Durante mucho tiempo, la socialización de quienes se situaban en las posiciones más favorecidas de nuestra sociedad se procesó sobre la base de modelos y valores culturales propios de otras sociedades. Europeos trasplantados, muchos ciudadanos argentinos no podían concebir formas de apreciación que no fueran las de los países europeos de referencia. Como las acuñaciones iniciales de esquemas de apreciación se constituyeron sobre una base estética y cultural que no había sido elaborada localmente, resultaba para muchos imposible la identificación inconsciente con producciones locales y la aceptación de expresiones populares que se vivían como cualitativamente degradadas, con referencia a los valores europeos asimilados originalmente como positivos. Hoy todo esto puede ser advertido y revisado, deconstruyendo esas intuiciones de base instaladas como pre-juicios a partir de un análisis que permita tematizar las identificaciones inconscientes y las primeras apreciaciones estéticas asimiladas en un mundo de la vida con supuestos eurocéntricos.