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Una grilla de más de cincuenta DJ y bandas que incluye a varias figuras de la música electrónica mundial y a casi todos los integrantes de las primeras filas de la escena local coinciden en lo que será una de las citas centrales de 2002: el festival Creamfields, una de las marcas más importantes –sino la más– de la cultura dance del planeta. La cita tendrá lugar hoy a partir de las 15 (con el plan de extenderse todo el resto del día y, claro, la noche) en el Dique 1 de Puerto Madero, y será el segundo año consecutivo en que este promocionado festival internacional haga escala en Buenos Aires, la única ciudad latinoamericana que hasta el momento lo ha albergado. El cronograma de horarios y lugares de presentación de los artistas –que repartirán sus actividades en cuatro carpas– se mantiene en reserva hasta el mismo comienzo del evento, pero se espera que los momentos más calientes estén a cargo de Timo Maas, Frankie Knuckles, Hernán Cattáneo y Babasónicos. La entrada cuesta 35 pesos (no se suspende por lluvia) y el predio también incluirá bares, muestras de arte digital y áreas de recreación con autitos chocadores y otras atracciones.
Los principales focos de interés del evento son sus DJ internacionales, algunos de los cuales militan entre los más prestigiosos del mundo. La primera fila la conforman DJ no sólo destacados por sus habilidades para animar pistas, sino también por su colaboración con multivendedores artistas de pop y rock, en algunos casos para “modernizarles” el sonido desde la producción, y en otros a través de la confección de remixes, o versiones bailables de canciones. Entre los extranjeros que se presentarán en el festival se destacan Maas, Knuckles, Nick Warren, Pete Tong, Satoshi Tomiie y Sister Bliss. Maas es un alemán que colaboró con Madonna, Moby y Garbage y fue animador estable del prestigioso club Twilo, de Nueva York. Knuckles tiene status de leyenda: neoyorquino con más de treinta años de carrera, es uno de los creadores del house (el subgénero de música electrónica más difundido) y su currículum incluye colaboraciones con Michael Jackson, U2, Madonna, Björk y Pet Shop Boys. La otra gran figura es Tong, un veterano y exitoso conductor radial y productor de la BBC, impulsor de artistas como Orbital, Goldie y The Brand New Heavies. Warren, por su parte, es famoso por su fructífera sociedad con Massive Attack; Tomiie es un ascendente ahijado de Knuckles que trabajó para David Bowie, U2, Mariah Carey y Simply Red, y Bliss, de la banda Faithless, es acaso la DJ femenina más importante del mundo.
Entre las atracciones locales se destacan Hernán Cattáneo y Babasónicos, además de DJ reconocidos como Carlos Alfonsín, Spitfire, Carla Tintoré, Fabián Dellamónica, Leandro Fresco, Romina Cohn y Aldo Haydar. Pero la oferta incluye también a artistas provenientes del under de la escena electrónica porteña como Canu, Boeing o los muy particulares Machine Marafioti, multitudinaria y heterodoxa agrupación que utiliza instrumentos convencionales, pero generando un sonido similar al de la música electrónica.
Cattáneo es el gran referente argentino de la música electrónica a nivel internacional, además de un pionero a nivel sudamericano. Es la estrella del dance vernáculo junto a Diego Ro-k, gran ausente local de la grilla. Atracción estable de Clubland en Buenos Aires, y con asiduas presentaciones en Europa y Asia, Cattáneo suele compartir escena con pesos pesados internacionales como Paul Okenfold, Fatboy Slim y Deep Dish, con lo que pertenece a la élite mundial del dance. El caso de Babasónicos, en tanto, es especial: acaso el exponente más rockero y menos electrónico del festival, viene de reunir a más de diez mil personas en su reciente presentación en el Luna Park. Babasónicos sorprendió desde sus inicios por la inclusión estable de un DJ entre sus integrantes (aunque en los últimos años ya no forma parte del grupo). Otras bandas de pop rock que formaránparte de la grilla son los marplatenses Altocamet y Miranda!, uno de los grupos nuevos más promocionados de los últimos meses.
La realización de Creamfields por segundo año consecutivo en Buenos Aires, aún en el año 1 después de la devaluación, consolida a la ciudad como una verdadera capital de la música electrónica, rótulo que no sólo se basa en las visitas internacionales, sino también en la intensa escena local tanto en discotecas mainstream –Pachá, por caso– como en el under, donde cada vez más proliferan fiestas y ciclos independientes, con las fiestas BPM y las de Fuga Jurásica a la cabeza.