SOCIEDAD › DOS PERITOS EXPLICARON COMO GOLPEARON Y VIOLARON A NATALIA
El cerco se cierra sobre la policía
Los expertos que declararon en el juicio oral del caso Melmann comprometieron la situación de los tres policías acusados.
Por Horacio Cecchi
“Nos están cagando a pelotazos contra un arco.” La descripción, bien gráfica, surgió de la boca de Rubén Palo, defensor de los tres policías acusados por el crimen de Natalia Melmann, en los pasillos de los tribunales marplatenses. Motivo: dos peritos forenses dieron a entender la participación de dos o más agresores y señalaron las pruebas evidentes de que había sido trasladada de lugar (de la casa de Copacabana, propiedad de uno de los policías acusados, hasta el vivero donde fue encontrada). Los defensores intentaron forzar las expresiones de los peritos para dejar sentado que Natalia había accedido a mantener relaciones con uno de ellos en los momentos previos a su muerte. La estrategia es obvia y sin salida: ese uno de ellos es el sargento Oscar Echenique, cuyo ADN lo deja pegado en las muestras de semen tomadas en las pericias. El intento quedó muy lejos de sentar criterio en los jueces.
Por la tarde, uno de los mozos del boliche La Cantina estuvo al borde de quedar detenido por falso testimonio tras intentar encubrir a uno de los policías y negar lo que todos afirmaron: que los boliches son zona liberada (ver aparte).
La intervención de los peritos forenses Mario Lago (de oficio) y Jorge Tonelli (propuesto por los Melmann) describió con exactitud la muerte de Natalia. Ambos señalaron que la lividez cadavérica hallada en el cuerpo demostraba que el cadáver había sido movido. Al realizar la primera autopsia, sin los resultados del estudio realizado por el geólogo Guillermo Polischuk, quien determinó que la tierra hallada en el jean de Natalia no correspondía al vivero sino a la casa de Copacabana, Lago y Tonelli determinaron que la joven había muerto en el bosque municipal, como pretende demostrar la defensa policial (cargando las tintas sobre “El Gallo” Fernández). Ayer, ambos peritos modificaron su opinión a partir de los nuevos resultados.
Según Lago, el jean se encontraba bajado a la altura de los tobillos, y la pierna derecha de la prenda envolvía la izquierda a manera de asa. Tonelli agregó que el lazo semejaba una manija para poder levantarla, dejando claramente la idea del traslado. También indicaron que la joven recibió un golpe en la cabeza para atontarla, y mostraba traumatismos en brazos y antebrazos porque intentaron mantenerla sujeta mientras abusaban de ella. Sostuvieron que el cordón había sido ajustado alrededor del cuello de Natalia para mantenerla semiinconsciente, para poder violarla antes de cerrar el nudo.
Respecto de la violación, se suscitó un debate. Ambos peritos determinaron que, pese a la evidente violencia sufrida por la joven, en la autopsia no surgieron evidencias “de daño muscular anal o vaginal”. Los defensores de los policías pidieron que quedara sentado en actas, alegando relaciones sexuales consentidas. Tonelli, entonces, señaló como ejemplo que “bajo la amenaza de un arma es probable que no se produzcan daños musculares” y destacó que “la violencia sufrida por la víctima era evidente (traumatismos, etc.) y se halló semen durante los hisopados vaginales”.
“¿Se puede determinar si la relación fue antes o después de sufrir violencia física?”, preguntó Palo. “No”, respondieron los peritos. Y Palo pidió que constara en actas. En próximas audiencias, testimoniarán los peritos que analizaron el ADN de las muestras de semen y determinaron que se correspondía con el de varios hombres. Entre ellos, Echenique. La maniobra de disfrazar al sargento como novio oculto de Natalia huele a obviedad.
Antes de los expertos, había sido el turno de los Rodríguez. No la banda musical, sino de otro tenor. Los dos se llaman Rodríguez, los dos son o eran peritos policiales de la División Rastros de la Bonaerense y los dos fueron convocados para levantar pruebas el 8 de febrero de 2001, cuandofue hallado el cuerpo de Natalia. Sergio y Oscar, ambos sargentos primero, ambos Rodríguez, deambularon entre el tartamudeo y el papelón, dejando sentado una vez más la nula (y sugerente) colaboración policial cuando en un caso aparecen señalados colegas de uniforme.
A la pregunta “¿Qué tiempo había en Miramar?”, los dos Rodríguez respondieron “yyy... era bueno”. En realidad, el verano de 2001 fue uno de los más calurosos del siglo. “Yyy..., ramitas”, respondió el Rodríguez Sergio cuando le preguntaron qué tenía Natalia encima de su cuerpo. Lo de Oscar “Pantalla” Rodríguez fue peor. Empezó diciendo que no conocía a los acusados, cuando durante diez años formó parte de la misma dotación policial miramarense, donde actuaban a su manera el mentado Echenique, Ricardo Suárez y Ricardo Anselmini (los tres policías detenidos). Y terminó al borde del falso testimonio cuando respondió en tres ocasiones en forma diferente cuando el presidente del Tribunal Criminal 2, Enrique Ferraris, le preguntó a qué distancia se podía ver el cuerpo. “Desde lejos”, “a 10 metros” y “estaba oculto debajo de un árbol”, respondió “Pantalla” sucesivamente y sin mosquearse.