SOCIEDAD
Presa por hacer mendigar a la hija
La mujer disfrazaba a la nena para dar más lástima. También fue acusada de maltratos. Debate por el uso de chicos como mendigos.
Por Alejandra Dandan
El dato es que una nena de cuatro años estuvo mendigando durante seis meses obligada por su mamá. La nena usaba un barbijo y un cuello ortopédico finlandés para provocar más lástima. Pero este caso no se reduce a los datos: para los penalistas, es un síntoma de un estado de desesperación sin antecedentes que crece entre los sectores de menos recursos. Aquella mujer ahora está detenida, pero en esta misma semana el Consejo de los Derechos del Niño de la Ciudad tomó contacto con otra pareja de padre e hija que trabajaba en condiciones similares. Aunque no hay datos para saber si las espuelas de la crisis están disparando estas estrategias, algunos especialistas creen que las condiciones del país pueden propiciar hasta la “automutilación”: uno de los recursos usados en la India para conseguir limosnas.
Hace dos semanas, el juzgado penal de Mariano Bergés recibió una denuncia desde un hotel familiar de la calle Catamarca 135, de Once. Ahí, desde hacía seis meses, vivía Haydée Mabel del Valle, la mujer de 43 años que ahora está detenida. En aquella denuncia, los vecinos del hotel contaron que la mujer le ponía un barbijo y un cuello ortopédico a su hija para hacerla mendigar. Además, mencionaron golpes y distintos tipos de maltratos.
La investigación del caso se hizo en una semana. Bergés le dio intervención a la Comisaría 8ª, desde donde se hicieron trabajos de rastreo, siguieron a la mujer durante el día, en los colectivos y en la misma esquina de San Martín y Alem donde paraba todos los días. El resto, lo confirmaron los testigos: entre ellos declararon algunos traseúntes y la gente del hotel de la calle Catamarca. Ahora, Haydée del Valle está detenida en la cárcel de Ezeiza, pero su situación procesal no está definida. La causa está caratulada por “lesiones” y “reducción a condición análoga a la de servidumbre”. Cuando el juez le pidió explicaciones, ella dijo que no tenía otro tipo de respuesta más que la necesidad de alimentar a su hija: “Teníamos hambre –dijo– y estamos comiendo con las moneditas”.
Esto fue lo que provocó entre quienes siguieron el caso una suerte de parálisis. El barbijo y el cuello ortopédico colocado de prepo sobre la nena y usado para trabajar durante seis meses no le provocó secuelas físicas. Ella está ahora internada en el Hospital Garrahan con marcas de golpes y con algún grado de desequilibrio psíquico. Y aunque no hubo un mutilamiento físico, sí lo hubo en sentido simbólico: “Sabe qué creo –dice Bergés–, que nos estamos pareciendo un poco a la India, donde se acude a la automutilación para ganar monedas”. Y esa marca “como en este caso, produce daños mentales graves”, dice.
¿Pero es así? ¿Aumentan los casos de chicos obligados por sus familias a trabajar de mendigos? ¿Los obligan, o mendigar no es un trabajo sino una de las últimas estrategias de supervivencia?
Mónica Isaguirre es la encargada del Centro de Atención Transitoria del Consejo de los Derechos del Niño de la Ciudad. Allí está alojada, desde el lunes, una nena que pedía limosnas con su papá en Santa Fe y Carlos Pellegrini. “La realidad es ésta –dice Isaguirre–: desde el punto de vista económico, efectivamente los chicos son un sostén para la familia, son una estrategia y los padres lo admiten.” ¿Qué admiten? Que si se ponen en la misma esquina, sus hijos ganan más dinero. “Pero esto –sigue Isaguirre– no lo tomamos como un fenómeno novedoso, están y han estado.”
Con la profundización de la crisis, es posible que vayan creciendo los chicos que trabajen como mendigos, pero estos indicadores no aparecen al menos en el Consejo del Menor, donde no llegan todos los casos, sino aquellos que son identificados por una contravención. Este es otro de los puntos que evalúa Isaguirre. En el ámbito de la ciudad, la mendicidad no es un delito sino una contravención objetada por el artículo 49 del Código de Convivencia. Por ese articulado, se sancionó al padre de la nena que llegó esta semana pero no a Haydée del Valle. En ese caso, la causa entródirectamente al fuero penal porque la imputación excede a una contravención.