SOCIEDAD › EXPERTOS TUCUMANOS ADVIERTEN SOBRE LOS PELIGROS DE LA DESNUTRICION
El riesgo de una generación perdida
Los médicos advierten que la desnutrición en Tucumán pasó de crónica a aguda y que las consecuencias serán devastadoras: muertes, carencias neuronales y una población cada vez más enana.
Por Alejandra Dandan
“Los ‘70 le costaron al país una generación de desaparecidos; si no cambian las cosas en los próximos años tendremos otra.” Con esa hipótesis analiza el alcance del caso de los niños muertos en Tucumán, Francisco Donofrio, presidente de la Asociación Tucumana de Nutrición. Con ese diagnóstico coinciden en mayor o menor medida quienes trabajan en el campo de la salud de esa provincia. Hace cinco años la desnutrición en Tucumán era “crónica”, ahora –dicen– es aguda: uno de cada 4 chicos menores de 6 años sufren algún grado de desnutrición. En ese contexto, los analistas están convencidos de que los cuatro chicos muertos en las últimas dos semanas no son los únicos, sino sólo aquellos casos que llegan a conocerse. Aseguran que, si estos indicadores persisten, en la provincia y en buena parte del país se anticipa un futuro negro. La falta de nutrientes provocará más muertos, carencias neuronales, retrasos de crecimiento y poblaciones cada vez más enanas.
El lunes pasado, la muerte de la nena de seis años estremeció a buena parte del país. En ese mismo momento, se confirmaba la existencia de otros tres casos ocurridos en las últimas dos semanas. Ese eslabón despertó críticas de todos los sectores. Esas muertes no se revisaron sólo desde las fallas del sistema de salud o de la crisis que sacude cada extremo del país. Quienes intervinieron en la polémica, cuestionaron, sobre todo el modo en que se distribuyen en aquella provincia las partidas destinadas a los planes de emergencia social y alimentaria.
Después de cuatro días de debates, la discusión aún no está saldada. Hay una pregunta todavía pendiente y una respuesta con poco consenso: ¿por qué hay chicos que se mueren de hambre en Tucumán? Para algunos la culpa es el desvío de fondos o de la asistencia basada en un régimen de clientelismo político. Para los voceros del gobierno local, en cambio, el gran problema es o la falta de fondos o la existencia de un Estado nacional en disolución permanente. Entre estas dos lógicas, piensan el problema un grupo de especialistas entrevistados por Página/12. Entre ellos, Donofrio, que además de dirigir la Asociación Tucumana de Nutrición, fue asesor durante un período corto del gobierno de Molina. Donofrio formó parte del ministerio de Salud durante la gestión de Alejandro Sangenis, uno de los funcionarios que renunció cuando entendió –dijo en estos días– que no se hacía salud pública sino política partidaria. De eso habla ahora Donofrio.
–¿Por qué se fue usted del gobierno?
–Porque hay muchas trabas políticas, es como que al gobierno de Tucumán, a las altas autoridades, este problema un poco les resbala.
El problema planteado por el especialista, es el de la pobreza en general, los niveles de salud y el de la desnutrición en particular. Un tipo de desnutrición que algunos sectores de la provincia viven desde hace tres generaciones: “Porque estos padres, los papás de esta chiquita muerta, también fueron desnutridos o sea que no sería raro que ya estemos hablando de una tercera generación de desnutridos en Tucumán”.
Estos antecedentes, para algunos, estaban anticipando ya la gravedad de un proceso que podía terminar con estos casos de muertos. Así lo piensa, por ejemplo, Elsa Moreno que es directora de la maestría de Salud Pública de la Universidad provincial: “Era previsible que algunos se nos mueran porque tenemos cifras altas de desnutrición, en estos momentos, las estadísticas no puede ser menores de un 20 a un 25 por ciento en menores de cinco años”.
Históricamente esos datos eran distintos. Los sanitaristas podían prever hasta ahora una expansión de la población desnutrida pero no un aumento en las estadísticas de muertes. “Hace unos años –dice Moreno– teníamos siempre desnutrición crónica que se manifiesta en baja talla, niños con menos rendimiento escolar, pero que no les causa la muerte: ahora estamos en presencia de una desnutrición aguda y eso es lo grave y lo que ha cambiado”. Sobre este nuevo tipo de población, las políticas sanitarias desarrollas parecen no ser suficientes. Los Centros Asistenciales Primarios que atienden a los sectores de menos recursos, para Moreno, no están preparados para captar las necesidades de las poblaciones más vulnerables. “Cuando está aumentando la desnutrición en estos niveles –dice– es necesario que estos Centros estén preparados para captar a estos niños y no para esperar la demanda”. Las condiciones deficitarias advertidas son múltiples. Los centros funcionan sin personal para trabajar o con la incorporación de médicos que esperan en los lugares para atender a una demanda que, según Moreno, no va al Centro porque no tiene recursos. Y la falta de recursos no son sólo económicos, son también culturales.
¿Todo esto se resuelve con más partidas de dinero? Donofrio cree que no. “Los gobiernos democráticos siempre tuvieron plata, hubo plata de Nación, hubo del Banco Interamericano y siempre hay derivaciones y vos no sabés dónde termina la plata o qué se hizo con la plata”.
–¿El presupuesto alcanzaría?
–Nosotros tenemos alimentos, pero por la falta de educación nutricional no los sabemos consumir. Los recursos son buenos, lo que pasa es que hay que ver cómo se administran y quiénes los administran y si esos recursos llegan. Siempre hubo programas que se usan en tiempos de campañas electorales de gobierno. Los recursos están, cómo se utilizan y a quiénes llegan, no sé.
Aun así Tucumán no es una isla. Los indicadores de desnutrición son iguales a los del resto del país. ¿Pero por qué Tucumán se convierte en noticia? “Lo que pasa es que las situaciones de pobreza se las siente más en el interior del país –dice Donofrio–, porque los niveles de desocupados son mucho más altos”.