PSICOLOGíA › LA APARICION DE NUEVAS FORMAS DE IDENTIDAD COLECTIVA
Triunfo de las pasiones alegres
Por Enrique Carpintero *
La precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes de protección social traen como consecuencia la sensación de inestabilidad y vulnerabilidad social, ya que el trabajo es más que el trabajo y por lo tanto la desocupación no es solamente la falta de empleo. Sus efectos negativos, al producir una exclusión, llevan a un proceso de desubjetivación cuyo resultado es impedir las necesarias identificaciones para vivir en sociedad. Es que la exclusión no equivale solamente a una ausencia de vínculos sino también a la ausencia de una inscripción del sujeto en una estructura dadora de sentido. Esto amenaza la cohesión de una comunidad generando fragmentación social.
Pero esta situación no es una “falla” del sistema sino el resultado del capitalismo actual, que necesita para su reproducción mundializada un control basado en la exclusión de amplios sectores de la población y la incertidumbre de aquellos que tienen trabajo. Más que abolir las reglas del pasado, el nuevo orden mundial implementa nuevos controles. Así, crea un conflicto entre la subjetividad y la experiencia. La experiencia está desarticulada de una subjetividad que no encuentra identificación en una narración duradera. La inestabilidad forma parte de nuestra cultura (también en los países “desarrollados”, como lo describe Richard Sennett en La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo, ed. Anagrama). Por ello, el poder no procura crear nuevas formas de cohesión social, sino hacer de la fragmentación una forma de vida aceptable. Su objetivo es conformarnos a la incertidumbre; a que nuestra existencia dependa de una lotería donde siempre gana la banca.
Sin embargo, el capitalismo crea sus propias contradicciones. Una consecuencia de esta política es el refuerzo del sentimiento de comunidad. La incertidumbre, el aislamiento, la desidentificación, han traído como resultado la búsqueda de un “nosotros” como autoprotección: una identidad que permita soportar el vacío que el poder le reserva a la mayoría de la población. Muestras de esto son las organizaciones piqueteras, las asambleas vecinales, las organizaciones sociales de solidaridad, las empresas comunitarias.
Aquí encontramos la reconstitución de las identidades colectivas: de clase, de género y de generación. La calle se ha transformado en un lugar de socialización donde son arrojados los que quedan fuera del sistema. Allí aparecen formas de identificación donde el “piquetero” encuentra un lugar como obrero desocupado y las clases medias desarrollan nuevos espacios de solidaridad.
Un caso paradigmático son las empresas comunitarias administradas por sus obreros. Los dueños han abandonado edificios y máquinas, dejando a sus empleados en la más absoluta indefensión. La opción es hacerlas funcionar o quedar sin trabajo o, peor, sin posibilidad de conseguir trabajo. El resultado es la toma de conciencia de que pueden poner en funcionamiento la empresa sin sus dueños. En este proceso, la subjetividad encuentra una experiencia que produce realidad: se apropian de su trabajo, afirmando su potencia como colectivo social. Pero esta posibilidad solamente puede ser efectiva en la medida que establezcan una red de solidaridad con otros sectores sociales y políticos. Por ello, estas empresas se transforman en un espacio social que crea com unidad, al funcionar con asambleas vecinales, grupos de trabajadores ocupados y desocupados, centros culturales, redes barriales y organizaciones políticas. A la fragmentación que propone el poder se le opone un “nosotros”, sostenido –al decir de Baruj Spinoza– en el triunfo de las pasiones alegres: la solidaridad, el encuentro con el otro. Lo cual nos lleva a que este “nosotros” no se quede en un instituido a la espera de algún acontecimiento, sino que pueda constituirse en una organización cuyo objetivo sea lograr una democraciade la alegría de lo necesario: una democracia basada en una distribución equitativa de los bienes materiales y no materiales.
* Psicoanalista. Director de la revista Topía. Este texto forma parte del libro Produciendo realidad: las empresas comunitarias, que será presentado en el Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos, organizado por Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo del 14 al 17 de noviembre.