El remisero Marcelo Tagliaferro participó ayer de una rueda de reconocimiento en la que identificó “sin dudas” a Osvaldo Martínez, el único detenido por el cuádruple asesinato de La Plata. La noche en que dejó a una de las víctimas en la casa de las otras tres, donde todas fueron asesinadas, contó el propio Tagliaferro a la prensa, “yo vi una imagen de una cara; esa imagen es la que me quedó en la cabeza, y es la que hoy me permitió reconocer al acusado”. Además, fuentes policiales adelantaron que la causa sumó un nuevo testigo, cuya declaración ratificó lo dicho por Tagliaferro.

Sin embargo, consultado por este diario, el abogado de Martínez, Julio Beley, aseguró que no había sido notificado “oficialmente” de esa nueva evidencia. La etapa de instrucción aún no está cerrada; los resultados del estudio que determine dónde fue registrado el teléfono celular del acusado al momento del crimen están pendientes –aunque un informe preliminar ya estableció que estaba en el lugar del crimen–, así como los de las pericias de ADN sobre la cuchilla y el palo de amasar hallados donde murieron las tres mujeres y la niña.

Durante el trámite llevado adelante en la Fiscalía a cargo de Alvaro Garganta, el testigo Tagliaferro identificó “categórica y puntualmente” a Osvaldo Martínez “en segundos”, aseguró el abogado Fernando Burlando, representante de la familia de Marisol Pereyra, la joven que había llegado a visitar a su amiga Bárbara Santos. Tagliaferro manejaba el remise a bordo del cual Marisol llegó a la casa donde morirían ella, su amiga y la madre y la hija de su amiga. En la rueda de reconocimiento, aseguró que Martínez fue quien recibió a su pasajera en la puerta de la casa esa noche. El acusado fue, también, quien minutos después, cuando ella ya se encontraba dentro, regresó a la puerta para pedirle que se fuera.

De la rueda de reconocimiento participaron otros tres hombres además de Martínez. Sin embargo, el testigo relató que al ver a las cuatro personas “directamente apunté a la cara que tenía en la mente”. “Estoy seguro de que es Martínez. (Esa noche) yo vi una imagen de una cara que me quedó en la cabeza y que me permitió hoy (por ayer) reconocer al acusado... nunca tuve dudas”, aseveró Tagliaferro en las puertas de los tribunales de La Plata.

“No tengo dudas” de que Martínez es el hombre con el que habló aquella noche. La seguridad con que el remisero atestiguó, evaluó el abogado Fernando Burlando, representante de la familia de Marisol Pereyra, posiciona a los querellantes “en situación óptima para el juicio oral”. “Espero que (el reconocimiento) desa-credite la postura de algunos que defienden ni más ni menos a algunos que matan criaturas.”

Por otro lado, fuentes judiciales adelantaron que la causa incorporó las palabras de un nuevo testigo. Se trata de un hombre de 30 años, operador de sonido, que declaró haber visto al único acusado cuando hablaba con el remisero Tagliaferro. Entre las 0.15 y las 0.30 del domingo 27 de noviembre, el nuevo testigo pasó con su vehículo por el frente de la casa ubicada en la calle 28, entre 41 y 42, de La Plata, donde vivían Susana de Bárttole, Bárbara Santos y su hija Micaela, de 11 años.

El operador de sonido contó al fiscal de la causa, Alvaro Garganta, que esa madrugada se dirigía a un evento cuando, al pasar por esa cuadra, vio un automóvil Chevrolet Corsa con su conductor a bordo, quien sería el remisero Tagliaferro. El conductor hablaba con un hombre alto, “una persona de contextura considerable” que estaba de pie sobre la vereda. “No pude escuchar bien lo que decían, pero se escuchaba que el que estaba parado hablaba fuerte, en tono elevado”, detalló el testigo ante el fiscal. Además, señaló, en la misma cuadra esa noche se encontraba estacionado otro automóvil, de color blanco, que podría ser un Fiat Duna o un Fiat Uno.

En diálogo con este diario, Julio Beley, abogado del acusado, aseguró que “oficialmente” no fue notificado sobre la declaración de un nuevo testigo. En tanto, que el reconocimiento fuera positivo “no varió la defensa de mi cliente”. En Derecho Penal, las opiniones están divididas entre quienes sostienen que, porque mantiene vivo el recuerdo, es válido el reconocimiento de alguien cuya fotografía fue ampliamente publicitada en los medios de comunicación y quienes desacreditan el procedimiento porque la circulación de la imagen puede influir y modificar el recuerdo.