Lunes, 16 de agosto de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › UN BONAERENSE MATó DE UN BALAZO A UN COMPAñERO
El cuerpo del policía apareció baleado en Glew. El sospechoso fue detenido en Santa Fe. La madre de la víctima denuncia que a otro hijo policía también lo mató un uniformado.
La inseguridad viene por dentro. El último policía caído murió a manos de un colega uniformado de la Bonaerense. Ayer a la madrugada, alrededor de las 2.30, fue hallado el cuerpo de Walter Daniel Benguria, de 23 años, agente de la 1ª de Lomas de Zamora, cerca del barrio UPCN, situado en ruta 210, en la localidad de Glew. La hipótesis de que podría haberse tratado de un robo quedó “totalmente descartada”, indicó el titular de la Superintendencia Sur de la Policía Bonaerense, el comisario mayor Roberto Castronuovo, y señaló como presunto autor del crimen a un colega que quedó detenido. Lo más sorprendente es que su hermano, también de la Bonaerense, murió baleado por otro policía. La madre de Benguria lo ve desde otro costado: “El caso de mi hijo mayor, que tenía 24 años, y también era policía, quedó sin justicia porque la persona que lo mató aún está en la fuerza”. También denunció que por aquel caso de parte de la Bonaerense no recibió ningún tipo de contención psicológica.
“Hoy tenía que llevarle flores a uno de mis hijos y mañana tengo que ir a enterrar a mi otro hijo”, dijo, destrozada.
A contramarcha de lo que suele ocurrir en la urgencia policial, la identidad del detenido no trascendió. Sólo que era uniformado de la Comisaría 1ª de Lomas de Zamora. Como antecedentes, las fuentes policiales citaron que últimamente había faltado al servicio y ya estaba notificado de que iba a ser sancionado por ello. Ahora, todo se complica. Acusado de ser el autor de la muerte de su compañero, ayer a la tarde –luego de que el juez de Garantías 7 de Lomas de Zamora, Horacio Hryb, librara la orden– fue detenido en la localidad santafesina de San Justo.
El cuerpo de Benguria fue encontrado ayer a la madrugada en la zona sur del conurbano, en la localidad de Glew. Según Castronuovo, la víctima, que estaba con su uniforme porque había terminado su servicio a la medianoche, “recibió dos disparos de 9 milímetros, uno en el rostro y el otro en la región occipital”. Los policías de la comisaría local habían llegado alertados por un llamado del 911 y de acuerdo con lo que se estableció de varios testimonios, Benguria había estado en el lugar a bordo de su camioneta y junto a un hombre que luego de los disparos escapó con el vehículo, que finalmente fue hallado abandonado en Villa Diamante, Lanús. Con un profundo dolor, la madre de Benguria reveló que tiempo atrás su hijo mayor de 24 años, que también era policía, había fallecido y remarcó que su muerte “quedó sin justicia porque la persona que lo mató aún está en la fuerza”. Además, expresó que “esto no hubiera pasado bajo ningún punto de vista si se le hubiera dado contención” al agente con supuestos problemas de adicción, ya que “había varios agentes que lo sabían”. Mientras que la policía indicó que las causas del hecho fueron motivos “personales”, la madre de la víctima expresó: “Lamentablemente, mi hijo lo quiso contener y no así los que realmente tenían que hacerlo, lo más alto de la cúpula”.
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