Si existe un dato firme, pero que provoca un desmadre de curiosidad a los investigadores, es el calibre de las armas disparadas contra los tres empresarios fusilados en General Rodríguez. De los 16 impactos que recibieron, al menos 7 forman parte de lo que los investigadores conocen como una rareza en la zona: se trata del calibre 40. Un dato firme. Y pincha la curiosidad porque, tal como anticipó PáginaI12, se trata del mismo calibre que fue disparado contra Monoteto y Quintero Gartner, los dos narcos colombianos fusilados en el Unicenter a fines del mes pasado. Otro dato firme: ayer, como para dar pábulo a esa hipótesis, los fiscales Jorge Apolo y Diego Grau, que avanzan con la causa de Macaco y Monoteto, pidieron que se compararan los proyectiles 40 de ambos fusilamientos. Tela para cortar hay. Pero en la causa de los empresarios aún no hay una hipótesis que prevalezca. Los federales empujaban la vinculación con los precursores químicos y el mundo narco; los bonaerenses, que inicialmente sostuvieron el de las drogas, empiezan a mirar hacia los medicamentos truchos; más arriba empujan para el lado de la fabricación de medicamentos ilegales. Otros mencionan a los piratas del asfalto. Si se tratara de piratas, medicamentos robados o truchos, la deuda (más abajo, en la nota, tendrá un detalle) formaría parte de la motivación, aunque en ese caso estaríamos hablando de un triple crimen, una rareza en el rubro, que a la vez es moneda corriente entre los grandes carteles narco.

Lo cierto es que las pruebas realizadas por los peritos de la Científica de la Bonaerense determinaron la cantidad de disparos recibidos por cada una de las víctimas. “(Sebastián Pablo) Forza recibió cuatro balazos en el cráneo y tres en el tórax, dos de ellos por la espalda; (Leo Horacio) Bina, tres en el cráneo y uno en el tórax; y (Damián Pablo) Ferrón, cuatro en la cabeza y uno en el tórax. Los tres recibieron algunos golpes, pero no excesivos, y Ferrón tenía un hematoma en la boca, como si hubiera dicho algo y le hubieran pegado un golpe reactivo”, describió la fuente en su típica jerga ácido-pericial. Quedó confirmado que hasta momentos antes de ser fusilados tenían los precintos, que no aparecieron en la zona, por lo que se supone que se los quitaron y se los llevaron; y que la ejecución se realizó en el lugar donde fueron encontrados. “Presumiblemente los colocaron de rodillas en el zanjón y los tiradores a sus espaldas, dispararon de izquierda a derecha. En el lugar se levantaron cinco vainas de 9 milímetros y siete del calibre 40. Había bastante sangre en el terreno, lo que confirma que los mataron allí”, completó el perito del ph alto.

El ex fiscal y actual subsecretario de Investigaciones bonaerense, Paul Stark, públicamente sostuvo la hipótesis de que “los buscaban a los tres; si no, al que sobraba le hubieran dicho ‘vos te bajás acá’”. Pero no avanzó sobre el motivo. En la investigación trabajan tanto federales como bonaerenses, porque en la Capital se denunció y en la provincia aparecieron los cuerpos. Un investigador de la Federal dijo a este diario que la hipótesis que creen más posible es la del crimen mafioso “posiblemente motivado por deudas”, en tono con la producción o venta o robo de precursores químicos que vincularían el caso en forma directa con el mundo de las drogas.

En cambio, otras hipótesis barajan con más fuerza la producción o distribución de medicamentos truchos, como también los medicamentos legales pero robados, que llevaría el caso hacia los piratas del asfalto. “Esto es de los piratas. Ellos están acostumbrados a cruzar un camión y bajar al chofer. Y no son nenes de pecho”, aseguró un investigador. Pero en esa versión no cierra el operativo: quemar la Suzuki a pleno día en una calle porteña y abandonar el otro auto en la Capital y con las llaves puestas, cuando toda la policía debía estar buscando esas patentes. Mucho menos, acribillar a tres supuestos deudores. “Esto suena más a la vendetta por una mejicaneada, a una deuda muy fuerte, pero en el mundo de las drogas, donde todo esto es más de todos los días”, apuntó otro investigador.

Todas las hipótesis mencionan la considerable deuda que habría formado Forza a través de la empresa Seacamp SA en convocatoria y reemplazada luego por Sanfor Salud (según informes del Banco Central), ambas dedicadas a la distribución de medicamentos. Particularidades: Baires Med, otra droguería a la que estuvo vinculado Forza, aparece en 13 denuncias realizadas por la Anmat (ver aparte) ante la Justicia, vinculada con redes de venta de medicamentos ilegales. Pese a esta información, el abogado de Forza, Héctor Ramírez, aseguró que no tenía ninguna causa penal abierta en su contra.

El detalle informado por el Banco Central señala que Seacamp extendió 414 cheques de cuatro bancos diferentes desde el 12 de diciembre de 2007 hasta el 31 de julio de 2008. Sólo dos fueron pagados, por un monto de 16 mil pesos. Los 412 restantes fueron rechazados por una suma de 2.964.313,48. El más alto con el número 15558751 fue extendido por 12 mil pesos, el 25 de enero pasado. Ese día extendió cinco cheques más por un total de 41.082,64, de tres chequeras diferentes. Seacamp es la empresa que Solange, la viuda de Forza, señala como la empresa que entró en concurso de acreedores. El 6 de febrero, los Forza recibieron amenazas, según aseguró Solange. “Fue en la época en la que estábamos endeudados y había gente que era impaciente y pensaba que nos íbamos a ir sin pagar. Pero, a medida que el concurso arrancó, todo se normalizó.” Lo cierto es que, según el mismo informe del Banco Central, la empresa Sanfor Salud que sucedió a Seacamp extendió 658 cheques que fueron rechazados, por 4.314.081,57 pesos.

El peso de las deudas y la mención de Solange sostienen la hipótesis del crimen por deuda impaga; pero no cierra con el rubro de los medicamentos, sean legales, ilegales, truchos o robados. En cambio sí con el mundo de los narcos. Por eso todas las lupas están puestas en la reunión que tuvieron los tres en el Wal Mart de Quilmes, donde Ferrón le dijo a su hermano que planeaba tener una reunión de negocios. Un negocio para zafar podría ser el motivo. Por qué terminar como terminaron es el interrogante de hierro.