SOCIEDAD › AMENAZAS AL JUEZ DEL TRIPLE CRIMEN DE LOS POLICíAS

Una audiencia judicial a puro grito

“No me bardiés... no me bardiés, Melazo. Mirá que mi familia se va a encargar de buscarte y colgarte”, le habría prometido Pablo Cepeda, uno de los detenidos por el triple crimen de los policías platenses, al juez César Melazo. La escena, según fuentes judiciales, ocurrió ayer al mediodía cuando Cepeda se presentó ante el magistrado para discutir cuestiones sobre su lugar de detención. El juez que tiene a su cargo el caso ocurrido en la planta transmisora del Ministerio de Seguridad hizo sacar de su despacho al detenido, al que le abrió una causa por “amenazas” que instruye la fiscalía penal de turno de La Plata.

El detenido había pedido audiencia luego de comentarle a su defensora oficial que en la Unidad 1 de la cárcel de Olmos lo querían “boletear”. Fue entonces cuando consiguió una reunión con el juez en los tribunales de La Plata. Lo primero que le pidió al magistrado fue el traslado a la Unidad 9, en las cercanías del aeroparque platense. Melazo le aseguró que enviaría su solicitud a las autoridades del servicio penitenciario. Pero Cepeda comenzó a gritar, y aseguró que estaba preso en una “causa armada”, que no tenía nada que ver con el crimen y que otro detenido (con él son ocho) lo había “ensuciado” a propósito.

En ese momento, y ante la presencia de dos secretarios del juzgado y tres custodios, el detenido habría amenazado al juez, quien de inmediato ordenó esposarlo y le labró un acta por “amenazas”. “Estaba alterado y decía que había sido presionado psicológicamente en la cárcel”, comentó una fuente judicial a PáginaI12. Por el momento, no hay un móvil claro sobre el cruento asesinato de los policías Alejandro Vatalaro, Ricardo Torres Barboza y Pedro Díaz.

La primera hipótesis indicaba que la masacre se concretó para matar a Vatalaro, quien mantendría relaciones amorosas con una joven, ex novia de Leandro Colucci, un empleado estatal que estuvo detenido unos días por el hecho. Sin embargo, el fiscal Marcelo Romero admitió luego que la hipótesis del crimen pasional perdió fuerza y que la investigación está orientada a la comercialización de drogas que podrían haber estado guardadas en esa planta transmisora.

Ayer los detenidos y 13 policías compañeros de trabajo de las víctimas se sometieron a una extracción de sangre en la Asesoría Pericial de La Plata, para que luego se cotejara su ADN con evidencia secuestrada en la causa.

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