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El terremoto en Japón sacudió también el mundo del fútbol. El argentino Pablo Bastianini, delantero del Yokohama Marinos, de la liga de ese país, afirmó ayer que el departamento donde vive con su familia “se empezó a mover como un papel” durante el fuerte sismo y el tsunami que azotó al país asiático. “Fue una situación horrible que nunca me había pasado. Si bien fue a 300 kilómetros de donde estaba, el temblor se sintió muy fuerte”, remarcó. Con una trayectoria larga en el ascenso del fútbol local, Bastianini vistió las camisetas de Defensores de Belgrano, Quilmes y Boca Unidos de Corrientes. Además, antes de recalar en Japón, tuvo un paso fugaz por Independiente. Sin éxito en Argentina, buscó nuevos horizontes, y así se convirtió en el único futbolista argentino que milita en la liga japonesa.

Cuando se produjo el terremoto, Bastianini ya estaba en su departamento junto a su mujer y su hijo. Poco tiempo antes estaba retornando del entrenamiento del Yokohama Marinos. “Todo movimiento generaba un susto inmenso. Es difícil describir cómo se siente estar en medio de un sacudón tan grande como el que vivimos. Cada vez era más fuerte, así que con mi familia buscamos un lugar abierto y nos fuimos a una plaza cercana. Pude haber estado en plena autopista volviendo y eso hubiese significado una angustia terrible”, afirmó el atacante, de 28 años.

Más allá del susto que provocó el temblor y el tsunami posterior, que arrasó con varias ciudades del país asiático, Bastianini apuntó que está “muy sorprendido por la tranquilidad de los japoneses ante la catástrofe”. “Fue realmente impresionante ver cómo es que actuaban con mucha naturalidad con este tema que para nosotros puede ser trágico desde un primer instante. No estaban desesperados porque aprenden muy bien lo que hay que hacer en estos casos. Se lo tomaron con mucha calma y eso permitió que se pudiera evacuar sin problemas algunos de los lugares afectados. Aun así, el problema fue inmenso y los superó”, sostuvo.

Otro que vivió de cerca la tragedia fue Sergio Escudero. “Es el mayor drama que sufrí”, sintetizó el mediocampista, español de nacimiento pero argentino por adopción (hizo todas las inferiores en Vélez), que juega actualmente en el Urawa Red Diamonds. “Yo vivo en Saitama, lejos de la zona más afectada. Pero es increíble cómo se movió el país”, agregó. Primo de Damián (Gremio de Brasil) y sobrino del “Pichi” Osvaldo (integrante de la Selección Juvenil que en 1979 ganó el Mundial de la categoría, justamente en Japón), señaló además que “la gente va revolucionada por las calles, se palpa la tensión, y los edificios se caen a pedazos”. El terremoto que sacudió Japón caló profundo en todo el mundo y el fútbol no estuvo exento de esa tragedia.