Jueves, 1 de octubre de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › PROGRAMA DEL HOSPITAL GARRAHAN PARA ATENDER A PACIENTES DEL INTERIOR
El hospital de pediatría puso en marcha un programa que lo conecta con localidades de diez provincias. El objetivo es conectarse con médicos y pacientes para evitar traslados y estadías prolongadas en Buenos Aires. Buscan federalizar la atención.
¿Cómo hacer para que, en lugar de que el niño que vive en el interior y requiere atención médica de excelencia no tenga que ir hasta Buenos Aires y la que viaje, en su lugar, sea la consulta médica entre especialistas? La respuesta la encontró el Hospital Garrahan, que puso en marcha el Programa de Referencia y Contrarreferencia, capaz de interconectar a ese centro asistencial con más de diez provincias, con el objetivo de atacar las falencias regionales y federalizar la atención pediátrica de calidad. En ese marco, se puso en marcha este martes el subprograma de Presencia, donde por una cámara satelital (denominada telepresencia) “podemos lograr contactos ‘cara a cara’ con médicos y pacientes, para evitar los traslados y fomentar derivaciones adecuadas y consultas concretas”, explicó a Página/12 el pediatra Luis Alberto Carniglia.
Los puntos marcados con alfileres sobre un mapa semejan el desarrollo de una estrategia bélica, pero su implementación nada tiene que ver con un conflicto militar sino con una iniciativa sanitaria que se centra en dos conceptos fundamentales: la comunicación y la confianza en el contexto familiar de los pequeños pacientes. “Todos los días el hospital parece la virgen de Lourdes, donde madres y chicos vienen como en peregrinación. Sin embargo, el conocimiento del médico provincial sobre el pibe y su situación familiar es muy distinto al que se tiene desde Buenos Aires”, dijo a este diario el médico Fernando Matera, presidente de la Fundación Garrahan. “La experiencia –afirma– puede llegar a desechar para siempre los nefastos binarismos occidentales de centro-periferia o saber hegemónico versus saber popular.”
La puesta en marcha del nuevo programa fue financiada en parte con la donación realizada tras el remate de la obra realizada por los artistas León Ferrari, Luis Felipe Noé, Rep y Adolfo Nigro, promovido por Página/12.
Desde 1987, cuando se inauguró el Garrahan, miles de niños –en compañía de alguno de sus padres– llegan desde las provincias para atenderse en ese centro de excelencia. Matera fue el primer presidente del Consejo de Administración del hospital. Diez años después, empezó a funcionar la Casa Garrahan, en Pichincha al 1700, para albergar a las familias de bajos recursos.
Humahuaca, Tilcara, Palpalá y La Quiaca en Jujuy, Presidencia R. Sáenz Peña, Villa Angela, San Martín y Castelli en Chaco. También, Zapala y Bouquet Roldán en la provincia de Neuquén. Como si fueran objetivos militares, desde 2003 los pueblos y ciudades donde el Programa de Referencia y Contrarreferencia comenzó a funcionar están representados en mapas regionales que decoran la oficina de conferencias de la Fundación Garrahan, en el barrio porteño de Barracas.
“Las chinches marcan las zonas en las que ya existen oficinas de comunicación a distancia (OCD), es decir, donde los especialistas pueden realizar interconsultas hospitalarias o derivaciones de pacientes a distintos centros de salud locales o de otras provincias.” Como coordinador de la iniciativa pediátrica federal y después de pinchar las cartografías más de cien veces, la explicación de Carniglia es casi estratégica: “La idea siempre fue trabajar en conjunto, ni arriba ni abajo, sino a la par de los médicos provinciales para que el traslado de los chicos enfermos a la ciudad de Buenos Aires se concrete sólo si es estrictamente necesario”. Según el pediatra, el Programa de Referencia y Contrarreferencia es una red “sin cabeza, pero con muchísimos contactos entre los distintos niveles de complejidad de los hospitales regionales y provinciales”.
“Gracias al Programa, entonces, la que viaja es la consulta y no el paciente.” Para invertir la carga del traslado del cuerpo al mensaje, Matera (y los casi 60 especialistas médicos y administrativos del Garrahan) utilizaron los relatos de las madres “que venían del interior y se instalaban durante meses en la Casa Garrahan para acompañar el tratamiento o, por ejemplo, esperar la posible operación de un hijo”. Al estilo de un estudio sociológico, las narraciones maternas sobre las nefastas consecuencias del desarraigo en la vida familiar del paciente funcionaron como disparador para la gestación del Programa.
“Incluso mujeres sin ninguna educación lograban con su esfuerzo que el niño fuera atendido de la mejor manera”, empezó a contar el pediatra Carniglia, pero Matera lo interrumpió suavemente y en voz baja. “Sin embargo, ninguna de las mamás podía mantener su fuente de trabajo o cuidar a sus otros hijos”, dijo el presidente de la Fundación Garrahan. Matera, entonces, explicó el porqué de la falta: “Miles de kilómetros de distancia entre el hogar familiar y el hospital”.
Carniglia expuso, por su parte, la solución a la problemática: “El principal objetivo del Programa es unir la mayor cantidad de profesionales de distintos niveles de complejidad hospitalaria en el país, para constituirnos como un verdadero equipo de trabajo, mientras vamos incorporando a la madre del pequeño paciente como sujeto activo en la salud de su hijo”. Para los especialistas del Garrahan, no es improvisado ni casual el uso constante del gerundio y del nosotros inclusivo. Porque, según el pediatra y pese a que “generalmente los médicos hacen un ‘toco y me voy’ o creen que el monólogo es la forma de tratar con colegas o pacientes, probamos que la mejor forma de asistencia es el devenir, estar con los demás, utilizando el diálogo como herramienta fundamental de la consulta”.
El experimento médico-comunicacional se testeó en Jujuy. “Los primeros convenios los firmamos con provincias del nordeste y noroeste argentino porque más de la mitad de su población no tiene las necesidades básicas satisfechas.” Siguiendo el relato de Matera, si la red es su forma visual, los subprogramas son los que conforman el contenido específico del Programa de Referencia y Contrarreferencia: comunicación a distancia, capacitación a especialistas de salud (médicos o administrativos) y colaboración en áreas críticas (como neonatología).
Pero, “cuando el desequilibrio técnico es limitante del servicio, es necesario también proveer las herramientas tecnológicas que permitan mejorar la atención de los pacientes”, concluyó Carniglia.
Informe: Mariana Seghezzo.
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