SOCIEDAD › UN GRUPO DE CHICOS CAYO AL RIO CHUBUT AL DESPLOMARSE EL PUENTE
Un puente directo hacia la muerte
Los chicos, de una escuela de Merlo, habían ido en viaje de estudios invitados por el gobierno provincial. Subieron unos 60 a un débil puente, que sólo permite tres personas a la vez, y no soportó el peso. Siete chicos y la directora murieron y una nena aún estaba desaparecida. Aunque existe un cartel que anuncia el peligro, una versión dice que la advertencia no estaba en una de las entradas.
Por Alejandra Dandan
La imagen parecía un absurdo. Frente al puente colgante derrumbado en Chubut, las cámaras de televisión repetían una y otra vez la imagen de un cartel capaz de explicar esta nueva tragedia: “No pasar más de tres personas a la vez”, se leía. A las 10.30 de la mañana por el puente no pasaron tres personas, sino un bloque 65 chicos y 10 docentes de una escuela primaria del conurbano. El puente no aguantó y se desbarrancó. Pero ahora aquel cartel está en el centro de la polémica. Hay testigos que aseguran que los estudiantes subieron al puente por un extremo no señalizado. Esta versión fue rechazada por el gobierno de Chubut y por otro lugareño que declaró ante el juez como testigo. En el accidente murieron siete estudiantes que tenían entre 10 y 12 años y la directora de la escuela. Anoche una de las nenas seguía desaparecida.
El puente colgante está (o estaba) en el Valle del Dique Florencio Ameghino, un pueblo de Chubut ubicado a 130 kilómetros de la Capital provincial y donde viven apenas unas 140 personas. La estructura estaba sostenida sobre un tablado largo de madera, con sogas y hierro. De acuerdo a los datos reunidos ayer, el derrumbe no se produjo por una deficiencia del puente. Los lugareños usaban continuamente ese tendido sobre el que se hacían controles periódicos. Así, al menos, se lo aseguró a Página/12 el gobernador de Chubut José Luis Lizurume: “Los controles son habituales y este puente fue revisado hace sólo 45 días cuando comenzaron los preparativos para la temporada de invierno”.
El Dique como toda la zona suele usarse como centro recreativo, tal como pretendían hacerlo los alumnos de la Escuela Fragata Sarmiento que salieron el sábado pasado desde Merlo en viaje de estudios (ver aparte). “Estuvieron un año y medio peleando para poder venir –vuelve a decir el gobernador– y mire como terminaron: en una tragedia”.
Después de tres días de excursiones y recorridas por los principales centros turísticos de la Provincia, el grupo llegó ayer a la mañana antes de las diez al camping del Dique. Eran 65 chicos de quinto y séptimo grado elegidos para este viaje de estudios y un grupo de ocho docentes, entre quienes estaba Graciela Antinucchi, la directora de la escuela. A esa hora no había ningún control en el camping, ni personal de seguridad. Sólo permanecía un lugareño, el mismo que momentos más tarde se convertiría en testigo de la última travesía de los chicos.
“Nosotros siempre le advertimos a la gente que viene de visita a estas zonas que cuando lleguen hagan contacto con alguien, con la comuna en este caso”, sigue Lizurume. “Pero ellos no se pusieron en contacto con nadie: apenas llegaron al camping vieron el puente y salieron corriendo para sacarse una foto.”
Frente a ellos, de acuerdo a la versión que maneja la gobernación, había dos carteles. Uno era aquel que prevenía sobre el peso máximo tolerado por la pasarela. El otro letrero estaba a unos metros de ahí con la leyenda “río peligroso”. Aún así habrían pasado igual. Pero entre la gente del pueblo ayer circuló una versión distinta. Se citaba el testimonio del chofer del micro que trasladaba a los chicos, quien habría dicho que el grupo no entró por el ingreso habitual sino por un acceso secundario, en el otro extremo del puente donde no estaba el cartel con la señalización. Ese cartel, según esa versión, habría sido retirado del lugar para hacerle trabajos de pintura.
La gobernación, sin embargo, negó esa posibilidad. En cambio, aseguró que hubo un parroquiano que los vio entrar por la ingreso ubicado frente al camping y les advirtió del peligro. “Y mientras les estaba gritando -dijo el gobernador– el puente se desbarrancó.” El testimonio del lugareño fue recogido ayer a la tarde por el juez Florencio Minota que tiene a cargo la instrucción de la causa.
De acuerdo a los primeros informes de tipo pericial el peso del bloque de estudiantes aflojó los ganchos que soportan la estructura del puente. Esa fue la conclusión de los dos ingenieros de la Dirección de VialidadProvincial que ayer se trasladaron hasta el Dique para hacer los exámenes. “Acá no se rompió ni se aflojó ninguna de las sogas: el peso forzó los ganchos y se vencieron”, explicaba el gobernador anoche sin moverse de la oficina de la comuna local que funcionó durante todo el día como bunker de emergencia.
El grupo cayó dentro en el cauce turbulento del Río Chubut que por las corrientes en esa zona puede alcanzar hasta cinco metros de profundidad.
Quienes estaban alrededor sabían el peligro que corrían: el sitio es el enclave del murallón de una represa que contiene las aguas de un embalse artificial de 25 kilómetros de largo. Y la potencia de la corriente es tan brutal que aquel cauce se usa para la generación de energía eléctrica. Ese antecedente y las temperaturas que esta mañana estaban en torno a los cinco grados, hacían previsible cualquier final. “Los especialistas saben –explicó una fuente consultada– que nadie sobrevive allí abajo más de cinco o seis minutos.”
Esa urgencia puso en movimiento a todo el pueblo. Entre ellos, a Pedro Olivera. “Cuando llegamos al río –dijo– vimos que había chicos agarrados de las ramas de los árboles y algunos colgados del puente.” Los gritos y esas imágenes provocaron una revolución. La gente salió de sus casas como estaba para socorrer a quienes se habían caído: “Teníamos que sacarlos del agua –explicó Olivera– que es muy fría, los niños estaban flotando y la correntada fuerte se los llevaba arrastrados”.
A medida que la alerta se extendía, la gente se fue acercando dispuesta a tirarse al agua para sacar a los chicos. Ivan Cayú, uno de los habitantes del Valle, de 15 años, estaba en el pueblo cuando supo la noticia: “Corrimos al río porque todos iban para allá: yo rescaté a tres chicos que estaban agarrados a las ramas de los árboles de la orilla”. Los más chicos “estaban tapados de agua, llorando y asustados”. Entre el puente y la superficie del río no había más de dos metros de distancia. Con la pasarela derrumbada, la gente usó lo que había a mano para seguir sacando a los chicos del río.
Poco después, los rescatados fueron trasladados a 15 kilómetros del Dique, al Hogar Roberts de Gaiman. En tanto, hubo equipos de Bomberos y buzos de Gendarmería que rápidamente se acercaron hasta la zona en busca de los cuerpos de los desaparecidos. A medida que pasaron las horas, los equipos encontraron a cada uno de los muertos excepto a Valeria Moreno, la niña que continuaba sin aparecer. Su nombre quedó anotado ayer en Moreno, en el pizarrón de la cartelera de la escuela donde los maestros decidieron escribir la lista de sus chicos muertos.