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En su acelerado camino hacia la santificación, Agnes Gonxha Bojaxhu –más fácilmente conocida como Madre Teresa de Calcuta–, chocó con su primer traspié celestial. El milagro que la habilitaba a la santidad –la curación de una mujer india enferma de cáncer–, parece no haber sido tan milagroso, luego de la desmentida de los médicos que la atendieron. “Qué milagro, ni milagro, fueron los medicamentos que le suministramos”, dijeron especialistas del hospital de Balurghat, en Bengala.
El tránsito de Teresa de Calcuta a la santidad fue más que acelerado, desde el momento en que el Papa decretó sortear los cinco años obligatorios a partir de la muerte para iniciar los trámites.
Rápidamente, la Iglesia comprobó el primer milagro necesario: sor Rita Mascarenhas curó la parálisis de sus dos piernas por obra y arte de su fe en Teresa de Calcuta. Cumplido el primer paso en tiempo record, milagrosamente se resolvió el segundo: Mónica Basre, india de 30 años, padecía un cáncer incurable en uno de sus ovarios, pero rezó, rezó y rezó con una medalla de la madre Teresa en su vientre, y curó, curó y curó.
El 1º de este mes, una honorable comisión de expertos del Vaticano estudió cuidadosamente el caso y comprobó que no existía explicación científica. Nadie sabe bien dónde preguntaron los expertos. Lo cierto es que no lo hicieron en el hospital de Balurghat, donde fue atendida: “Se curó del tumor gracias a medicamentos muy fuertes y a un tratamiento de varios días”, aseguró el doctor Partho, ex ministro de Salud bengalí. Que Dios lo guarde.