremas como la relatada, no hay “la” solución, ni “los” resultados. Tan sólo hay dos términos evocados muy tenuamente: libertad (reflexiva) y solidaridad vincular.
En nuestra disciplina existen recursos para capacidades “resilientes” en situaciones de crisis extremas. Me refiero a lo que diferentes estudiosos del campo de la salud llaman “resiliencia”, término que, despojado de significados reduccionistas o simplificadores (del tipo “adaptación al medio”), refiere a una combinatoria de recursos psíquicos: capacidad de introspección, independencia del medio, posibilidades de interrelacionarse con otros, compromiso con valores éticos, sentido del humor, creatividad en el sentido de poner orden en una situación, autoestima consistente. Estas categorías podrían constituir un programa interno a fin de desarrollar, en la dupla terapéutica, capacidades “resilientes”.
En crisis extremas, se trata de transitar la difícil tensión que permita no minimizarlas y buscar recursos propios para atravesarlas, siguiendo el aforismo de que las crisis pueden posibilitar el surgimiento y actualización de tales capacidades. Sin que esto suponga una justificación ideológica para las causas de las crisis o para las acciones y errores humanos que las originan o que no impiden sus consecuencias destructivas.
* Fragmento de un texto que será presentado en las Jornadas “La clínica psicoanalítica en tiempos de incertidumbre. Perspectiva vincular”, de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo, que se efectuarán a partir del viernes 27 de septiembre en Buenos Aires.