Lunes, 9 de mayo de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › UNA ONG AMBIENTALISTA SOLICITó INFORMES A LA COMISIóN DE ENERGíA ATóMICA
Miembros de la ONG ambiental Conciencia Solidaria entregaron un pedido de informes a la Comisión Nacional de Energía Atómica en torno del estado de seguridad de las centrales nucleares que funcionan en el país y de las medidas de evacuación previstas para las comunidades aledañas a estas plantas de energía ante un eventual accidente, entre otros puntos. Los ambientalistas se manifestaron frente al organismo con una performance mediante la cual pusieron como ejemplo, de los riesgos que implica utilizar este tipo de energía, el trágico accidente de Chernobyl, ocurrido hace 25 años.
Cristina Martín, presidenta de Conciencia Solidaria, expresó que la ONG que encabeza “está en contra la energía nuclear porque es insegura, contaminante y excesivamente cara”. Como propuesta, Martín sugirió que se destinen fondos “para investigar energías alternativas como la solar, eólica o mareomotriz”. Hoy en día, Argentina cuenta con dos centrales nucleares en funcionamiento, Atucha I (Zárate-Buenos Aires) y Embalse (Río Tercero-Córdoba), que producen cerca del ocho por ciento de la energía del sistema nacional energético interconectado. A estas unidades se sumará próximamente Atucha II, también localizada en Zárate.
“Estamos a 25 años de Chernobyl, que demostró que no hay seguridad posible ante un accidente en una planta nuclear. Esto se reactiva con lo ocurrido en Fukushima”, expuso la referente de la organización. Según consideró Martín, la utilización de este tipo de generación energética “hoy se replantea en el mundo”. “Alemania, por ejemplo, va en proceso de cerrar sus centrales nucleares”, graficó.
En el texto entregado a la CNEA por Conciencia Solidaria se pide “información sobre el estado operativo de las centrales respecto de su seguridad hacia el medio ambiente y las personas”. Además solicita que se enumeren “todos los incidentes ocurridos” hasta la fecha en dichas plantas de energía. Y continúa en otro punto con la necesidad de conocer “las medidas existentes en caso de un accidente en las centrales” que tengan como fin “la evacuación y la protección de las comunidades cercanas”.
En un tercer ítem, la ONG requirió conocer sobre la situación actual de los sitios afectados por el Proyecto de Restitución Ambiental de la Minería del Uranio (Pramu). “El objeto de este proyecto es lograr que, en todos aquellos sitios en los cuales se han desarrollado actividades intrínsecas a la minería del uranio, se restituya el ambiente”, sostiene en su web la CNEA. El trabajo en este sentido se debe realizar en distintos puntos de Chubut, Mendoza, La Rioja, San Luis y Córdoba.
Sobre la central ubicada en Córdoba, el geólogo Carlos Seara (UNC) aseguró que “desde el punto de vista geológico hay un riesgo” ya que Embalse se ubica sobre “una falla geológica, que se la conoce como Falla de Santa Rosa”. Por lo que, según dijo, están “frente a una gran incógnita”. “No sabemos si hay previsión frente a un posible accidente nuclear”, manifestó. Y agregó: “No sabemos qué programas oficiales existen al respecto”.
El especialista, también asesor de las asambleas ambientales de Andalgalá y Famatina, explicó, sin ánimo de alarmar, que “si bien la zona no tiene caraterísticas de fuerte sismicidad, puede ser afectada por un sismo mayor al promedio habitual de la zona, que es de 4 grados en escala Ritchter”. En caso de un eventual accidente “para enfriar la central se utilizaría el agua del Embalse Río Tercero, por lo que el agua se recalentaría. Sería un proceso de reciclaje”. “Es diferente el caso de Atucha, que está sobre la costa del Río Paraná, el agua no está embalsada”, comparó.
Mediante la invocación de la Ley 25.831 de Presupuestos Mínimos de Acceso a la Información Pública Ambiental, la ONG requirió a la CNEA que dentro de los 30 días hábiles responda a estas inquietudes. Asimismo, desde la organización le recordaron al ente estatal la reciente Declaración de Kiev en el marco de la Cumbre de Energía Nuclear, celebrada el 19 de abril pasado, y de la que la CNEA fue partícipe. En ese texto de carácter internacional se asumió: “Estamos comprometidos con el mantenimiento de los más altos niveles de preparación para emergencias y de capacidad de respuesta para mitigar los efectos de un accidente nuclear”.
Informe: L. R.
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