EL PAíS
Cuatro candidatos de la derecha al centro con pocas propuestas
Un debate para presidenciables convocó a tres ex ministros de la Alianza (Terragno, Bullrich y López Murphy) y al gobernador Romero. Hablaron en paralelo, sin cruces. Ni propuestas.
Por Santiago Rodríguez
En las campañas presidenciales argentinas ya es una constante que el candidato mejor posicionado no participe de debates con sus adversarios y el que ayer tuvo lugar en la Sociedad Rural Argentina no fue la excepción. De todos modos, lo distintivo esta vez fue que no sólo Adolfo Rodríguez Saá dejó su silla vacía, sino también quienes lo siguen en los primeros lugares de las encuestas. Frente a tanta ausencia, hubo que conformarse con ver y escuchar cómo tres ex ministros de Fernando de la Rúa, tal el caso de los ahora candidatos Rodolfo Terragno, Ricardo López Murphy y Patricia Bullrich, proponían soluciones para un país que ya los tuvo –y no hace tanto tiempo– en lugares destacados de gobierno. Del peronismo sólo se sumó a la mesa el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero.
“Los candidatos frente a los empresarios”, prometían los organizadores del debate –la misma Sociedad Rural, la Cámara Argentina de Comercio y el diario La Nación, que aportó a su columnista Mariano Grondona como moderador–, aunque se sabía de antemano que no todos serían de la partida: Rodríguez Saá ya había adelantado que “problemas de agenda” le impedirían concurrir y lo mismo dijo Elisa Carrió para justificar su ausencia. A último momento, desertaron también Carlos Menem, José Manuel de la Sota y Néstor Kirchner.
“Hubiera querido que todos los que son candidatos estén aquí y no que algunos dijeran: ‘yo no voy porque ya gané’, ‘yo no voy porque no me siento con fulano’, o uno que llamó para decir ‘no puedo ir’”, se quejó en la apertura del debate el titular de la Sociedad Rural, Enrique Crotto.
Al término del encuentro tal vez se haya lamentado la ausencia del propio debate porque, en verdad, lo que hicieron López Murphy, Terragno, Bullrich y Romero fue exponer alternativamente por espacio de cinco minutos sus respectivas propuestas sobre temas pautados de antemano –como Promoción de la actividad económica, Reforma del sistema financiero y política monetaria o Seguridad– y jamás se cruzaron entre sí. Incluso, ninguno brilló por el nivel de detalle de sus planes, a tal punto que al promediar el encuentro Grondona les recordó “la malaria la conocemos todos, queremos saber más bien cuál es la cura”.
López Murphy, en particular, tuvo un rapto de claridad al responder la primera de las preguntas que formuló el público una vez que concluyó la etapa de las exposiciones. “Este debate fue un acto de civilidad, pero inútil”, destacó el fugaz ex ministro de Economía para desencanto de los 400 empresarios –ninguno de primera línea– que se acercó al Pabellón Blanco de la Sociedad Rural a escuchar a los candidatos.
Lo que le habían preguntado era si estaba dispuesto a firmar un acuerdo sobre cuatro o cinco puntos básicos con el resto de los aspirantes a la Presidencia y lo que trató de explicar con su respuesta fue que lo haría en tanto y en cuanto no fueran expresiones de deseo sobre las cuales no se puede sino coincidir. Es que un rato antes y sin entrar en precisiones sobre el cómo, todos habían coincidido en la necesidad de volver a dotar a la Argentina de un marco jurídico previsible para restablecer la confianza del país en el mundo y así lograr que la economía vuelva a crecer. Otra coincidencia que sonó como música para los oídos del auditorio fue la relativa a las retenciones. Palabras más, palabras menos, todos las tildaron de “abusivas” y para alegría de los hombres del campo prometieron dejarlas sin efecto en caso de llegar a la Casa Rosada.