SOCIEDAD › CON CASA FOA SE INTENTA RECUPERAR EL AREA
Un empujón para la Recoleta
Golpeada por la crisis, el área gastronómica del Buenos Aires Design fue abandonada por el público y está semivacía. Ahora se realizará allí la muestra Casa Foa, como intento de relanzarla.
Por Eduardo Videla
Además que una muestra de diseño y paisajismo, Casa FOA es, por tradición, un pretexto para recuperar edificios con historia: ocurrió con el Hotel de los Inmigrantes, en Retiro, y el convento de Santa Catalina de Siena, y también con el edificio Tattersall, en Palermo, y los docks de Puerto Madero. Este año, con las restricciones que impone la situación económica, la exposición no rescatará un edificio sino un espacio semipúblico, donde hasta hace poco funcionó un centro gastronómico: los arcos y la terraza del Buenos Aires Design, el shopping de decoración ubicado en la Recoleta. La exposición comenzará el 21 de setiembre y se llevará a cabo hasta el 3 de noviembre. Durante ese lapso, los concesionarios del lugar pretenden que la Recoleta vuelva a ser un centro de atracción para clientes locales y extranjeros.
El éxito del negocio gastronómico en algunos barrios –primero Puerto Madero, luego Las Cañitas y Palermo Hollywood– desdibujaron el perfil de la Recoleta en esa actividad. Las confiterías y restaurantes ubicados sobre la terraza, que ampliaron su espacio mediante la instalación de toldos vinílicos, fueron desapareciendo de a poco hasta dejar un amplio lugar vacío. En ese espacio es donde hoy se están montando los stands de Casa FOA y donde el próximo verano –según de proyecta– habrá mesas al aire libre, con sombrillas, dotadas de un sistema de irradiación de calor, al estilo de los cafés parisinos.
De las doce propuestas gastronómicas que tenía el Design, hoy quedan sólo dos: una cafetería y un restaurante. Algunos se fueron corridos por la crisis; a otros, directamente, no se les renovó el contrato. “La idea era despejar la terraza de los toldos que cortaban la vista del parque. Y dejar sólo cuatro locales gastronómicos, más grandes. El resto estará destinado a nuevos decoradores, especialmente dedicados a diseño de avanzada, y de artesanías dirigidas especialmente a los turistas extranjeros”, explicó a Página/12 Eduardo Goilenberg, director de Nuevos Negocios de Alto Palermo Centros Comerciales, concesionario del Buenos Aires Design.
En esa reformulación –que incluye también cambios en la parte interna del shopping–, la empresa hizo su apuesta fuerte en la realización de la 19ª Casa FOA, la muestra de decoración que todos los años organiza la Fundación Oftalmológica Argentina.
Esta vez, la exposición se desarrollará, además, en un lugar abierto: mientras en los arcos de la recova habrá 32 locales destinados a decoradores, en el patio se ubicarán tres stands asignados a paisajistas. En total, habrá 1300 metros cuadrados cubiertos y 1200 al aire libre, separados del espacio para la circulación de transeúntes por tabiques formados por juncos y maceteros. Se ingresará a la muestra a través de un arco de acero, diseñado por el arquitecto Clorindo Testa, que a la vez será el lugar de salida.
A diferencia de las anteriores versiones, en esta Casa FOA no se reciclará edificio alguno. De hecho, el lugar ya fue restaurado a principios de los 90, como resultado de la concesión otorgada por el ex intendente Carlos Grosso. Allí funcionaron, sucesivamente, el Convento de los Recoletos Descalzos, un asilo para enfermos mentales y mendigos, y el Asilo de Ancianos Gobernador Viamonte.
El rediseño de las terrazas de Recoleta ya había sido anunciado hace un año. Pero el derrumbe económico que se inició en diciembre obligó a congelar el proyecto. Ahora, los cambios alcanzarán también al sector comercial, en el interior del shopping. “Se sacaron propuestas que no eran aceptadas por el público, como mueblerías y equipamiento, y se reforzó el rubro decoración”, explica Ramón Villaveirán, center manager del Design.
Dentro de los locales ya se ven los cambios a los que obligó la nueva situación del país: ya no se venden artículos importados y los productoresdebieron reconvertirse, a la fuerza, y fabricar aquí sus productos, desde lámparas hasta muebles de cocina.