“Es necesaria una decisión en conjunto”, sentenció Domingo de Cara, secretario general del Consejo Federal de Educación. La frase resume las críticas que despertó en los integrantes del organismo que nuclea a los ministros de Educación del país la decisión de la cartera educativa porteña de agregar una semana de vacaciones al ciclo lectivo 2009, a mediados de la primavera. “Nos enteramos por los medios. Oficialmente no nos llegó ninguna información”, certificó De Cara. Voceros del gobierno porteño aseguraron que comunicarán las modificaciones en el marco de la próxima Asamblea del Consejo Federal, convocada para el 2 de diciembre próximo.

Según la previsión oficial, el calendario escolar de la ciudad de Buenos Aires se iniciará el 2 de marzo; contará con tres semanas de receso, dos en invierno que se extenderían desde el 13, al 24 de julio, y una en primavera, desde el 12 al 16 de octubre, y finalizará el 17 de diciembre, siete días después de lo normal, lo que asegura 182 días hábiles de clases. Según voceros de esa cartera, el diagrama fue diseñado de esa manera “para lograr un uso inteligente” del tiempo escolar. Como el segundo semestre tiene sólo dos feriados, se decidió dar un aire en octubre, “para que los alumnos lleguen mejor preparados al momento de la evaluación final”, explicaron.

El momento elegido por el gobierno porteño para realizar el anuncio de las modificaciones “no es casual”, de acuerdo con el análisis de los referentes de los sindicatos docentes de la ciudad. Para Alejandro de Michelis, de Ctera, las autoridades gubernamentales “desvían el eje del conflicto docente”, en referencia a los reclamos que sostienen los sindicatos porteños. Por su parte, el secretario general de UTE, Francisco “Tito” Nenna, calificó de “barbaridad” que “se haya lanzado la posibilidad sin discutirlo con la provincia de Buenos Aires”.

Si bien siempre que aparece sobre el tapete genera revuelo, la idea de introducir un período de receso en la segunda mitad del ciclo lectivo no es la primera vez que se escucha. El propio presidente del organismo federal lo recordó en diálogo con PáginaI12: “Hace tres años se evaluó la posibilidad de desdoblar las vacaciones de invierno e implementar una de ellas a mediados de octubre. Propuesta que muchos ministros encontraron interesante, pero que no llegó a aplicarse porque requería de numerosos estudios, de madurez”.

Amparados en la legislación vigente, desde el organismo aseguraron que las fechas de inicio y fin del ciclo lectivo y los períodos vacacionales correspondientes deben ser definidos a través de acuerdos y resoluciones en conjunto. De tal forma lo especifica la resolución Nº 1/07, que aprueba el reglamento de funcionamiento del Consejo Federal de Educación, donde se deja en claro que se deben “acordar pautas generales para el calendario escolar, estableciendo la unidad de criterios entre las jurisdicciones”.

Con casi un mes de anticipación a la Asamblea de principios de diciembre, las autoridades del Consejo solicitaron, el 7 de noviembre, a los ministros de cada provincia y de la ciudad que enviaran la información sobre las previsiones del calendario escolar 2009, “para ganar tiempo”, explicó De Cara. Sin embargo, y aunque el tema ya era de público conocimiento gracias a los medios de comunicación, hasta ayer a las 18 no habían obtenido respuestas oficiales del gobierno porteño.

Un acuerdo en estas particularidades escolares “es necesario –recalcó De Cara–, más aún si hay desajustes entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires”. Entre los perjuicios que podría acarrear, el funcionario resaltó el hecho de que hay docentes que trabajan y familias cuyos hijos concurren a clase a ambos territorios.

Por su parte, el ministro de Educación bonaerense pidió a su par porteño que “fundamente pedagógicamente la medida y no se corte solo”. A pesar de no considerarla “útil o necesaria”, no descartó el estudio de la propuesta de cara al plenario de diciembre: “Van a ser estudiadas porque no hay que ser necio”.

De una forma similar reaccionó el secretario general del Consejo, aunque sostuvo que una semana más de vacaciones que divida el segundo semestre “complicaría” el diseño del ciclo lectivo, ya que “la idea es que ambos semestres tengan cantidad equivalente de días”.