En Brasil, las intensas lluvias que azotan el sudeste y la sequía que castiga el sur mantienen al país en estado de emergencia, con un balance parcial de seis muertos, millones de damnificados y una cantidad aún no estimada de daños materiales. En Minas Gerais, las tormentas han llevado a Defensa Civil a decretar el estado de emergencia en 52 ciudades. Desde octubre, cuando comenzó el período de lluvias, fueron confirmadas seis muertes, provocadas por derrumbes, pero también porque las víctimas fueron arrastradas por la corriente. Además, dos millones de personas resultaron afectadas por los temporales, que continuarán al menos hasta mañana. La sexta víctima pereció ayer, en Ouro Preto, donde una carretera se derrumbó. Unos 150 vecinos del lugar fueron instados a abandonar sus casas ante el peligro de nuevas avalanchas.