SOCIEDAD
El psicodrama sacó la mufa al aire en 30 plazas de todo el país
La herramienta psicoanalítica de Jacob Levi Moreno tomó la
crisis y la dramatizó en las plazas. Hubo consignas como “O
juremos con gloria vivir” y se piense repetir en diciembre.
Por Carlos Rodríguez
El psicodrama, según su creador Jacob Levi Moreno, es una herramienta del psicoanálisis, en formato teatral, que busca reconectar al ser humano con su esencia espontánea y creadora. Ayer, en más de treinta plazas del país, especialistas en psicodrama y sociodrama hicieron cumplir el legado del maestro y a lomos de la crisis, apelaron a la creatividad de centenares de personas que, como en un juego, fueron sacando a relucir sus quejas, sus demonios encerrados en tantos corralitos y sus propuestas con vistas a un futuro que aparece al final del túnel, pero sin luz. Bajo la glorieta de la plaza Barrancas de Belgrano, uno de los lugares de encuentro, la queja salió sin esfuerzo: “Basta de inservibles en el poder”, “Limpiemos el país de chorros y mentirosos”, fueron algunas de las frases escritas sobre papel blanco, con crayones multicolores. Las propuestas costaron más y no pasaron del esbozo o de los buenos deseos: “Organicémonos por manzana”, escribió una Chiche que no era Duhalde. Otro participante pegó un grito de aliento que quedó zumbando: “¡Oh juremos con gloria... vivir!”.
En Barrancas, la actividad fue coordinada por el psicodramatista Claudio Ojeda, organizador de la jornada junto con Dalmiro Bustos, pionero en la Argentina, y con otros especialistas que se repartieron en las 11 plazas capitalinas incluidas en la movida. Ojeda consideró que la repercusión alcanzada “fue todo un éxito”, aunque aclaró que la jornada de ayer fue preparatoria de otra, que aspira a una mayor convocatoria, prevista para el 7 de diciembre próximo. En honor a la verdad, la primera queja que se escuchó en Barrancas fue algo inesperada: la expuso Marcelo, el profesor de tango que todos los fines de semana se planta bajo la glorieta y que ayer tuvo que ceder sus dominios por dos horas.
Con cierta timidez, los vecinos –algunas familias enteras– se fueron subiendo al psicodrama. Ojeda, en la apertura, recordó que la actividad se hizo en forma simultánea también en ocho localidades del Gran Buenos Aires, en cuatro ciudades del interior bonaerense y en 14 plazas o escuelas de las provincias de Córdoba, Santa Fe, Tucumán y Neuquén. Bajo el título general de “Escenas de los Pueblos”, la participación se planteó a partir de una pregunta: “¿Qué puedo hacer por mí, por mi familia, por mi barrio, por mi ciudad, por mi país, por el mundo”.
Todo comenzó con un reparto de palabras guías (país, personas, poder, afecto e incluso caca) que debían servir para motorizar las quejas asentadas, como grafittis, sobre papeles blancos dispersos sobre el piso. “Estalla la queja”, apuntó una trabajadora de la salud, acompañando el mensaje con trazos multicolores que graficaban el estallido. “Quien hoy espera, otorga”, “No quiero más mentiras”, “Abajo las multinacionales”, “Poder: ¿para quiénes?”, “¿El mundo es y será una porquería?”. Como en un juego de niños, los adultos fueron apuntando sus protestas y reflexiones, acuciadas por la crisis y la falta de representatividad.
Alguien apuntó ¿en solfa? “que Nito Artaza haga pronto que terminen los problemas del corralito”. Sobre el mismo papel, desechando al Dios-Artaza, una mujer replicó: “Que nosotros hagamos algo pronto con nuestros problemas”. Después, con algunos reparos iniciales, los asistentes, separados en grupos de cinco o seis, “armaron” una escena, como estatuas, como en una fotografía. “Soy un banquero”, dijo una mujer-estatua mientras levantaba el simbólico dedo mayor que sigue atormentando con su presión a millones de argentinos. Otros se juntaron para armar una escenografía supuestamente optimista. “Yo la quería llamar Viagra, porque levanta”, comentó traviesa Rosi, una adorable mujer de cabello entrecano.
Sobre el final, como siempre ocurre en el psicodrama, se intentó ir de las quejas a las propuestas superadoras. “Hay que besarse más”, intentó Chiche mientras miraba a un joven que intentaba armar una reflexión de contenido político. “¿Cuándo tengo colaboración?”, siguió quejándose otra mujer en lugar de buscar una salida. “Viva las ganas de vivir”, ensayó otro participante sin pasar de la etapa declamatoria. Por eso, segúnresumió al final Claudio Ojeda, el “¡Oh juremos con gloria vivir!” se anotó como “el mensaje más fuerte”. Bajo su influjo ahora se alienta la nueva jornada del 7 de diciembre.