Jueves, 3 de julio de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › ECHAN A DOS ALUMNOS POR BURLARSE Y AGREDIR A UNA DOCENTE
En un secundario público de Caballito, tres estudiantes humillaron a una profesora en el aula. Un compañero filmó la escena con un celular. El Consejo de Convivencia decidió la sanción máxima para dos de ellos. El debate por la disciplina y el papel docente.
El Consejo de Convivencia del colegio porteño donde asistían los dos alumnos que agredieron a su profesora de Historia decidió sancionarlos con la pena máxima: la separación definitiva de ese establecimiento. El hecho ocurrió el 19 de junio pasado, pero fue conocido el lunes pasado, cuando una compañera de los adolescentes publicó el video que registra lo acontecido. “Le dijimos que no iba ir más a la escuela, pero después recapacitamos y entendimos que no podemos negarle el derecho a estudiar”, confió la madre del principal protagonista de la burla y cuyo nombre no se publica por tratarse de una persona menor de edad.
La sanción fue discutida durante toda la mañana de ayer por las autoridades de la Escuela Comercial 19 Juan Montalvo, en el barrio de Caballito, quienes terminaron inclinándose por la opinión del ministro de Educación porteño. “La sanción es para el estudiante y la comunidad educativa, y para diferenciar las cosas que están bien o mal”, advirtió el ministro antes de que se conociera la resolución, al tiempo que aseguró que el muchacho “no es un delincuente, sino que cometió un error y necesita ayuda”. Hubo un tercer alumno involucrado en los hechos, a quien se penó con un cambio de turno.
“Sé lo que hice y estuve mal. Le falté el respeto, pero fue el momento”, se justificó el chico y agregó: “Igual creo que los medios lo exageraron un poco”. Su padre, Juan Carlos López, coincidió con la decisión de las autoridades. “La expulsión está bien, para que no vuelva a ocurrir y para que los otros chicos sepan que eso no se tiene que hacer -dijo-; como padres, vamos a tomar medidas para que él se dé cuenta de que lo que hizo está mal y, si es necesario, vamos a consultar especialistas y psicólogos.”
El video en cuestión muestra la reacción de este joven tras ser bochado por un punto (se sacó un cinco y se aprueba con seis). El adolescente, de 15 años, y un metro noventa, pidió hablar con la profesora Alicia Martínez a los gritos delante de todos sus compañeros. La docente, que también da clases de Educación Cívica, le indicó que se sentara y prometió charlar sobre el examen después. Al verse ignorado por ella y desafiado por sus compañeros, quiso levantarla a upa, la empujó, le tiró de los pelos y junto con otro compañero se puso a caminar a su alrededor. Cuando la docente le advirtió que podía sancionarlo, él le respondió: “Vamos, meteme una sanción que yo te meto un tiro” y la agarró del antebrazo tratando de arrastrarla hacia la puerta del aula. La profesora resistió y se aferró al libro que estaba leyendo a la clase.
“Tapala con el paraguas”, propuso desde el banco uno de sus compañeros. El alumno tomó el paraguas naranja y se puso detrás de ella, comenzó a bajarlo para interrumpir la lectura, después se lo apoyó por detrás haciendo burlas. “Dale que tengo poca memoria”, le decía otros chico que grababa con su celular. El otro compañero que lo secundaba se paró al lado de Martínez y le sopló el borrador lleno de restos de tiza. La profesora no se inmutó.
“Es una metáfora de la educación argentina: el aula se cae abajo pero la profesora sigue dando clase aunque no la escuche nadie”, reflexionó el rector del colegio El Caminante, Sergio Wischñevsky, quien también sufrió la agresión física de uno de sus alumnos. “Me sorprendió que la profesora no parara la clase hasta que estos dos alumnos se sentaran. El chico hace todo lo posible para llamar la atención y ella lo ignora, y sigue leyendo como quien quiere cumplir con el programa. Acá hay una crisis sobre cuál es el sentido de estar en el aula”, analizó Wischñevsky, quien se mostró preocupado porque la docente tampoco informó la agresión a la dirección luego de sucedida, “tal vez por sentirse impotente ante la situación”.
La encargada del Programa de Mediación Escolar del Ministerio de Educación de la Nación, Mara Brauer, también estaba sorprendida por la pasividad de la profesora. “Educar es más que leer un texto de historia, educar es otra cosa”, dijo Brauer, quien opinó que la profesora debería haber buscado a otro adulto “si ella sola no podía con el alumno, porque se trataba de un problema institucional”.
Además, señaló, al continuar con su clase evidenció las falencias que imperaban en el aula: “Su lugar de adulto y su lugar de autoridad, algo que construye el individuo y la sociedad y que se fue debilitando con los años”. Para esta especialista, es necesario “repactar” la relación entre padres, profesores y alumnos. “La violencia en los jóvenes es un problema de la sociedad, de la crisis de los adultos como referentes.”
Sobre la sanción, Brauer recordó que “el cambio de escuela está pensado en casos graves, en los que se considera que la separación es la mejor resolución para el chico y para esa comunidad educativa”. Según la ley 223, el Estado debe buscarles a los sancionados otro colegio para que retomen el estudio de inmediato. En el Ministerio de Educación insistían en que los dos chicos retomarían las clases el año próximo.
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