SOCIEDAD

Catástrofe ecológica por un petrolero que se hundió

El petrolero averiado se fue a pique ayer. Pese al operativo para frenar la catástrofe, temen que sus 77.000 toneladas de combustible lleguen a la costa española.

Por Owen Bowcott*
Desde Londres

La operación de salvataje internacional para prevenir que el petrolero “Prestige” libere el resto de su carga en la costa atlántica de España parecía destinada a naufragar ayer, cuando el barco se quebró y hundió. Pese a la cantidad de ofrecimientos de ayuda de diversos gobiernos alrededor del mundo, los expertos temen que sea muy poco lo que pueda hacer para evitar el desastre ecológico, salvo defender algunas localidades costeras con barreras flotantes protectoras.
La agencia marítima británica ayer renovó su ofrecimiento de ayuda técnica y experiencia. El equipamiento disponible incluye dispersantes, bombas de alta velocidad, maquinaria de trasferencia barco a barco, barredores de superficie y barreras flotantes. La vasta artillería sugiere que aún mucho podría hacerse para detener la catástrofe, pero Smit Salvage, la compañía holandesa que trabaja en el operativo, advirtió que las condiciones del mar impedirían un efectivo despliegue de barreras y dirigir el combustible hacia la costa. “Puede verse calmo y soleado en televisión, pero hay olas de cinco metros, lo que es normal en esta época del año. Es imposible detenerlo”, dijo Lars Walder, vocero de la compañía. Se espera que los vientos y las corrientes empujen el petróleo hacia la costa de Galicia, en el noroeste de España, durante al menos las próximas 48 horas.
Los barcos destinados a la limpieza estaban camino a la escena para unirse a los remolcadores, helicópteros y aviones de reconocimiento ya en posición sobre el naufragio. La pesadilla prevista por los expertos en control de contaminación es que los tanques del barco pueden quebrarse por el impacto contra el fondo del mar o implosionar por la presión a una profundidad de 3600 metros. Eso podría provocar que la totalidad de las 77.000 toneladas fueran liberadas en el océano y eventualmente llevadas hacia la costa por los vientos y corrientes. Nadie tiene seguridad de que las temperaturas a tal profundidad puedan solidificar el petróleo y evitar que llegue a la superficie.
Una opción radical que recibía ayer creciente apoyo en España es bombear el combustible para incendiarlo y destruirlo. Archie Smith, jefe ejecutivo de Oil Spill Response Ltd, que envió sus asesores a Galicia, advirtió que es difícil mantener el fuego encendido en el mar. “Una vez que el petróleo se expande en la superficie es difícil tenerlo vivo –dijo–. El efecto enfriador del agua lo apaga constantemente.”
“Los dispersantes podrían haber servido para dividirlo en pequeñas partes que eventualmente podrían ser consumidas por la acción microbiológica. Pero este tipo de fuel denso, que tiene extraídas las fracciones más leves, es más difícil de dispersar.”
“Si el petróleo es suficientemente denso puede no flotar en la superficie –dijo Smith–. Necesitamos preparar defensas en la costa que protejan áreas pequeñas, sensitivas, donde hay marinas o cultivo de peces que pueden ser defendidos colocando barreras. Hay cientos de millas de costa que podrían verse afectadas.”
La limpieza de la costa seguramente seguirá mucho tiempo. En desastres anteriores los responsables descubrieron que la cantidad de residuos que deben ser recogidos de las playas es diez veces superior al combustible liberado. En el caso de “Erika” –otro viejo petrolero que se hundió en Francia en diciembre de 1999–, entre 12.000 y 15.000 toneladas de combustible viajaron hacia la costa, pero se recogieron 250.000 toneladas de residuos en las playas.
Mientras que los ecologistas se resignaban a la inevitabilidad del desastre, el presidente francés, Jacques Chirac, dijo que era necesaria una seguridad marítima “draconiana” para prevenir que viejos petroleros pusieran en peligro las costas europeas. Criticó la “incapacidad de los funcionarios, en particular europeos, para tomar las medidas necesarias contra la laxitud que permite el despliegue de estos barcos-basura”. Las autoridades españolas sostienen que el “Prestige”, que se fisuró durante una tormenta el pasado miércoles, no había sido inspeccionado desde 1999. La Unión Europea endureció sus normas sobre transporte marítimo en 2001 y reclamó un progresivo remplazo de navíos de un solo casco por embarcaciones de doble casco.
*De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12

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El “Prestige”, accidentado el miércoles, se quebró en dos ayer y desapareció bajo el agua.
 
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