“Ahorita mismo”, dijo el Chucho Martínez Espinoza, y comenzó a declarar con la parsimonia típica de los cuates aztecas. Tranquilo, fue respondiendo que era inocente de cada una de las acusaciones que le tenía preparadas su señoría de Zárate-Campana, Federico Faggiona-tto Márquez. Tantas eran las acusaciones que el Chucho se tardó, parsimonia mediante, más de seis horas y al cierre de esta nota seguía declarando. Para hoy, Faggionatto tenía dispuesto recibir declaración al otro autosospechado de inocente en la causa efedrina, Hernán De Carli, quien niega tener nada que ver, él y su camioneta Ram, con ningún Forza, Bina ni Ferrón, ni saber nada de la efedrina, ni de mexicanos narcos y no narcos. Es muy probable que el Chucho continúe hoy hablando (negando) ante su juez predilecto (lo prefirió por encima de los jueces paraguayos que lo detuvieron) y en ese caso la declaración de inocencia del pendejo y fanfarrón de De Carli (según se autodefinió en la entrevista exclusiva concedida a PáginaI12 horas antes de su detención) será desplazada de la luz pública varias horas más.

De Carli llegó de Miami vía Colonia, Uruguay, al mediodía y fue detenido de inmediato por personal de Prefectura luego de ser identificado por la Aduana en el tautológico puerto porteño, apenas descendió de la embarcación de la empresa Colonia Express, en Pedro de Mendoza 330. Prefectura lo trasladó al edificio Guardacostas, en Retiro, desde donde lo retiró la Bonaerense para llevarlo hasta la sede de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas, en Zárate.

“Está detenido e incomunicado”, reveló a los medios su abogado, Gustavo Hechem, quien insistió en que De Carli no tenía nada que ver con la efedrina, no conocía a Ferrón, Forza ni Bina, jamás le había prestado la impresionante camioneta Ram a nadie, menos no estando en el país, tal como el propio De Carli dijo a PáginaI12 en la entrevista realizada en comunicación telefónica con el ahora incomunicado. En dicho reportaje, el dueño de la mansión de General Rodríguez allanada por Faggionatto Márquez, reconoció ser “pendejo y fanfarrón, pero no un narco”.

En la misma tesitura se mantuvo el Chucho Martínez Espinoza, acusado por Faggionatto Márquez de ser el líder de la banda que trabajaba el laboratorio de Ingeniero Maschwitz, allanado en julio pasado y que reveló el camino de la efedrina desde Argentina hacia México.

Jesús Martínez había sido detenido en Asunción junto a otros dos mexicanos que quedaron detenidos allá, cuando uno de ellos, Leobardo Gaxiola López, intentaba pasar por el aeropuerto paraguayo, como mula, 5 kilos de efedrina rumbo a México DF. El otro detenido fue Jorge Almanza Guzmán. Da la casualidad que Almanza y Gaxiola habían llegado a Asunción desde Buenos Aires y habían hecho un stop en Clorinda, Formosa, donde estuvieron albergados en el residencial Mario, de Sarmiento 620, para cruzar al día siguiente a Paraguay. Casualmente, en el mismo Mario se albergó el ahora detenido De Carli en su viaje hacia Asunción junto a su amigo, el ex penitenciario Miguel Lombardi, al volante de la fabulosa camioneta Ram, con patente de fantasía Swat.

Faggionatto ordenó el allanamiento de la mansión de General Rodríguez la semana pasada luego de que un testigo de identidad reservada dijera que con una tercera persona había visto la Dodge Ram en la zona donde fueron hallados los cadáveres de Forza, Ferrón y Bina y que le había tomado una foto con un celular y también que había visto a Bina conduciendo la misma camioneta. Hechem repitió ayer los mismos argumentos que su defendido, cuando señaló que “ni la supuesta foto ni esa tercera persona aparecieron”.