Dieciséis niños quedaron huérfanos luego de que su familia fuera asesinada en Nochebuena por Papá Noel, o por Bruce Pardo, un ingeniero de 45 años disfrazado de Papá Noel, en California. Las autoridades debían identificar formalmente los nueve cuerpos encontrados en los escombros de una casa de Covina, 37 kilómetros al este de Los Angeles luego de que Pardo abriera fuego contra su ex esposa y su familia.

La policía, de todos modos, ya publicó los nombres de nueve personas desaparecidas que presuntamente serían las víctimas de Pardo. Los nueve fueron identificados como la ex esposa de Pardo, Sylvia Ortega, sus padres, sus dos hermanos y sus parejas, su hermana y su sobrino adolescente. El asistente del juez de instrucción de los Angeles, Ed Winter, aseguró que los cuerpos de las víctimas estaban quemados y por ello no podían ser reconocidos, por lo que pasarían varios días antes de su identificación formal mientras los funcionarios revisan sus registros dentales y de rayos X.

Vestido con un disfraz de Papá Noel, Pardo disparó poco antes de la medianoche del 24 a unos 30 invitados en una fiesta navideña a la que, aparentemente, no había sido invitado, al menos como Bruce. Luego prendió fuego al lugar. El asesino se suicidó a 40 kilómetros de la escena del crimen. Los tres hijos de Ortega estaban presentes durante el ataque pero sobrevivieron, indicó el abogado de la familia Scott Nord a la cadena NBC4. “Toda la familia fue arrasada –dijo–. Hay unos 16 huérfanos”, añadió.